Teatro

"Mujer, la verdad se enreda como un plato de espaguetis"

En un formato abierto en el que se mezclan el diálogo, la descripción y la narración en tercera persona, tres mujeres cocinan albóndigas en salsa de tomate de principio a fin.
martes, 9 de agosto de 2022 · 15:59

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Al interior de la familia se guardan secretos, rencores, violencias impronunciables que es momento de nombrar. Queralt Riera, actriz y dramaturga catalana, lo hace en su obra Mujer, la verdad se enreda como un plato de espaguetis, dirigida por Mariana García Franco y Diana Sedano.

En un formato abierto en el que se mezclan el diálogo, la descripción y la narración en tercera persona, tres mujeres cocinan albóndigas en salsa de tomate de principio a fin. Tres generaciones que van contando la historia a cachos y desde la perspectiva de cada personaje: La abuela, la madre y la hija –que es asimismo la hermana de ésta–, y el abuelo, a quien interpreta una actriz (aunque hubiera beneficiado una de mayor edad), quienes participan en el drama familiar. Hay dolor y también alegría. Tres mujeres que se rebelan a su condición, pero que también la padecen. Tres mujeres que muestran un universo femenino lleno de complicidades y un lenguaje íntimo único. Jimena Hinojosa, Priscila Rosado y Cosette Borges, tres actrices que desde la naturalidad y la ligereza nos cuentan la densidad de su historia. Hay momentos festivos y momentos dolorosos. Violencias constantes. Enojos e incomprensiones de lo vivido. Mujeres que se preguntan qué es ser mujer y cómo seguir siéndolo.

Mariana García Franco, con su experiencia en el performance y en el teatro documental, y la actriz Diana Sedano, insertan en la propuesta de dirección rompimientos actorales, imágenes aleatorias y un tránsito fluido y armonioso en esa inmensa cocina, el espacio de las mujeres donde contamos nuestras verdades mientras se preparan los alimentos.

El espacio escénico, diseñado por Natalia Sedano, al igual que la iluminación, es una cocina integral plateada que funciona en todos los sentidos: la estufa, el fregadero, la licuadora y el refrigerador. La salsa de tomate se licúa y se pone a sazonar; se pica la cebolla, el ajo, el perejil; se mezclan con la carne molida y se enharina para meterlo a la cazuela. Trabajo colectivo que se comparte entre mujeres. Es fantástico ver la llama de la estufa, el agua hervir y el vapor saliendo; reconocer esas labores y ese trabajo cooperativo para crear algo, el alimento, la vida. La metáfora está dicha y el disfrute se experimenta e identifica.

El espacio escénico se complementa con un tendedero escalonado al fondo. Ropa tendida y la pregunta constante de quién va a recoger la ropa porque se avecina la lluvia; otra preocupación cotidiana más. Es la ropa tendida también el cielo, el horizonte, el lugar donde se desaparece después de morir. Es donde se proyectan imágenes de otras mujeres, de otros tiempos, que coinciden en esas acciones que se repiten al infinito. El trabajo invisible vuelto visible. Ese tendedero de diferentes tonalidades que crean una atmósfera cálida y atractiva; una fuga vital.

En Mujer, la verdad se enreda como un plato de espaguetis, las palabras se repiten, frases reiteradas o narrativas, a veces al exceso, la madre dice y la hija dice, una y otra vez. Los diálogos están ahí y su fuerza es contundente, al igual que los monólogos que hablan de dónde guardar el dolor o el vidrio entre las albóndigas.

Mujer, la verdad se enreda como un plato de espaguetis, que se presenta en el Teatro Santa Catarina de la UNAM, es una obra refrescante y reivindicativa. Una propuesta con un atractivo visual y de contenido que sorprende por los secretos que se van develando y la forma en que lo hacen. Una obra que alza la voz, no a gritos, pero sí con la verdad en la mano.

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