MÉXICO, D.F. (apro).- El secretario de Hacienda (SHCP), Luis Videgaray, aseguró que la reforma hacendaria, que será presentada en el segundo semestre del 2013, tendrá entre sus principales objetivos combatir la informalidad.
Al participar en la octava edición de la Cumbre Financiera Mexicana y ante inversionistas extranjeros, funcionarios y directivos de corporativos financieros, el funcionario enumeró cada una de las reformas impulsadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto.
De entrada, alertó sobre la informalidad: “Si algo ha dañado la productividad en la economía mexicana es el hecho de que, según las estadísticas más recientes, más de la mitad de la fuerza de trabajo está en la informalidad.”
En efecto, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay alrededor de 29 millones de personas que laboran en la informalidad, de una Población Económicamente Activa de aproximadamente 52 millones. En otras palabras, seis de cada 10 mexicanos trabajan sin prestaciones laborales, sin seguridad social, ni salarios fijos, además que no contribuyen al sistema tributario.
Ahí, puso el dedo el titular de la SHCP al alertar que, en términos productivos, en la informalidad no se invierte en tecnología, no se invierte en capital humano, no hay capacitación y, por lo tanto, la productividad promedio en el sector informal es apenas un tercio de la productividad en el sector formal.
Precisó que “esto implica no solamente, cuando hablo de una reforma hacendaria, no solamente tenemos que revisar la parte de ingresos, de impuestos, sino también la parte del gasto público, porque hoy tenemos una estructura de gasto que promueve la informalidad”.
Ejemplificó que el programa de Pensión para Adultos Mayores de 65 y Más, exige a la población, no tener una pensión ni del IMSS ni del ISSSTE, además de que se tiene que comprobar por escrito no haber cotizado.
Luego entre los esbozos de sonrisa de los más de 200 asistentes ironizó: “Hemos llegado al extremo de que para ser beneficiario de un programa social, pedimos un certificado de informalidad.”
Inmediatamente aprovechó para resaltar los beneficios de la reforma hacendaria al decir que “esto lo tenemos que cambiar; los programas sociales tienen que cambiar su orientación para convertirse en inductores de la formalidad, en materia de vivienda, en materia de salud pública como es el caso del Seguro Popular, y por supuesto los programas propiamente de combate a la pobreza”.
Añadió que la reforma tendrá que fortalecer la capacidad financiera del gobierno federal y de las cuentas subnacionales, y de está manera cumplir con las obligaciones en materia de infraestructura, de salud pública, de educación pública, y tener una estructura más simple que permita combatir la informalidad.
Para Videgaray los ojos del mundo están puestos sobre México, su economía y sus reformas. De hecho, enfatizó su discurso:
“Creo que todos podemos reconocer en este momento que desde el exterior se ve a México un poco distinto a como se le veía hace apenas algunos meses. Existe un interés y existe entusiasmo por lo que está pasando en México y, si me permiten ser preciso, por lo que puede pasar en México…”
No dejó pasar la oportunidad de ensalzar los fundamentos macroeconómicos del país: Deuda pública baja, sistema financiero sano, bancos bien capitalizados (con una tasa del 16%), reservas internacionales altas (166 mil millones de dólares), además de una política monetaria responsable, entre otras cosas.
Eso sí, reconoció que el país arrastra un rezago en el crecimiento económico y de la productividad.
En números, el cuadro es el siguiente: Mientras el producto interno bruto (PIB) de Chile creció a una tasa anual promedio de 4.9%; el de Irlanda, 4.2%; y Corea avanzó 6%; México apenas logró un magro crecimiento de 2.4% de 1981 al 2011.
En productividad, las cosas empeoran, según el secretario de Hacienda, ya que en Chile la tasa de crecimiento anual de la productividad fue del 1.1%; en Irlanda de 1.9%, y en Corea, el país que más creció de manera sostenida, fue de 2.4%; en México se redujo 0.7% en los últimos 30 años.
El funcionario aprovechó para resaltar los beneficios a la productividad de la reforma educativa, la laboral, la de telecomunicaciones, así como la reforma en competencia económica.
Luego defendió la reforma energética; y adelantó a los inversionistas y directivos los contenidos de la reforma financiera a la que consideró “será, sin duda, uno de los elementos fundamentales para elevar la productividad de la economía mexicana, y sobre todo democratizar la productividad en la economía mexicana”.