Alejandro Luna

Alejandro Luna, un escenógrafo e iluminador genial

Alejandro Luna es el más grande escenógrafo mexicano del siglo XX y XXI que dejó grandes enseñanzas, muchos teatros y espacios escénicos memorables.
miércoles, 21 de diciembre de 2022 · 18:39

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El pasado 13 de diciembre nos dejó Alejandro Luna (nacido en 1939), causando gran estremecimiento entre la comunidad teatral. Un hombre de teatro que revolucionó el concepto del espacio escénico y el valor de la iluminación.

Se graduó como arquitecto en la Universidad Autónoma de México y enfocó todos sus conocimientos en el diseño escenográfico en el teatro con más de 250 obras y en el diseño de arte para la pantalla grande. Fue maestro de varias generaciones de escenógrafos en el INBA y la UNAM y asesoró y construyó teatros en la Ciudad de México y en toda la República Mexicana. Gracias a él y a Olga Marta Dávila, contamos con el teatro hexagonal del Teatro Santa Catarina de Coyoacán y el del Foro de Sullivan (que fue derruido). Fue a Mexicali, a Ensenada y a Tijuana para asesorar la construcción de varios teatros y fue el responsable del rediseño de la casa teatral del colectivo Contigo América en la Nápoles, entre tantos más.

Trabajó en el siglo XX con grandes directores: Ludwik Margules, Luis de Tavira, Héctor Mendoza, Marta Luna y Juan José Gurrola entre otros. Recordamos espacios escénicos memorables como De la vida de las marionetas que dirigió Margules, La noche de Hernán Cortés de Vicente Leñero dirigida por Luis de Tavira, Exiliados en la puesta de Marta Luna y El hacedor de teatro, bajo la conducción de Gurrola.

Hizo mancuerna en los setenta con Fiona Alexander, su compañera, madre de Diego Luna, vestuarista que inició su colaboración en la ópera de Fausto, dirigida por Claudio Lenk en 1975 y La ópera de tres centavos en 1977 dirigida por Marta Luna. Su última participación de los 16 montajes compartidos con Luna, fue en la obra dirigida por Gurrola Miscast.

Alejandro Luna (1939-2022) concebía el espacio escénico en movimiento. Para diseñar, se paseaba por el foro fumando siempre, imaginando los significados del texto dramático y visualizando las propuestas del director. Buscaba el ángulo de observación, encontraba la síntesis y hacía sus planteamientos desde lo más mínimo. Lo menos es más, afirmaba. Luna decía que era un escenógrafo codirector, y cuando llegaba a conclusiones, las defendía a capa y espada y hasta a grito pelado.

Con Ludwik Margules, a cuyo lado trabajó en trece puestas en escena --veinticinco años de colaboración desde 1965--, tuvo un fuerte rompimiento después de acaloradas discusiones que, se sabía, fueron creciendo. Luna creaba imágenes dinámicas, consideraba la labor de los actores y valoraba cómo la luz transformaba o indicaba el espacio.

Con la vestuarista Tolita Figueroa, su compañera en los ochenta y noventa, emprendió grandes aventuras. Juntos hicieron, cine y teatro. Trabajaron en las películas de Santa Sangre de Jodorowsky, Gaby Brimer de Luis Mandoki y Cabeza de Vaca de Nicolás Echeverría. Su colaboración culminó con una compleja obra en el Teatro de Omsk en Rusia del Norte en 1988 que les llevó dos años de preparación y donde construyó una plataforma inmensa que flotaba en el aire. El antecedente de esta propuesta estaba en la plataforma de aluminio que construyó en 1992 para la obra La noche de Hernán Cortés y que tenía compuertas y varias inclinaciones.  

Fue maestro de escenógrafos que ahora brillan con luz propia como Gabriel Pascal, que fue su asistente un tiempo, Philippe Amand, Patricia Gutiérrez, Erika Gómez, su asistente también, por mencionar algunos. Como hombre de su tiempo, fue duro, en especial con las mujeres; pero también reía con gusto, tenía un ácido sentido del humor y era cálido con quien quería.

En el siglo XXI trabajó con directores jóvenes como Alberto Villarreal, David Gaitán y Martín Zapata y el tiempo ya lo había curtido.

Alejandro Luna es el más grande escenógrafo mexicano del siglo XX y XXI que dejó grandes enseñanzas, muchos teatros y espacios escénicos memorables.

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