Arte

Mujeres, las constructoras del arte en México

Ya sea en actividades relacionadas con la economía del arte, la innovación museística, el discurso crítico o la gestión gubernamental, las mujeres han sobresalido a partir de los años treinta del siglo XX.
jueves, 11 de marzo de 2021 · 22:52

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Para que el arte sea y exista, es indispensable la participación de creadores y constructores. Los artistas son creadores, los mediadores son constructores. Y en el terreno de la construcción del arte en México las mujeres han sido pioneras, protagonistas esenciales y profesionales de primer nivel.

Ya sea en actividades relacionadas con la economía del arte, la innovación museística, el discurso crítico o la gestión gubernamental, las mujeres han sobresalido a partir de los años treinta del siglo XX.

Desde una perspectiva cronológica, el primer territorio en el que sobresalen es en la construcción del mercado mexicano del arte. Desde la primera galería que hubo en nuestro país –la Galería de Arte Mexicano, abierta en 1935 en la ciudad capital y dirigida por la emblemática Inés Amor (1912-1980)– hasta las primeras ferias internacionales de arte contemporáneo realizadas en territorio nacional, las mujeres han sido visionarias audaces de las posibilidades comerciales del arte.

En 1992, cuando apenas se iniciaba la reproducción global de las ferias, la promotora Gabriela López Rocha fundo la Expo-Arte Guadalajara en la capital tapatía. Vigente hasta 1998, el evento sobresalió como una plataforma en la que el cambio de paradigma artístico se expandía entre incipientes propuestas post-conceptuales y curadores pioneros que, a través de los encuentros realizados en el Foro Internacional de Teoría del Arte Contemporáneo (FITAC), discutían y se introducían en el predominio del discurso. Y si bien la Expo-Arte Guadalajara no pudo continuar, en 2002 otra mujer, Zélika García, asumió el reto de iniciar un nuevo proyecto ferial que se mantiene hasta la actualidad: ZONA MACO, una feria que se inició en Monterrey con el título de Muestra y que, después de una edición en la CDMX, cambió en 2004 a Zona Maco.

En el ámbito museístico las mujeres también han sido constructoras esenciales, tanto de recintos como de mecenazgos y servicios innovadores. La primera en sobresalir es Carmen Barreda (1908-1991), pionera en la fundación de patronatos institucionales y creadora, en el Salón de la Plástica Mexicana (SPM), de un modelo de administración gubernamental que se basó en el establecimiento de reglamentos de operación, metas concretas y la alianza no lucrativa con la iniciativa privada, Barreda, desde que fue su directora de 1952 a 1955, vislumbró la urgencia de crear un museo mexicano de arte moderno: a pesar del reconocimiento internacional que tenían los artistas nacionales, nuestro país, a diferencia de otros latinoamericanos, como Brasil y Argentina, no contaba con un recinto de este tipo. Para solucionar la carencia, Barreda gestionó con el presidente Adolfo Ruíz Cortines (1952-1958) su ubicación, y fundó la asociación civil Patronato del Salón de la Plástica Mexicana que, entre sus objetivos, tenía la adquisición de obras para destinarlas al futuro MAM (Museo de Arte Moderno) del que fue directora de 1964 a 1972, Carmen Barreda se impone como un antecedente de la gestión museística contemporánea. 

Heredera de los retos administrativos, financieros y de concepción museística que inició Barreda, la creadora del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Graciela de la Torre, se ha distinguido por una gestión que vincula mecenazgo, conocimiento académico, servicios especializados y estructura organizacional. Interesada siempre en el concepto más actual de la identidad y vocación museística, la historiadora del arte y especialista en alta administración de museos ha desarrollado una trayectoria que, en cada etapa, devela retos por los que han transitado instituciones museísticas a nivel global. Notoriamente interesada en la relación entre el museo y sus públicos, De la Torre destaca como pionera de servicios que transitan entre educativos y experienciales. Directora de museos gubernamentales tan relevantes como el Nacional de San Carlos (1977-1989) y el Nacional de Arte (1989-2003) –ambos pertenecientes al instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL)–, y directora de Artes Visuales de la UNAM de 2003 a 2020, la constructora museística se distingue no sólo por el impulso a patronatos, sino también por el diseño de programas dirigidos a diversos espectadores, ya sean de la tercera edad como con capacidades diferentes.

En la crítica de arte las mujeres son también protagónicas. Además de las muy relevantes Raquel Tibol (1923-2015) y Teresa del Conde (1938-2017) que, a través de su periodicidad periodística en la revista Proceso y el periódico La Jornada, respectivamente, definieron valores artísticos de creadores, funcionarios e instituciones, otras presencias exigen ser recordadas, entre ellas: Margarita Nelken (1894-1968), Berta Taracena (1925-2021) y Lelia Driben.

Con una participación híbrida en la construcción del arte por desempeñarse como funcionarias siendo académicas o creadoras, mujeres como Teresa del Conde y Helen Escobedo (1934-2010) merecen una mención especial. Escultora sobresaliente tanto en el contexto de la tridimensión convencional como en su expansión conceptual, Escobedo se desempeñó como una funcionaria abierta a las propuestas atrevidas, contestatarias y contemporáneas. Directora de Difusión Cultural de la UNAM de 1961 a 1979, y de 1982 a 1984 directora del MAM, Escobedo promovió la exhibición de propuestas conceptuales que alteraban el orden estético institucional. Atrevida en su permisibilidad artística, Del Conde apoyó la exhibición de propuestas nacionales y extranjeras que manifestaban la presencia de un nuevo paradigma creativo.

Y por último, la curaduría. Representada por María Guerra (1957-1999), tanto su presencia como su repentina ausencia recuerdan el vertiginoso escenario de los noventa mexicanos. Audaz, brillante, insolente, irreverente y contestataria, María exhibió en recintos privados y gubernamentales, con un gran profesionalismo, la transformación que vivía el paradigma artístico. 

Brillantes, comprometidas y eficientes, las mujeres constructoras han perdido continuidad. Invadida por profesionales que se caracterizan por su mediocridad, la gestión gubernamental actual está a cargo de mujeres como la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto; la directora del INBA, Lucina Jiménez, y la coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA, Mariana Munguía.

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