Ser de centro izaquierda

martes, 27 de noviembre de 2001 · 01:00
Siempre le he tenido un poco de desconfianza a las encuestas Suelen en las elecciones, donde abundan, ser más un instrumento de inducción que un reflejo de la realidad Y es que la encuesta se convierte en factor de convencimiento y como los mexicanos tenemos un miedo cerval a perder, la encuesta como que presta una cierta garantía de que las cosas van a ser como la encuesta dice Por ahí jugó el voto útil, genialmente inventado, que demostró ser tan eficaz aunque a poco más de un año de distancia, ya genera serios arrepentimientos En la encuesta de REFORMA sobre las opiniones políticas de los miembros del PRI encontré, además de notables contradicciones, una línea que me hace presumir graves ignorancias Por una parte se manifestó de centroizquierda alrededor del 25% de los priístas encuestados con un 53% que oscilaba entre el centro, el centro derecha y la derecha Pero en una sorpresiva contradicción, más del 80% se inclinaron por la socialdemocracia Quisiera saber, a la vista de tan curiosos resultados, que es lo que los señores del PRI consideran centroizquierda y que es lo que esa mayoría insólita presume que es la socialdemocracia A Marx no le hacían mucha gracia las ideas de Lasal, un aristócrata dueño de una oratoria impactante que convencía a los obreros y que buscaba un socialismo sin dictaduras del proletariado, coexistiendo con el capitalismo y buscando el poder por la vía democrática de las elecciones y no mediante la revolución Quizá su expresión moderna más notable vivió en la personalidad subyugante de Willy Brandt La socialdemocracia, sin la menor duda, es la única versión actual de un socialismo moderado Y, tal vez, la única esperanza y más que relativa, de que el socialismo se salga de la tumba en que se depositó al Muro de Berlin en 1989 y sin ataduras dictatoriales, con el peso de los votos (lo que ya se está produciendo en antiguos estados socialistas, Polonia entre ellos), logre llegar al poder Pero lo que pasa es que los socialdemócratas o que, por lo menos, así se autocalifican, ya no convencen demasiado Mr Blair, en su alianza vergonzante con Bush, ha puesto de manifiesto que difícilmente se le puede considerar como un hombre de izquierda Algo parecido le pasa a Monsieur Jospin y - lo digo con preocupación - al parecer Felipe González juega en el mismo equipo Partiendo del supuesto de que en efecto el señor Bin Laden haya provocado los acontecimientos del 11 de septiembre, lo que no ha sido probado y se tuvo por cierto con la simple declaración de Blair de que había visto papeles expresivos: esa prueba, jurídicamente, no hay quien le dé valor, lo único cierto es que el terrorismo no se puede liquidar haciendo terrorismo a lo salvaje como han sido los bombardeos norteamericanos en Kabul y otras ciudades de Afganistán Eso no puede ser socialdemocracia Esa llamada socialdemocracia tiene cada vez más, en los hechos, los aires de un derechismo imperialista y prepotente Ahí va también Herr Schroeder, en el que se tenía cierta confianza de que podía representar un gobierno con sentido social En esos términos lo que parece es que nuestros priístas, entusiasmados con esos modelos, asocian la social democracia a las formas más conservadoras y se olvidan de que, en la realidad, se trataría de una posición de izquierda moderada Buena, a falta de algo mejor Ese despiste ideológico y la sensación de que los priístas buscan triunfos y poder y consideran que Roberto Madrazo puede lograrlo, me hace llegar a la conclusión de que no estamos en presencia de un problema ideológico sino de un problema práctico No se trata de seguir a Ferdinand de Lasalle (un Lasal afrancesado) sino a quien tiene más perspectivas, con buenas experiencias previas, de alcanzar el poder El poder como única ideología Desde hace muchos años considero al PRI como una agencia de empleos El camino ancho y generoso de la política requería el paso previo por el Partido que se convertía así en un pasaporte para la gloria Había, por supuesto, un anclaje bueno para todo: citar a la Revolución Y la suprema y maravillosa contradicción de que, además, fuera institucional A partir de allí se podía cultivar el corporativismo, a cambio de una promesa de votos que encontraría su justificación en el hecho de que, por ejemplo, el ingreso a la CTM implica, de acuerdo a sus estatutos, adquirir sin más la condición de priísta Claro que eso no es suficiente y para conseguir el poder, única ideología en juego, podían hacerse muchas cosas Se hicieron, en todos los órdenes, particularmente en 1988 Lo curioso es que cuando Ernesto Zedillo fijó la sana distancia, comenzó la orfandad aunque el hecho democrático salvara muchas cosas y diseñara, desde entonces, un México diferente Estos socialdemócratas de la Asamblea múltiple no convencen en absoluto Ser de izquierda, aunque sea con la moderación de la socialdemocracia, es algo muy serio Los priístas no lo merecen Y, finalmente, no lo son

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