Cine

“Anatomía de una caída”

El “trial movie” (drama legal) es un género muy americano que prolifera sobre todo después de la segunda Guerra Mundial, quizá producto de la necesidad de promover la fe en el sistema legal o, por el contrario, para exponer sus fallas.
viernes, 26 de enero de 2024 · 09:58

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En un suburbio de Grenoble, cerca de los Alpes franceses, la policía arresta a Sandra (Sandra Hüller), escritora, sospechosa del asesinato de su esposo Samuel (Samuel Theis), escritor también. Daniel (Milo Machado), el hijo de 11 años, ciego a causa de un accidente, regresaba de un paseo con su perro cuando tropezó con el cadáver de su padre. En el juicio, ciertos hechos parecen confirmar la culpabilidad de Sandra, un golpe en la cabeza que la autopsia no puede determinar si ocurrió antes o después de la caída del balcón, grabaciones de pleitos de la pareja, rivalidad profesional, y celos debido a la bisexualidad de ella.

El “trial movie” (drama legal) es un género muy americano que prolifera sobre todo después de la segunda Guerra Mundial, quizá producto de la necesidad de promover la fe en el sistema legal o, por el contrario, para exponer sus fallas. La estructura narrativa se acomoda bien con las etapas del proceso legal, y los resortes dramáticos, en principio, son tan claros como en el western clásico, duelo entre el abogado defensor y el fiscal, testigos y jurados, normalmente el público mismo, la declaración de inocente o culpable. Pero cuando una realizadora francesa como Justine Triet elige un género tan codificado, seguro que trae ases en la manga.

Claro está que en “Anatomía de una caída” (Anatomie d´une chute; Francia, 2023) las cartas que juega no pretenden manipular al espectador, sino involucrarlo en la imposibilidad de simplificar y juzgar la conducta de un ser humano y sus motivaciones; pensante e inteligente, Sandra rebate al fiscal cuando éste intenta definir su relación con el marido, el universo de una pareja no puede reducirse a un acomodo legal, menos cuando el fiscal proyecta sus fantasías y delata prejuicios misóginos.

Aunque su personaje habla y entiende francés, la alemana Sandra Hüller, actriz conocida por su papel en “Toni Ermann” se expresa en inglés como para aprovechar la distancia que permite la lengua y defenderse desde ahí. Es esta margen, especie de tierra de nadie donde tiene lugar el duelo entre el proceso legal y la psicología compleja del individuo, una mujer inteligente y a la vez vulnerable, el que explora la directora.

En los comentarios sobre la cinta, abundan las referencias a clásicos del género: “El veredicto”, “Testigo de cargo” (Witness for a Prosecusion), pero el título que eligieron Triet y su esposo, el guionista Arthur Hariri, advierte claramente su propósito, “Anatomía de un asesinato” (1959), basada en la novela que escribió el abogado defensor del caso del austriaco, nacionalizado americano, Otto Preminger.

“Anatomía de una caída” mantiene un diálogo constante con su fuente de inspiración, como si Justiene Triet quisiera cotejar hasta qué punto los tabúes que Preminger enfrentó --en su momento el alcalde y la policía-- intentaron frenar la exhibición de “Anatomía de un asesinato” por la crudeza de su lenguaje, por las referencias sexuales prácticamente explícitas, y por sugerir la falla de la ley frente a la complejidad del factor humano. 

Los celos sexuales del difunto marido parecen inaceptables para el elemento masculino de la acusación, pues la bisexualidad de Sandra es un tabú que inclina la balanza hacia la culpabilidad; sobre todo, el papel de Daniel, que adquiere dimensión en la medida que transcurre la película, y cuya ceguera funciona como alegoría de la dificultad de un hijo para ver con claridad la mecánica de la relación parental, se establece como una interminable escena primitiva, en sentido freudiano (el impacto emocional del niño frente a la sexualidad entre los padres). Triet logra que el espectador participe de esa misma postura: ¿Qué ocurría en la intimidad entre Sandra y Samuel?

 

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