Atuendo: Caras nuevas
"El que no tiene perro, caza con gato": Ney Blanco
México, D F, 29 de diciembre (apro)- Aunque en México el vocablo "refuerzo" se utiliza en cada fase previa a los torneos, en realidad lo normal sería hablar de "caras nuevas" en los equipos Refuerzo sería que viniera Ronaldinho al América, Zidane al Cruz Azul, Ronaldo a los Pumas, Kaká a los Tigres o Adriano al Monterrey
Normalmente, lo que se consigue en los mercados nacional, centroamericano o sudamericano apenas alcanza la consideración de "cara nueva"
Muchas veces lo que hacen los equipos es sólo cambiar de nombres o de jugadores en posición por posición Por ejemplo: las Chivas trae a Diego Martínez, del Encasa, y deja ir a Rafael Medina al Santos, en un país donde cualquiera de lo dos puede ser seleccionado nacional O el Monterrey, que da de baja al brasileño Alex Fernandes para incorporar en su lugar al chileno Reinaldo Navia
¿Cuál es la diferencia en ambos casos? Ninguna Simplemente es cambiarle el apellido a la camiseta número "2" de las Chivas o al "9" del Monterrey
Las grandes figuras del futbol sudamericano son contratadas en Europa, el mercado que mueve más dinero en el mundo del futbol Cuando se habla de Ronaldinho, de Kaká, de Ronaldo, de Adriano, de Robinho o de cualquier otro astro del continente, las cifras andan por encima de los 25 millones de dólares, cuando hay equipos completos en México (varios juntos) cuyos presupuestos anuales no se acercan siquiera a esa cifra
Vaya: el Barcelona de España tuvo este año un presupuesto de 250 millones de dólares para el sostenimiento de su equipo Esa cifra no se mueve en los 18 equipos de la primera división en México
¿Cuáles refuerzos pueden venir al futbol mexicano? De Sudamérica, los que no tienen cotización para ir a Europa, o ya habiendo probado allá, no dieron el rendimiento exigido O como en el caso del "Piojo" López, que fue figura en Italia, y viene en la fase final de su carrera
El vocablo "refuerzo" le suena bien a los aficionados Es una píldora de fácil consumo, una esperanza de un mañana mejor y, en muy pocas ocasiones, se convierte en eso: en verdaderos refuerzos
Ahora, pueden llegar a ser jugadores "rentables", "útiles", pero hablar de refuerzos es entrar al mundo que no se conoce en México: el de los cracks internacionales Pero como parte del folclor nacional, también en el futbol se venden esperanzas, ilusiones, pero no en la política, sino en la configuración de los equipos
Cuando Jorge Vergara habla de que está "reforzándose", en realidad quiere decir que está cambiando de nombres en las camisetas Viene primero Diego Martínez y, ahora, Carlos Adrián Morales, pero llegan como los que se van: a cubrir huecos, a llenar espacios que necesariamente tienen que ocuparse, pero que no necesariamente serán las grandes figuras que espera la afición, porque simple y sencillamente esas no existen en México
¿Quién podría considerarse un verdadero refuerzo para las Chivas? A nivel internacional, ninguno, por su política histórica nacionalista
A nivel mexicano, el único que se acercaría a esa consideración sería Rafael Márquez, figura estelar del Barcelona de España Su imposible contratación sería de verdad un refuerzo Pero no estando a su alcance, por su alta cotización del momento (el Atlas lo vendió al Mónaco en seis millones de dólares y Barcelona lo compró en ocho; actualmente vale 15 millones de dólares), entonces las Chivas sólo tienen la posibilidad de cambiar de rostros en la foto oficial y de nombres en la espalda de las camisetas
El llamado "futbol de estufa", el tiempo en que los equipos contratan jugadores, sirve nada más para alborotar un poco la gallera, para ponerle condimentos al caldo y para mejorar la mercadotecnia de los equipos cuando se dice que tal o cual equipo se "reforzó" hasta los dientes, cuando en realidad sólo cambió de caras en su plantel