Poderes fácticos e intereses de partidos frenan progreso de México: Gurría
MÉXICO, DF, 7 de enero (apro).- México no puede estar condenado a sucumbir “ante el efecto paralizador de la fragmentación del voto o de los intereses partidistas”; tampoco se debe tolerar que los cambios, las decisiones de progreso, “zozobren una y otra vez ante la supremacía de los poderes fácticos”, señaló el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), José Ángel Gurría.
“No. Otro México es posible”, sentenció, a voz en cuello, José Ángel Gurría al término de su participación en el seminario “Perspectivas económicas 2011”, organizado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Antes, el también exsecretario de Hacienda y excanciller (ocupó esos cargos en el gobierno de Ernesto Zedillo), dijo que si bien México ha logrado una estabilidad macroeconómica y monetaria más sólida que la de muchas economías emergentes, “se está quedando rezagado en competitividad, productividad laboral, distribución del ingreso, sostenibilidad (sic) fiscal, innovación, educación”.
“Esto –agregó-- nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué México no ha podido avanzar en las grandes decisiones de transformación económica y social?”
La respuesta, aunque de manera implícita, encubierta en preguntas, él mismo la dio: porque a los partidos les interesa más conservar a sus votantes y porque a los poderes fácticos, particularmente las empresas monopolistas, frenan la competencia.
Insistió: Otro México es posible:
“Un México mejor educado, con más competencia en todos los sectores, con menor desigualdad de ingresos y oportunidades, con programas de gobierno financiados de forma sana en el contexto de un sistema fiscal moderno y competitivo, con flexibilidad en los mercados laborales y de productos, con un mejor sistema de justicia, y con partidos políticos que sepan distinguir y privilegiar el interés nacional por encima de sus intereses electorales de corto plazo.”
Gurría elogió las políticas macroeconómicas del gobierno federal y la política monetaria del Banco de México. Han sido, dijo, apropiadas y oportunas para apoyar la recuperación de la economía.
Sin embargo, advirtió que “el mercado interno sigue débil, su nivel de productividad sigue siendo el más bajo de la OCDE y su competitividad se ha erosionado en los últimos años, cayendo por debajo de muchas economías emergentes”.
Y ha sido así, arguyó, porque el país ha venido posponiendo las reformas de fondo cruciales en sectores clave; reformas que son indispensables para poder generar un crecimiento endógeno sostenible.
Luego enumeró las urgencias:
En primer lugar, mejorar la calidad de la educación. “México no puede seguir estando al final de las listas, por mucho que mejore su posición relativa. Sin educación de calidad, México no podrá reducir las disparidades ni construir una clase media próspera, promotora de las grandes transformaciones. Además, no podrá competir con éxito contra otras economías emergentes.
Gurría también dijo que a México le urge actualizar su marco laboral. “El que tenemos ya es obsoleto. Necesitamos un nuevo marco más eficiente, y sobre todo más incluyente. Cerca de la mitad de los jóvenes mexicanos entre 15 y 19 años ni estudia ni trabaja. Los famosos ‘ninis’. Sólo 43% de las mujeres en edad de trabajar está en la fuerza laboral”.
Dijo que la propuesta de reforma laboral presentada por el gobierno es perfectible, “pero es la mejor opción que hemos tenido en mucho tiempo para crear más y mejores empleos. No la desperdiciemos.”
También –agregó-- urge mejorar los niveles de competencia.
“La falta de competencia efectiva en sectores estratégicos como el de las telecomunicaciones, los transportes o la energía, no sólo desincentiva las inversiones, también se traduce en un impuesto invisible para el consumidor”, advirtió.
Consideró que la reforma de las leyes de competencia, tal como pasó de la Cámara de Diputados al Senado, era una reforma que pondría a México a la par de los más altos estándares internacionales. “Esperamos que no se diluya ni pierda fuerza en el proceso legislativo. La búsqueda democrática de los consensos no tiene que resultar en el mínimo común denominador.”
Como un imperativo calificó Gurría hacer cambios de fondo en el sistema fiscal mexicano. “México sigue teniendo una de las recaudaciones fiscales más bajas del mundo. Además, depende en una altísima proporción de los impuestos vinculados a la producción y exportación de hidrocarburos.
“Y lo más grave quizá es que nuestros escasos recursos fiscales no están incidiendo en la reducción de las disparidades, como en otros países. A México le urge una reforma fiscal de fondo, en la recaudación, pero también en la aplicación e impacto del gasto.”
Finalmente, el secretario general de la OCDE, que tendrá múltiples actividades en el país la próxima semana, concluyó que hay otras reformas cruciales pendientes, como la del estado de derecho, o la del sistema nacional de innovación, el crecimiento verde y, sobre todo, la reforma de la economía política.
Pero, ante todo, dijo, “¡tenemos que aprender a ponernos de acuerdo!”.