ATUENDO: Genio y figura

martes, 29 de julio de 2003 · 01:00
*"Ganamos, no nos hicieron gol" Ricardo LaVolpe Guadalajara, Jal, 28 de julio (apro)- Tiempos traen tiempos Hay tiempos para arrojar lanzas y tiempos de recoger varas Si el ayer fue tiempo para Hugo, el hoy le toca a LaVolpe "Sabía virtud de conocer el tiempo", decía el maestro Renato Leduc A diferencia de Hugo y LaVolpe, cuyos egos inflamados chocan con singular frecuencia, es que el periodista no necesita triunfos ni derrotas para manifestar su posición en el medio Es simplemente un testigo de los hechos Si LaVolpe gana o pierde da lo mismo, porque su función es la de observar, detallar y concluir Si Hugo habla y LaVolpe calla, igual el periodista mantiene su posición de testigo privilegiado del pleito No lo fomenta Se sirve de él para mantener una posición crítica en el medio Si Hugo arroja piedras sobre LaVolpe, el periodista recoge los detalles de los disparos y las consecuencias en el agredido, para relatar mejor Cuando LaVolpe se hincó, miró al cielo, recordó (dijo él) la memoria de sus padres y agradeció a Dios su conquista, también le quedó el espacio para disparar su contraofensiva El futbol da para eso y mucho más Hoy es tiempo de LaVolpe, pero Hugo tiene todo el mañana a su favor Finalmente la Copa de Oro es un torneo menor en relación con los verdaderamente importantes, que son la Copa del Mundo, la Copa América o la Confederaciones En esos torneos LaVolpe y el equipo mexicano se pondrán a prueba frente a rivales de otro nivel, no algunos cortacocos de la zona geográfica donde habitamos, ni a rivales como Brasil, que guarda a sus mejores hombres para los torneos de verdad, no a los cuales asiste como invitado, nada más para llevarse algunos dólares Tiempos traen tiempos Hugo puede guardar o incrementar su arsenal de piedras porque sabe que en los momentos difíciles que vivirá la selección de LaVolpe, él tendrá a su mano la resortera o el misil para dispararle a quien llama su "enemigo" Por lo pronto, el ego de Hugo no vive sus mejores momentos, aunque el de LaVolpe puede seguirse inflando, hasta casi convertirlo en un globo dirigible LaVolpe prometió no agrandarse con la conquista, a la cual él da toda la importancia, aunque otros escépticos se la quitan También prometió prudencia en el momento de gloria personal que vive (llevaba apenas un título en 20 años de entrenador, así que el segundo campeonatito no le cae mal), pero nadie se lo cree, porque genio y figura lo serán hasta la sepultura

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