Cine
“El hoyo en la cerca”
"El hoyo en la cerca" es todo un panfleto de denuncia contra la educación católica confesional, el adoctrinamiento de la extrema derecha en la clase privilegiada que fomenta el racismo y el desprecio al pueblo.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Los Pinos (nótese la referencia), es un centro escolar que posee una propiedad rural donde se organiza un campamento de verano; el terreno se haya cercado para asegurar que los alumnos, chicos de 13 años, hijos de prohombres de las altas finanzas y la política, se sientan protegidos del miedo que les representa la población campesina local. Un hoyo en el alambrado, punto de fuga hacia fuera y hacia dentro, establece la atmósfera de peligro y amenaza para la élite de estos consentidos del poder y de la religión.
Nada sutil, ni siquiera oblicuo, el guion de "El hoyo en la cerca" (México-Polonia, 2021), escrito por Lucy Pawlak y realizado por Joaquín del Paso, es todo un panfleto de denuncia contra la educación católica confesional, el adoctrinamiento de la extrema derecha en la clase privilegiada que fomenta el racismo y el desprecio al pueblo.
Aquellos fuera de la cerca, y quizás aún más a los propios compañeros dentro de la cerca, esos que se muestran vulnerables, no lo suficientemente machos, y se resisten un tanto frente a los dogmas indiscutibles de sus entrenadores, curas y maestros. Los oprimidos del pueblo actúan como simples borreguitos, por menos lincharon a un grupo de estudiantes en Canoa.
En contraste a la rudeza de su discurso, El hoyo en la cerca organiza, de un lado, un sistema visual que logra que ese grupo de púberes, controlados por sus educadores, se vea a la vez como un monstruo, una especie de hidra de la que salen más cabezas de las que se logren cortar; cualquier intento de rebelarse al absurdo impuesto acarrea peores consecuencias. Del otro, cámara y dirección dejan claro cómo cada niño hace suya la visión del programa moral y social; inoculado, el veneno de esa hidra circula por almas y cuerpos.
Así, el muchacho de piel oscura, acosado y maltratado cruelmente por su origen indígena, becado gracias a la caridad y condescendencia de la alta sociedad, rápido entiende que debe aliarse con el enemigo para sobrevivir; o el otro, lógico y con sentido de justicia, comprende que le toca ser chivo expiatorio y tragarse las calumnias de los representantes del Señor que todo lo ve y en el que nunca hay que dejar de confiar; la culpa como requisito de aceptación.
El hoyo en la cerca es, definitivamente, una película de terror tanto en su tratamiento en la tradición del cine de género americano, amenaza en la oscuridad, fuerzas malignas que acechan por ese boquete negro, acumulación de presagios (por ejemplo el agua oscura de la alberca, los conejitos asustados encerrados en cajas, la sensación constante de fatalidad), como a nivel del concepto moral y emocional de esos niños destinados a convertirse en abusadores y torturadores, el grado de maldad y sufrimiento que se les infringe para pervertirlos.
Si esta segunda cinta de Del Paso (Maquinaria Panamericana) evoca la atmósfera de miedo y paranoia de The Village (2004) de Shyamalan, la reflexión del universo simbólico que recrea es la de El señor de las moscas (Peter Brook); pero ahí donde la novela de William Golding proponía una reflexión antropológica sobre la dinámica del poder basada en el miedo y la superstición, El hoyo en la cerca propone una puerta cerrada, el infierno de una educación sin escape.
Crítica publicada el 12 de junio en la edición 2380 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.