Arqueología

Los mexicas no eran bárbaros ni vieron un águila devorando una serpiente: Eduardo Matos

Los mexicas no fueron un pueblo bárbaro, tampoco se asentaron en el Lago de Texcoco al ver un águila sobre un nopal, ésta no era devorada por una serpiente y sigue sin probarse de dónde provenían, afirmó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.
sábado, 27 de febrero de 2021 · 23:24

CIUDAD DE MÉXICO. – Los mexicas no fueron un pueblo bárbaro, tampoco se asentaron en el Lago de Texcoco al ver un águila sobre un nopal, ésta no era devorada por una serpiente y sigue sin probarse de dónde provenían, afirmó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.

En el ciclo “Grandes Maestros”, organizado por Cultura Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el que se suma al programa “México 500”, para reflexionar sobre los hechos que hace cinco siglos provocaron el devenir histórico del México Tenochtitlan, el especialista añadió:

Tanto las fuentes históricas, las crónicas del siglo XVI con el dato real, digamos, con el dato histórico. Entonces, el Mexica va después a decir que se van a asentar donde vieron que su Dios Huitzilopochtli les estaba indicando: el águila parada sobre el nopal. Nunca vieron eso, ese hecho jamás ocurrió.”

 

En una clase magistral dictada por el doctor honoris causa por la UNAM, sobre la fundación de México-Tenochtitlan, la Conquista y su rescate arqueológico, el fundador y director del Proyecto Templo Mayor, una de las tres clases que formaron este ciclo, detalló que las fuentes históricas revelaron hechos sobre la fundación de las ciudades mexicanas admiradas por los españoles: Tenochtitlan y Tlatelolco.

“Por lo general, muchos mitos de diversos pueblos se crean a partir de un hecho real, que es tan importante que entonces se mitifica. Lo que es combate entre hombres se convierte en lucha entre dioses”, comentó el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007.

Describió que, en 1325, años antes de la fundación, los mexicas provenían de un lugar llamado Aztlán, que en náhuatl significa “lugar de la blancura” o “de las garzas blancas”, el cual es presentado en la Tira de la peregrinación o Códice Boturini, pero no se ha podido comprobar el sitio de origen, afirmó Matos Moctezuma.

“Se ha dicho que los mexicas era un pueblo bárbaro, pero en realidad estaba bajo el control de otros pueblos, posiblemente del Tolteca, y ese carácter tributario los hacía ver que no tenían muchos conocimientos.”

Seguramente, cuando vino a menos el poderío Tolteca emprendió la búsqueda de un nuevo lugar y se dice que quien encabezó el peregrinaje fue el dios tutelar Huitzilopochtli o el colibrí zurdo o de la izquierda, pero las fuentes indican que se iban asentando en distintos lugares, indicó el también profesor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Uno de esos sitios fue Coatepec, donde dos de los barrios que forman el grupo mayor entraron en pugna: el de Huitzilopochtli y el de Coyolxauqui, resultando el primero el triunfador que después llegó a Chapultepec, donde tuvo problemas con los vecinos y comienzan la lucha entre pueblos, afirmó el experto reconocido con la Orden de las Artes y las Letras por el gobierno francés.

“Tanto las crónicas, especialmente del siglo XVI, se entreveran o mezclan con el dato histórico y el mexica va a decir que se asienta donde vieron el símbolo que su dios Huitzilopochtli les indicó: el águila parada en el nopal, pero ese hecho jamás ocurrió.”

Citó a Fray Diego Durán, quien en su historia de dos láminas, una de ellas el ave o águila devorando pájaros y otra la presenta con una serpiente en el pico y se preguntó: ¿por qué prevalece esta última? Porque como diversas sociedades del mundo el águila es un elemento de poder, inclusive en la simbología cristiana.

El control de esa zona la tenía el pueblo de Azcapotzalco, cuyo gobernante Tezozomoc ofrece que pueblen los islotes en medio del Lago de Texcoco con la condición de que sean sus tributarios y lo ayuden en sus guerras de conquista.

En 1337, un grupo de mexicanas se separa y fundan Tlatelolco. Posteriormente forman la triple alianza con los señoríos de Tacuba y Texcoco que quieren liberarse de Azcapotzalco, lo cual logran en 1428 y empiezan su expansión por Mesoamérica.

“Al momento del triunfo, Izcóatl, señor de Tenochtitlan, ordena que se reinscriba la historia y empieza a inventar una nueva historia. A mi juicio, ahí nadie el concepto del águila parada sobre el nopal. El águila representa a Huitzilopochtli”, relató el investigador.

En ese momento, el águila no devora a la serpiente como se visualiza en el Teocalli de la Guerra Sagrada, ubicado en la sala mexica del Museo Nacional de Antropología, donde se aprecia que tiene en el pico el símbolo de la guerra, el Atlachinolli.

“La Triple Alianza y Tenochtitlan llegaron a ter más de 300 pueblos tributarios. Esto trajo descontento fuerte entre los grupos sujetos. En 1473 ambas partes entran en combate y, finalmente, gana Tenochtitlán.

 

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