MÉXICO, D.F. (apro).- Ante la creciente inseguridad que se vive en el país, cada año la industria del vestido invierte alrededor de 800 millones de pesos en seguridad, que equivalen a 2% de su producción total, reveló Marcos Cherem, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive). De acuerdo con Cherem, la violencia es otro factor que limita la competitividad de esa industria, comparada con la de otras naciones, que no tienen que invertir en seguridad “debido a que cuentan con carreteras vigiladas y un índice de violencia y criminalidad mucho menor al de México”. Además, dijo, muchas empresas de seguridad privada no quieren brindar el servicio en algunas zonas del norte del país, debido a la extrema violencia. “Tan sólo custodiar un embarque de 40 mil metros de tela de Manzanillo a México cuesta 20 mil pesos con guardias armados, porque es sumamente peligrosa la ruta, y por eso requerimos mayor seguridad en las carreteras. Muchas de las empresas que exportan y deben contratar seguridad privada, se enfrentan al tráfico del producto en la frontera norte, especialmente en Nuevo Laredo”, alertó Cherem. Según la Canaive, los criminales les exigen el llamado “cobro de piso” para poder utilizar las carreteras del país, por lo esta industria ha cambiado incluso su forma de logística a otras menos eficientes y más tardadas, como el ferrocarril. “En las carreteras hay un problema serio de inseguridad, hemos cambiado la logística de los transportes con mercancía de exportación hacia Manzanillo y Veracruz, pues las carreteras son muy peligrosas e incluso nos han pedido derecho de piso”, dijo Cherem. Añadió: “Es un grave problema porque movemos mucha mercancía, tanto de textiles como de vestido, de ida y vuelta, de Asia y Europa hacia México. Hemos optado por el ferrocarril, que aunque es ineficiente, es más seguro”. La industria textil se ha unido así a otras afectadas por la violencia, como la automotriz, que ya reportó cambios en el hábito de los consumidores. La industria agropecuaria también ha sufrido el robo de granos y ganado, y frecuentemente son amenazados por no pagar el “derecho de piso”. Y, por su fuera poco, cada vez son más los comercios que cierran sus puertas en el norte del país. Pero no sólo la inseguridad ha afectado a los empresarios textileros, pues para el primer trimestre de 2012 esperan una caída de 10% en la producción textil mexicana ante la subvaluación e importación libre de arancel de mercancías procedentes de China. Ante ello, también se perderán cinco de cada 100 empleos, al pasar de 306 mil 425 a 291 mil 104, mientras que 149 empresas cerrarán en todo el país ante el alza de 35% en las importaciones textiles chinas, luego del vencimiento de las medidas de transición. Marcos Cherem explicó que “el problema es que mucha de la ropa que entra al país (cuatro de cada 10) lo hace a un precio inferior o igual a un dólar, sobre todo ropa interior y deportiva”. Detalló que se han encontrado brasieres que entran con un precio de 0.01 centavos de dólar y conjuntos deportivos en 20 centavos de dólar. “Precios que ni siquiera cubren el costo de la etiqueta, botones y elástico de una prenda fabricada en México”, puntualizó.