Reciben como héroes a niños triquis campeones en basquetbol

jueves, 17 de octubre de 2013 · 18:56
MÉXICO, D.F. (apro).- Ya llegaron. Alcanzaron la gloria descalzos, y hoy regresaron a México como héroes: con el campeonato del IV Festival Internacional de Minibasquetbol realizado en Argentina. El nivel que mostraron en el torneo fue muy superior al de sus rivales. Su invicto y los marcadores que lograron así lo dicen: 86-3 contra Celestes; 22-6 contra la Universidad de Córdoba; 72-16 ante Central; 82-18 contra Hindú; 44-12 con Monteéis; y 40-16 frente Regatas de Mendoza. Hoy, además, evidenciaron que su humildad es directamente proporcional a su talento: “(Nuestro rivales) jugaron bien, pero ganamos el Mundial y nos dieron reconocimientos para llevarlos a Oaxaca”, dijo Melquiades, uno de los campeones, a su llegada al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Melquiades, como todos sus compañeros, es un indígena triqui y vive en Oaxaca. Él prefiere jugar descalzo. “Algunos juegan con tenis y algunos se acomodan más sin tenis”, explicó Melquiades, que es del grupo de los que rechazan el calzado, igual que sus amigos Germán, Tobías, Abimael y Bernabé. Así son más rápidos, dicen. “La gente quedó muy sorprendida porque éramos el único (equipo) que jugábamos sin tenis”, abundó Abimael García. Dylan, Fernando y Anselmo, en cambio, si prefieren los zapatos deportivos. Como haya sido, la mezcla funcionó. Los chicos de entre 8 y 11 años de edad dejaron muy en alto el nombre de México en el festival realizado este fin de semana, donde participaron 20 equipos de ocho países de América Latina (En total, 8 mil chicos). Los niños llegaron hoy a las 6:50 de la mañana, en un vuelo proveniente de Chile. A las 7:30 se reunieron con los medios para platicar su experiencia. Le echaron porras a México en el lobby, se dejaron tomar fotos con los viajeros y sonrieron, siempre sonrieron. “Estoy muy emocionado por ir a conocer a otro lado y estar acá con los mexicanos”, dijo Melquiades. Después tomaron el avión que los llevó a Oaxaca, desde donde se desplazarían a sus comunidades de Juxtlahuaca, Suchixtlahuaca, Sierra Norte y Lázaro Cárdenas. Pero sólo estarán ahí unos días. A fines de este mes el equipo acudirá a otro encuentro internacional en República Dominicana. “Algo que cuidamos mucho y que no quiero que pierdan nunca es su cultura, su esencia, su humildad, su sensibilidad”, dijo a la prensa Sergio Zúñiga, el entrenador. “Los niños entrenan descalzos, caminan todo el tiempo descalzos. Es una cultura, pero además no hay recursos para comprar calzado”, puntualizó a CNN. "Es hermoso ver que todas las contras que tenían los niños se convierten en sus armas. El hambre, la pobreza, los motiva a mostrarse tal como son. Es algo que nos hace falta en México: carácter, firmeza, fortaleza interna. Están dando el ejemplo a todos, incluso a mí, de que sí se puede”, ya había afirmado en una entrevista con la Federación de Básquetbol de la provincia de Córdoba (FBPC). Y Zúñiga también es humilde. De hecho, él fue quien hace tres años creó el proyecto, que no sólo busca crear buenos —como él lo fue—, sino ayudarlos a superar la marginación. Las comunidades indígenas triquis de la sierra del estado sureño de Oaxaca son algunas de las más pobres y marginadas del país (y del mundo). "Para triunfar en la vida no necesitas de grandes equipos, no necesitas de toda una vestimenta única... cuando juegas con corazón, con lo que vienes y estás dispuesto a hacer, los resultados se dan", añadió. Desde el inicio de su participación en Argentina, los también llamados “Gigantes descalzos de la Montaña”, mostraron su talento. Incluso, en un partido de futbol que jugaron también vencieron 3-1. Ya después el presidente Enrique Peña Nieto aprovechó para montarse a la gesta. “Las victorias del equipo triqui de la Academia de Baloncesto Indígena de Oaxaca son un orgullo para los mexicanos”, aseguró Peña Nieto en su cuenta de Twitter. También la Cámara de Diputados les rindió homenaje. Les dedicaron un minuto de aplausos. Ni el presidente ni los diputados hablaron acerca de la pobreza de los niños que, además de excelentes basquetbolistas (el promedio de estatura de los jugadores ronda el metro 30 centímetros) son buenos estudiantes: para estar en el equipo deben mantener un promedio de 8.5 en sus primarias.

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