Elza Soares

Elza Soares y Garrincha, de las favelas a la gloria

Nacida en 1930, Elza Soares emergió en los años cincuenta como la figura pionera de la resistencia femenina en la escena de la samba brasileña, fuera de sus raíces y su cultura, para guiar a las artistas negras o de cualquier color de piel que surgieron hasta el presente.
domingo, 23 de enero de 2022 · 21:40

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).–El pasado jueves 20 de enero fue anunciada la muerte “por causas naturales” de la cantautora brasileña Elza Soares a la edad de 91 años, una artista fenomenal cuyo amorío con el futbolista bicampeón del mundo Manuel Francisco dos Santos, conocido como Garrincha (o “Mané” pa’los cuates) causó una y mil escandaleras en los años sesenta.

Para aquellos quienes tuvimos la fortuna de ver jugar aquí en México cuando éramos niños a Garrincha, sabemos que toda discusión sobre quién ha sido el mejor jugador en la historia del futbol (Pelé, Maradona, you name it!) es ridícula; como exagerado sería el decretar que Elza da Conceição Soares (su nombre completo) fue la vocalista femenina más grande del mundo y, sin embargo, la BBC así la coronó universalmente en 1999: “La voz del siglo”.

Hace un lustro salió su disco número 32: “A Mulher do Fim do Mundo”, consagrado como su óptima herencia sonora. James Acaster del tabloide británico “Sunday Times” alabó esa grabación de la siguiente manera:

“Juçara Marçal, Thiago França y Kiko Dinucci del grupo de rock fusión Metá Metá, todos ellos contribuyeron de forma sensacional para grabar ‘A Mulher do Fim do Mondo’ de Elza Soares, un disco que vio a una de las cantantes más idolatradas de Brasil reinventarse a sí misma… El álbum ve cómo Soares abraza al punk e incluso elementos del hip-hop mientras canta temáticas absolutamente personales como la violencia doméstica y transexualidad…

Para despedir a Elza Soares y agradecerle nunca haber bajado la guardia en el difícil arte de crear música por una eternidad, comenzaremos recordando su romance con el célebre artista del balompié mundial, Garrincha, campeón goleador de la Copa Jules Rimet de Chile 1962.

Pelé los presentó                   

En la biografía “Pelé. Porque el fútbol importa” (Celebra / Penguin Random House; traducción por Santiago Ochoa, 2014) Edson Arantes do Nascimento, “El rey Pelé”, relató a Brian Winter cómo Garrincha se enamoró de Elza Soares: 

“(…) hubo especulaciones en la prensa que se remontaban a comienzos de los años sesenta, en las que se sostenía que Garrincha y yo no nos llevábamos bien. La mayoría de ellas se basaban en la teoría de que él y yo nos habíamos enamorado de la misma mujer: Elza Soares, una famosa cantante de samba.

“La verdad resultó ser más divertida: después de lesionarme la ingle en la Copa Mundial de 1962 hice todo de terapias de rehabilitación en un esfuerzo desesperado por volver a jugar. Una tarde en Chile, yo estaba semidesnudo sobre una mesa cuando apareció Elza. Se veía preciosa, como siempre: sensual, serena y llena de vida… no sé cómo se las arregló para entrar al vestidor. Sorprendido, agarré una toalla, me cubrí y empecé a charlar con ella. Mientras hablábamos, Garrincha entró y conversó con nosotros. Comprendí de inmediato que Garrincha estaba hechizado, e incluso cuando Elza se fue, todavía parecía estar perdido en un sueño.

“—Hombre, Pelé –me dijo en voz baja--. Esa chica es realmente genial.

“—Sí –coincidí con él.

“—Hombre, es simplemente maravillosa. Guau. Qué chica.

“Permanecí en silencio con una sonrisa en la cara.

“—Hombre, sí –y luego Garrincha se detuvo--. Bueno –dijo--, ¡es una lástima que yo esté casado!

“Pero eso no lo detuvo. Garrincha y Elza comenzaron a salir durante ese Mundial que, obviamente, también vio a Garrincha realizar una de las mejores actuaciones individuales en la historia del fútbol, lo que nos llevó a conseguir el campeonato de 1962.” 

Todo nació en Chile

Ezequiel Fernández Moores cuenta en “Arte de Brasil”, publicado el 20 de enero del 2010 en “La Nación”, a 27 años de la muerte de Mané Garrincha (un artículo que incluye su libro “Juego, luego existo: Escribir el deporte” ):

“…[Chico Buarque] me cuenta que, para su sorpresa, Garrincha era un fan de Joao Gilberto. Chico se había autoexiliado en Roma cansado de la censura que la dictadura brasileña imponía a sus obras. Y Mané se había ido acompañando a su esposa, la cantante Elza Soares. El amor entre ambos provocó un escándalo. Mané podía acostarse con las mujeres que quisiera. Y, de hecho, lo hacía. Pero no se toleró que un ídolo popular, dejara a su esposa y ocho hijos por una cantante que había conocido en pleno mundial 62.

“Durante la Copa de Chile, la Soares había tenido una presentación de prensa junto con Louis Armstrong, que a cada momento le decía ‘my daughter’ (mi hija). Elza preguntó al traductor por qué Armstrong la llamaba todo el tiempo ‘doctora’ [NT: en inglés “daughter” suena a “dóter”, fonéticamente parecida a la palabra “doctor”]. Había nacido tan pobre como Mané, en la favela carioca Agua Santa. Se casó a los 12, fue madre a los 13, a los 15 vio morir de hambre a su segundo hijo y a los 22 quedó viuda de un marido que le había disparado en un brazo.

“Cuando a los 15 se presentó con la ropa que pudo a un programa de TV, el animador Ary Barroso [NT: autor de “Acuarela de Brasil”] en medio de las risas del público, le preguntó: ‘¿De qué planeta viene?’, ella le respondió: ‘Del mismo lugar que usted, señor Barroso, del planeta hambre’…”

Dios es una mujer   

Nacida en 1930, Elza Soares emergió en los años cincuenta como la figura pionera de la resistencia femenina en la escena de la samba brasileña, fuera de sus raíces y su cultura, para guiar a las artistas negras o de cualquier color de piel que surgieron hasta el presente, según leemos en la antología “The Passenger: Brazil” (Europa Editions):

“En el 2018, acompañada de un ramillete de compositoras jóvenes y cantautores, denominó a uno de sus álbumes ‘Deus É Mulher’ (Dios es mujer). Si bien provenía del universo de la samba, Soares no tuvo empacho en rapear canciones ajenas, por ejemplo, “Haití” de Caetano Veloso, uno de los temas más antirracistas de este creador de Bahía. Y aún en sus últimas obras, en las cuales ella aborda los asuntos del sexo, discriminación y violencia contra las poblaciones negras, Elza Soares continúa entonando cada palabra con su ronca voz cual si fuera un credo:

“—Yo pongo mucha atención a las palabras, el mensaje, a lo que dice mi canción –explica--. En este momento me parece importante hablar de la situación que está viviendo Brasil, hablar de la gente negra, de las mujeres, la comunidad gay pues sufren la cobardía de aquellos que los discriminan. Este es mi mundo, de eso se trata mi obra. Una tiene que ver a la realidad de frente… Hoy puedo ver que la gente es más sensible, más combativa, está más despierta y mejor informada que antes y sabe cuidarse mejor. Las mujeres ahora poseen más espacios para expresarse y para reaccionar.

“Nacida en una comunidad de miseria en las favelas de Río de Janeiro, Elza ayudaba a su madre lavandera, y tuvo un hijo siendo menor de edad.

“—Me casé y me convertí en madre muy joven –dice--- Para ser una adolescente yo era ya una adulta. Tuve que serla. Mi vida siempre ha sido difícil. Yo era una niña pobre de una familia pobre, pero nunca quise que sintieran lástima por mí, ¡nunca! Siempre poseí carácter. Trabajaba bastante duro desde pequeñita, jamás deseaba que la gente tuviera pena por mí y dijera: ‘¡Pobre Elza!’. Elza era una niña que quería triunfar. Había un sendero delante de ella y pensó: ‘¡Vamos a andar!’

“Y fue exactamente lo que hizo. Alcanzó la fama en los sesentas y fue la primera en llevar a la samba cantada el swing, las sombras del blues y la sofisticación del jazz. También era bella. El grandioso futbolista Garrincha se enamoró de ella y ella de él. Desafortunadamente, él tenía esposa y montones de hijas a las cuales abandonó, aunque las veía de vez en cuando. Empero, todo mundo culpó a Elza. La moral de ese tiempo y los periódicos la acusaron de ser culpable de las desgracias que sufría el campeón de pies disparejos, el prodigio del ‘dribbling’ que bebía como cosaco y por esto moriría ahogado en alcohol, sin un centavo y completamente solo, a los 49 años.

“Tuvieron juntos un niño [en 1976, Manoel Francisco dos Santos Filho, Garrinchinha] que murió chico [1986]. Garrincha solía manejar ebrio y alcoholizado, así perdió el control de su auto, se salió de la carretera y en el accidente pereció la madre de Elza [en abril de 1969]. Ella juró cortarse completamente su cabellera como manda para que él dejara la bebida y mantuvo su promesa. Reapareció con una peluca afro enorme, volviendo a los escenarios tras sufrir varias amenazas de muerte durante el período más oscuro de la dictadura militar. ¿Por qué fue considerada un blanco a ser destrozado? Por ser una mujer libre. Peor aún, era una negra libre que provenía de la pobreza y había salido ilesa. 

"Mujer de grandes luchas, Elza a menudo repetía que sobre ella caía el doble peso de ser negra y de ser mujer. Ya envejecía cuando cantó la hermosa canción de protesta ‘A Carne’: ‘La carne más barata del mercado es la carne de una negra’. Cuando vemos alzarse artistas emergentes como MC Carol y sus colegas funk del Brasil, el espíritu de Elza Soares siempre aparece en el horizonte de fondo. La novedad es que ellas no deben seguir la tradición de ser hermosas, como ella lo era. Ser guapa no es hoy ya una obligación: ‘sou feia mas tô na moda’ ().”

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