Teatro

“La prueba perfecta”

“La prueba perfecta”, del dramaturgo y guionista norteamericano David Auburn, se monta ahora en México bajo la dirección de Rodrigo Nava, obra que tuvo importancia en Broadway en el año 2000, y en 2005 fue llevada al cine, protagonizada por Jake Gyllenhaal, Gwyneth Paltrow y Anthony Hopkins.
martes, 3 de mayo de 2022 · 10:00

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una historia familiar se va desenredando a partir de un padre cuya genialidad como matemático y su enfermedad mental hacen girar el drama. Él se presenta a través del recuerdo de una hija, y su ausencia convoca a dos hermanas y a un alumno matemático que intenta rescatar sus descubrimientos.

“La prueba perfecta”, del dramaturgo y guionista norteamericano David Auburn, se monta ahora en México bajo la dirección de Rodrigo Nava, obra que tuvo importancia en Broadway en el año 2000, y en 2005 fue llevada a la pantalla grande, protagonizada por Jake Gyllenhaal, Gwyneth Paltrow y Anthony Hopkins, basada en la obra de teatro.

“La prueba perfecta” tiene que ver con una prueba matemática difícil de comprobar, y que en apariencia es este matemático el que lo consigue, a pesar de sus deterioradas facultades psíquicas.

La muerte del padre lleva a cada una de ellas a un enfrentamiento y toma de decisiones difíciles para ambas. Cada una tiene su forma de vida y distintas formas de afrontar la pérdida. El resultado son una serie de reclamos y rencores escondidos, dinámicas de relación por las que se habían distanciado y que confirman sus diferencias.

El dramaturgo expone exhaustivamente­ la situación. Escenas largas con largos diálogos explicativos que si bien dejan en claro por qué no pueden conciliarse los intereses, la exuberancia verbal la acerca a textos dramáticos un tanto anquilosados y basados también en la estructura de oscuros entre cada escena. En la puesta en escena de Rodrigo Nava, esas pausas oscuras son largas y sin dinamismo, desaprovechando los juegos de la simultaneidad o los cruces escénicos fluidos. Estos tiempos muertos se retardan aún más porque son los mismos personajes de la escena anterior los que aparecen en la siguiente, para lo cual tuvieron que cambiarse de vestuario apresuradamente.

El espacio escénico es el jardín trasero de una casa clasemediera –con muros pintados como si fueran de piedra– y una mesa de jardín donde se aparece el padre dialogando con la hija, quien lo cuidó durante su enfermedad y que posee las cualidades de una matemática dotada que comparte ideas con él y el joven matemático.

Los actores que participan en la obra cumplen su intervención procurando la naturalidad, aunque el actor que sustituye en ocasiones a Plutarco Haza, como el padre, tiene dificultades de proyección actoral y sus textos muchas veces no se escuchaban del todo.

El juego dramatúrgico se inicia creyendo que el padre está vivo, para después descubrir que es la hija que convive con él la que lo trae al presente. Su ausencia es dolorosa y ha caído en depresión. A un personaje agresivo a momentos y a la vez con una gran indiferencia hacia los otros, se le contrapone una hermana pragmática y con intereses muy claros, que cree saber qué es lo que necesitan los demás.

Los personajes están bien delineados y nos transmiten esa desesperación de la incomunicación, aunque es difícil empatizar con alguno de ellos. Arantza Ruiz, Bárbara López, Estefanía Hinojosa y Sara Maldonado son las actrices que alternan funciones para encarnar a estos dos personajes. Jesús Zavala y Germán Bacco representan al personaje del matemático que, más que alumno, se convirtió en un colega del padre.

La prueba perfecta, en el Foro Shakespeare, es una obra que trabaja con las emociones de los personajes en situaciones críticas, y devela formas de relación familiares difíciles de conciliar y que invitan a la reflexión.­

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