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Libros: Isabel Allende: "El viento sabe mi nombre"
Los colaboradores de la sección cultural de la revista Proceso --cuya edición ya es mensual--, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).Los colaboradores de la sección cultural de la revista Proceso --cuya edición ya es mensual--, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros). Ellos son Blanca González Rosas, Eduardo Soto Millán y Federico Álvarez del Toro, Estela Leñero, Javier Betancourt, y Jorge Munguía Espitia, respectivamente).
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Isabel Allende es una de las escritoras hispanoamericanas más leídas, al lado de Laura Restrepo, Mariana Enríquez, Valeria Luiselli, Rosa Montero, Fernanda Melchor y Julia Navarro, entre otras. En 1982 publicó su primera novela, “La Casa de los Espíritus”, a la que han seguido más de 25 obras. Algunas de ellas son: “De amor y de sombra” (1987), Eva Luna” (1987), “El plan infinito” (1991), “Paula” (1992), “Inés del alma mía” (2006), “El amante japonés” (2015) y “Violeta” (2022). Sus libros han sido traducidos a cerca de 40 idiomas.
Desde hace unos días está en librerías la novela “El viento sabe mi nombre” (Plaza y Janés; Barcelona, 2023. 348 pp.), surgida de la política anti- migratoria que implementó Donald Trump de separar a los niños. La acción implicó que a los padres se les alejó de sus hijos, quienes fueron encerrados en jaulas. Todo esto lo supo con detalle Isabel Allende a través de su Fundación, que está dedicada a promover y preservar los derechos de mujeres y niños. Así como a ayudar en los Estados Unidos y Europa a los refugiados que llegan de Centroamérica, México, África, Siria y Ucrania. De esa manera conoció lo que le sucedió a una pequeña niña en la que se inspiró para escribir su novela.
“El viento sabe mi nombre” está integrada por dos historias. La primera inicia en “La noche de los cristales rotos”, acto de brutalidad en contra de la comunidad judía realizado por los nazis el 9 de noviembre de 1938, en Viena. Ese día el doctor Rudolf Adler es herido en el barrio semita y arrestado. Después se sabe que es trasladado a un campo de concentración.
Ante la persecución que surge, la esposa y su hijo Samuel son protegidos por una familia alemana y un viejo militar. La represión aumenta y las familias judías deciden enviar a sus hijos a la Gran Bretaña en los trenes del “kindertransport”, para después reunirse con ellos.
Sin embargo su madre nunca puede alcanzarlo porque es detenida y enviada a Auschwitz. En tanto que Samuel es acogido por una familia inglesa y estudia música. Después emigra a los Estados Unidos, trabaja como violinista para una orquesta y es comentarista de música clásica en una estación de radio.
La segunda historia ocurre cuando el gobierno americano da la orden de retener a los niños de los emigrantes en los centros de detención, y expulsar a los padres del país. Las consecuencias son atroces por el mal manejo administrativo, ya que las autoridades policiales no registran los nombres, edades, lugares de origen de los infantes, ni tampoco asientan los sitios a los que fueron expulsados los parientes, por lo que cientos de pequeños pierden a sus progenitores e identidades.
En ese contexto, una trabajadora social y un abogado buscan a la mamá de Anita Díaz, una pequeña débil visual que es enviada a vivir en un centro de detención con otros niños. Ahí la niña conoce a Leticia, quien trabaja con Samuel, al cual le cuenta su situación. Inmediatamente el músico decide ampararla recordando su pasado mientras encuentran a la madre. La búsqueda es infructuosa porque ésta, Marisol, ha desaparecido, como tantas mujeres, debido a la violencia existente. Ante esta realidad los benefactores de Ana la protegen y la brindan un hogar en donde reina la música y la esperanza.
En esta obra Isabel Allende trata varias de las causas de la emigración. Una es la política que sucede cuando un grupo dominante decide expulsar, perseguir, aniquilar a quienes identifica como enemigos. Otra es la económica que surge cuando bajos salarios o falta de trabajo obligan a las personas a buscar sustento en diferentes lugares. Un tercer motivo es el social, producido por la violencia de género, que fuerza a las mujeres con sus hijos a huir hacia países donde suponen no existen esas agresiones.
La situación del inmigrante es de desamparo, ya que desconoce las formas, los valores, las actitudes, los lenguajes del país al que llega. Además, es estimado por los lugareños como un extraño, lo que le provoca miedo, inseguridad, recelo, desasosiego. No obstante, el conocimiento de esta circunstancia, por medio de la experiencia o la reflexión, provoca en muchas personas una empatía que se traduce en solidaridad, apoyo, generosidad e integración. Así como en acciones políticas que respeten sus derechos.
“El viento sabe mi nombre” es una novela que denuncia la situación de los emigrantes mexicanos, centroamericanos, caribeños y sudamericanos e invita a la solidaridad que se puede dar no únicamente a través de las instituciones u organizaciones, sino también de manera individual y en la vida cotidiana. La relación que hace Allende es intensa pero desigual. En ocasiones apresurada, queda la impresión de que no dejó reposar la historia para redondear algunos episodios.