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El rock del difunto: las rolas inéditas de Rockdrigo González

Estas grabaciones comienzan con una rola introductoria al periodista José Xavier Návar, como una guía e invitación a escuchar las cintas que le encargó antes de morir el cantautor en los sismos de 1985.

SAN JUAN DEL RÍO, Querétaro (apro).- El movimiento rupestre, iniciado y liderado por Rockdrigo González en 1983, mantiene una favorable tendencia de reconocimiento creciente en esta época de la hiper-comunicación digital.

Las etapas más avanzadas del capitalismo han logrado hasta lo inesperado; un tiempo de híbridos donde a las generaciones que no nos tocó vivir aquel momento histórico de los rupestres contamos con la posibilidad de apreciarlo, disfrutarlo y hasta recomendarlo. Sí, el Internet ha sido clave de este acto de preservación de la memoria cultural, sumado, por supuesto, al tesón de los músicos rupestrosos a lo largo de los años.

Los “demos” de Pepe Návar

Estas grabaciones inéditas comienzan con una rola introductoria al periodista José Xavier Návar, como una guía e invitación a escuchar las cintas que le encargó antes de morir Rockdrigo en los sismos de 1985:

“Ahí te dejo estas canciones, a ver si te cuachalangan… aunque estén mal tocadas, porque no tienen matices, si te fijas, como si nada encontrarás tus raíces. Yo te digo: todas son del Rockdrigo.”

Sigue entonces un poema recitado por el músico tamaulipeco, denominado “Puertas deformes”, con una lírica densa. Luego, “Millonario”, cotorreo tragicómico del bolsillo del mexicano en aquella época (hoy más radicalizado), sobre un sujeto que se hizo rico pero no con dinero y billetes, sino de penicilina a montones.

Curiosamente continúa la única rola no escrita por Rockdrigo, a saber, “El rock del difunto”, escrita por el historiador del jazz mexicano Alain Derbez. La pieza es una crónica de viaje en automóvil en medio de la discusión de una pareja, con coros de Jaime López (fundador de Un viejo amor con Roberto González, fallecido en 2021) y el propio Derbez (quien el año pasado sacó su libro de ensayos “Por sabido de calla” en Ediciones Bon Art)

“A dónde fuiste a caer” es un tema que alude a la gran ciudad, selva de violencia, hipocresía y mediocridad en la visión del Rockdrigo. “Esperar otra vez” resulta peculiar porque el tema aspira a un amor bondadoso que acompañe nuestras vidas, filosofía nada frecuente en el “Sacerdote del rocanrol”, al igual que “Belleza interior”, con letra que apareció a manera de poema en el libro de 1999 editado por Pentagrama de Modesto López y la Universidad Autónoma de Nuevo León.

“Conjugando dados”, es un rock humano, rebelde, escrito con inteligencia y profundidad. En el mismo tono de inteligencia cabe también “Buda técnico”, una crítica a la religión occidental como chispazo de genialidad del maese Rockdrigo. Pronto, el relajo y el cotorreo:

“El buen chico”, rock sumamente pegajoso con lírica llena de “albures chilangolosos”, rimas y versos de cálido humor. “Piojos” lanza un rocanrol ranchero en la línea “Los ojos de Pancha” de Eulalio González “El piporro”. También “Un desvarío (imágenes)”, poema metafórico donde el Rockdrigo experimenta un viaje psicoanalítico freudiano y “Oh, nena, ¿qué te pasó?”, crónica de chavala quien enfrenta la cruda realidad del desamor.

Finalmente, otro chispazo de talento a través de “Mientras salga el sol en el valle de los Yaquis”, enigmática creación que exige escucharse completa para descifrar su mensaje, ya que, de entrada, el título es bastante sugerente a una perspectiva antropológica de la realidad (asunto nada ajeno al Rockdrigo pues “El profeta del Nopal” era bastante consciente del valor de la espiritualidad indígena por sus lecturas de Carlos Castaneda). Y que en estas cintas de Pepe Návar, su poseedor no permitió a quienes redactamos estas líneas oírlas todas en su extensión real. Se escuchan también tonadas como “Señor gasolinero”, en voz de Rockdrigo, además de “El campeón olímpico de la muerte”, con buena calidad, al igual que “Bella Esmeralda” y “La televisión”, que ya circulan por las redes aunque sin calidad de audio. 

El rescate de la banda

Como se dijo, existen varias canciones que podemos encontrar en Internet, subidas por los fans de Rodrigo, como las citadas “Bella esmeralda”, y “La televisión”, o “Amor visceral” y “El campeón olímpico de la muerte” y el “Blues huasteco”, rescatada hace una década de la Fonoteca Nacional que dirige Pável Granados, por Ricardo Bravo.

La guitarreada fue una pasión de Rockdrigo; por esa razón fue a probar suerte a la capital del país donde tenía amigos como su paisano Gonzalo Rodríguez, con quien más tarde haría dueto que llegó a presentarse en la sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes. Rodrigo confeccionó entonces la suite “Ya no juego”.

Ambos ensayaban en casa de Gonzalo, donde grababan las  canciones ajenas que iban a presentar o, incluso, algunas composiciones propias, Nuri Trigo, esposa del fallecido Gonzalo, afirmó con ternura y generosidad habitual en entrevista que aproximadamente son 20 canciones “de muy mala calidad que pudieron salvarse”, las cuales se pueden encontrar en la página “Crisol de palabras”, incluyendo “Poesía 5”, letra ya consignada en el libro de Pentagrama “Rockdrigo González” que coordinó Modesto López, y “Dicen que la gente corre con rumbo de la capital”.

Como sabemos, Quál es el grupo de Fausto que electrificó a Rockdrigo desde 1984 hasta su final. La alineación prístina se conformaba por el mismísimo Fausto Arrellín en la guitarra y el sintetizador, Paco Acevedo “El charro” en el bajo, y Adrián Gasca en la batería, siendo el secretario del grupo José Martínez Espinoza, mejor conocido como “Pepe Rolas”.

Pese a no gozar de buena salud desde hace una década, “Pepe Rolas” confesó que Rodrigo se molestó por la versión distorsionada que hizo Alex Lora de su emblemática “Estación del Metro Balderas”, grababa para el LP “Simplemente el Tri” (WEA, 1984), por lo que Rockdrigo le comentó:

--¿Como ves Pepito, lo de Alejandro Lora?

--Pues que te de tus créditos –respondió “Pepe Rolas”—; si no, pues desquítate con otra canción para él.

--Tienes razón, Pepito, mira… voy a ponerle otra letra a su “Triste canción de amor”.

Yo me desperté como a las once,

para ver si ella seguía ahí.

Qué sacón de onda me dio,

cuando de repente en la almohada estaba

solo este triste calzón de amor,

este triste calzón de amor…

Paco Acevedo comentó de una “contra versión sexista” para la obra teatral “Abolición de la propiedad” que montaban con José Agustín antes los sismos de 1985 donde murió Rockdrigo. Comienza así:

Esta casa no es mi casa y he encontrado a la sirvienta,

una chica que me pasa y la ruca se me avienta,

Me he sacado el chorizo mientras ella limpia el piso,

me la agarró empinadita y la vieja no se quita;

no se quita, no se quita, y menea su colita.

También el reggae “LA regué”, acerca de un muchacho mariguano que va a casa de su novia y se equivoca al ofrecerle de su cajetilla un cigarro de mota y no de tabaco a la suegra; el final parecía sugerir que el chavo terminó practicado el sexo con ella. Rockdrigo le dedicó también una al bajista Acevedo, “Paco el guapo”, rola quesque por ser el rostro galán del grupo. Y recuerda la escatológica “Mocos, abuelita”, que hizo Rockdrigo para el Mundial de Futbol México 1986:

No les gusta el rock and roll, que por que hay mucho desmadre,

 pero si vas para el futbol hasta te parten tu madre.

No les gusta el rock and roll, que porque hay sexo y que hay drogas,

pero si vas al futbol en puro pinche alcohol te ahogas

Y es que en un concierto de rock, por lo común no pasa nada,

 pero vete pal futbol hay muertos y la chingada…

No les gusta el rock and roll que pro música extranjera,

Pero que tal el futbol, ¿no de los ingleses era?

Asi que mo, mo, mocos abuelita…

ya no veas más el pinche futbol…

Fausto Arrellín, a su vez, platica que una canción de nombre “Oyendo pasos”, versaba sobre un machín que golpeaba a su esposa, violencia que le genera paranoia y se pasa todo el tiempo “sacado de onda para que no se la apliquen, oyendo pasos por todos lados”. Aparte, Rockdrigo había diseñado una especie de corrido donde tocaba él solo dos rolas juntas, una sobre “El pollito feo” y la otra el “Señor Loyo Gozón”:

Señor Loyo Gozón, candidato a diputado,

chayote de profesión, de la reata enamorado…

Asimismo, Fausto rememora la existencia de una canción de nombre “El sujeto iracundo”, donde sospecha que es una retratística del Rockdrigo como personaje principal, mirando los destrozos ecológicos en la Tierra desde el espacio exterior en su nave cibernética:

Un iracundo sujeto que aquí se sentía muy mal,

en un lugar muy secreto hizo una nave espacial.

Dotó al técnico artefacto de ñáñaras muy capaces

para llegar ipso facto hacia mundos más veraces.

Todo es aquí hipocresía, barbarie y explotación

y cuentan dos astronautas que vieron a un tipo loco

alejarse en el espacio aventando puros mocos…

 

El periodista de Proceso Roberto Ponce y Fausto Arrellín de Quál entregaron personalmente a Modesto López un cassette del Rockdrigo solista en concierto, grabado en el Teatro Esperanza Iris de Villahermosa, Tabasco, por Lázaro Palma, de la Comisión de Radio y Televisión de Tabasco (Corat) en 1983. Desafortunadamente, el gallego-argentino y naturalizado mexicano Modesto López enlató la grabación en la vieja casona de Ediciones Pentagrama de calle de Saltillo número 90, colonia Condesa, y no recuerda dónde fue a parar aquel cassette con piezas en vivo como “Metro Balderas”, “El tren de los locos” y “La máquina del tiempo”.

Por tal descuido, la cinta abandonada pasó al baúl del olvido.   

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