Luisa Josefina Hernández

Luisa Josefina Hernández, ovación en su partida

Nacida en la Ciudad de México en 1928, es dramaturga en primera instancia, pero también reconocida por sus novelas y sus traducciones; hizo diversas adaptaciones y fue crítica teatral en los periódicos Ovaciones y Novedades.
martes, 24 de enero de 2023 · 08:42

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-Luisa Josefina Hernández es una de las más grandes escritoras mexicanas del siglo XX y su obra perdura hasta nuestros días. El pasado 16 de enero murió a sus 94 años de edad y el viernes fue despedida en el Palacio de Bellas Artes con grandes honores.

Nacida en la Ciudad de México en 1928, es dramaturga en primera instancia, pero también reconocida por sus novelas y sus traducciones; hizo diversas adaptaciones y fue crítica teatral en los periódicos Ovaciones y Novedades.

Irrumpe en el teatro de los cincuenta para romper con la tradición de la dramaturgia femenina doméstica y lanzarse desde el micro-universo a contextos políticos y sociales, históricos y regionales que muestran un México tradicional y sexista donde las mujeres van de la aceptación de su condición a un papel más activo en el rumbo de su vida, aunque sus finales no sean muy alentadores. Rosario Castellanos se preguntaba del porqué de sus desenlaces y admiraba su capacidad de evolucionar en cada novela, tanto en profundidad como en la amplitud del horizonte que abarcaba. El Fondo de Cultura Económica publicó La plaza de Puerto Santo en 1961 y Joaquín Mortiz Los palacios del desierto en 1963. Su novela Nostalgia de Troya ganó el Premio Magda Donato en 1971, y en 1982 Apocalipsis cum figuris el Xavier Villaurrutia.

Se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en Letras inglesas y Literatura dramática y Teatro. Fue alumna predilecta de Rodolfo Usigli y compañera de Jorge Ibargüengoitia, Emilio Carballido, Sergio Magaña y Rosario Castellanos. Usigli le confió su cátedra de Teoría dramática y ella continuó impartiendo sus postulados, enriquecida por los planteamientos de Eric Bentley y los suyos propios. Fue una maestra admirada, querida y también temida. Dirigió un tiempo el Departamento de Teatro e impulsó la polémica obra de El Fantoche, actuada por sus alumnos y dirigida por el venezolano Carlos Jiménez en el Foro Isabelino en 1973; punto de partida para la toma del Foro y la renuncia de Héctor Azar.

Durante su formación obtuvo la beca del Centro Mexicano de Escritores y la Rockefeller para estudiar teatro en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Obtuvo el Premio de Dramaturgia por trayectoria Juan Ruiz de Alarcón y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Letras, entre otros.

El teatro de Luisa Josefina Hernández ha transitado por el realismo, el teatro del absurdo, el teatro didáctico e histórico, especializándose en la pieza, donde ahonda en los personajes para irnos develando su transformación. Los frutos caídos, Los sordomudos y Los huéspedes reales son algunas de sus obras significativas. Los grandes muertos es su obra monumental, donde aborda la vida, las tradiciones, las pasiones y abandonos dentro de varias familias acomodadas de Campeche de finales del siglo XIX. Una epopeya fantástica que en 2018 la Compañía Nacional de Teatro, que dirigía Luis de Tavira, llevó a escena con seis obras de esta saga, bajo la dirección de José Caballero.

Luisa Josefina Hernández fue una gran dramaturga, con una inteligencia privilegiada y mucho sentido del humor. Su obra dramática y literaria, y su incidencia como maestra en el mundo teatral, son fundamentales para la historia del teatro mexicano.

Crítica publicada el 22 de enero en la edición 2412 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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