Elección en EU: Una moneda al aire

lunes, 7 de noviembre de 2016 · 10:13
Las encuestas coinciden: el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos puede ser muy cerrado. La candidata demócrata Hillary Clinton tiene “amarrados” 191 votos del Colegio Electoral, distribuidos en 16 estados, más otros 53 “probables” en otras cinco entidades. El republicano Donald Trump cuenta con 174 sufragios “seguros” de 21 estados, más otros 21 “probables” de tres entidades. Ambos necesitan por lo menos 270 de los 538 votos del Colegio Electoral. Por ello la disputa se concentra en seis entidades que se reparten los 99 sufragios restantes; éstas pueden definir la contienda y de ellas cobra relevancia la que más aportaría: Florida. WASHINGTON (Proceso).- La Presidencia de Estados Unidos, que este martes 8 se disputan Hillary Rodham Clinton y Donald Trump, dependería otra vez de los votantes de Florida, vaticinan encuestadores y analistas electorales. Los escándalos sexuales e investigaciones judiciales que en las últimas semanas fueron el colofón de las campañas presidenciales de, respectivamente, Trump y Clinton, llenaron de incertidumbre el proceso electoral. Al parecer, será sólo al cierre de la última casilla cuando se pueda conocer al ganador. Como en ninguna otra elección presidencial las encuestas sobre la tendencia electoral a escalas nacional y estatal predicen un cierre de fotografía, en el cual los votos del Colegio Electoral de unos cuantos estados, y en especial los de Florida, determinarán si Clinton o Trump reemplazarán a Barack Obama en la Casa Blanca. El futuro político de una nación polarizada dependerá de la decisión que tomen los electores de Florida, Pensilvania, Ohio, Carolina del Norte, Arizona y Nevada. Y en este orden de importancia, debido a los votos que cada uno de ellos tiene en el Colegio Electoral. Para triunfar, uno de los dos candidatos necesita 270 de los 538 votos del Colegio Electoral, los cuales están distribuidos en los 50 estados del país. Hace 16 años la contienda entre el republicano George W. Bush y el demócrata Albert Gore se definió por unos pocos votos, justamente en Florida. Los candidatos sostuvieron una disputa legal que se resolvió por la intervención de la Corte Suprema de Justicia un mes y cinco días después de los comicios. A Bush se le declaró vencedor. Hasta hace unos 15 días Clinton se perfilaba como la ganadora debido a las acusaciones de 11 mujeres contra Trump por presuntos acosos y ataques sexuales. Pero el magnate se emparejó en las encuestas. Ahora la candidata demócrata depende de los votos de las mujeres, los afroamericanos, hispanos, independientes y republicanos moderados para ganar Florida y el resto de los estados considerados “clave” para definir la elección. En el caso de Trump, los votos de los electores blancos con un nivel de educación secundaria como promedio, y que comulgan con sus políticas aislacionistas, así como los de los independientes inconformes con Clinton, lo podrían colocar en La Casa Blanca. Florida otra vez Una elección muy cerrada sería ideal para que Trump declare “fraude” en caso de que el resultado no lo favorezca. Una disputa legal en Florida reviviría lo ocurrido en 2000 con Bush y Gore. Esa elección presidencial fue la primera en 112 años en la cual el vencedor fue el candidato que perdió el voto popular. Gore obtuvo 48.4%, o 50 millones 999 mil 897 sufragios; Bush, 47.9% con 50 millones 456 mil 2 votos. Las encuestas de casi todos los medios y de empresas especializadas no descartan una situación similar si en la jornada del martes 8 no hay ganador con un margen holgado. Los 538 votos del Colegio Electoral están distribuidos entre los 50 estados del país en función de su número de habitantes. Cada uno de los votos asignados a una entidad federativa representa un distrito federal y cada uno de ellos tiene asegurada una curul de las 435 que hay en la Cámara de Representantes –excepto el Distrito de Columbia, que tiene tres votos pero carece de representación por no ser estado–. Los otros cien votos del Colegio Electoral representan a los cien senadores federales. Florida es una entidad cuya composición demográfica podría favorecer a Clinton. El bloque de electores compuesto por votantes de origen cubano, puertorriqueño y mexicano será determinante para la candidata demócrata. La crisis económica de 2008 –desatada por George W. Bush y heredada por Obama– eliminó decenas de miles de empleos en los sectores manufacturero, comercial y de las industrias de la construcción y agrícola, lo cual provocó que los votantes jóvenes de origen cubano rompieran con la tradición electoral de sus padres y abuelos, tradicionalmente prorrepublicanos. Los votantes jóvenes de origen cubano son menos conservadores y muchos de ellos se han declarado simpatizantes del Partido Demócrata, aunque no necesariamente de Clinton. El discurso antiinmigrante de Trump y de menosprecio a las mujeres, a los musulmanes y a los afroamericanos, le resta adeptos con estos jóvenes de origen cubano en Florida, así como con los electores de origen mexicano y los puertorriqueños. Al viernes 4, la cadena de televisión CNN –que sigue día a día la tendencia electoral por estados–, reveló que en Florida, Clinton y Trump están empatados con 45% de apoyo electoral, con un margen de error de más o menos 3.7 puntos. El periódico USA Today, otro de los muy pocos medios en recoger diariamente las tendencias electorales en los 50 estados, da a Trump en Florida un respaldo electoral de 46.1%, y a Clinton de 45.8%, con un margen de error de dos puntos. Respecto al voto popular, el sondeo de The New York Times y la cadena CBS, difundido el jueves 3, colocaba a Clinton con 45% de la tendencia electoral a favor y a Trump con el 42%. El margen de error del sondeo es de tres puntos. Escenarios electorales Sobre el resultado de este martes 8, los vaticinios de los analistas políticos y los encuestadores reflejan el impacto que han tenido las plataformas de los dos candidatos en los llamados estados tradicionales que les son fieles. Las políticas aislacionistas de Trump le ganaron seguidores en el sur y en el Medio Oeste. Las propuestas liberales y menos conservadoras favorecen a Clinton en la zona oeste. Los expertos en materia electoral dan por sentado que Clinton tiene “amarrados” 191 votos del Colegio Electoral distribuidos en 16 estados, más otros 53 votos “probables” correspondientes a cinco entidades. Ello le daría un total de 244 votos. Trump, por su parte, tiene 174 votos “seguros” de 21 estados, más otros 21 “probables” de tres entidades, lo que le da un total de 195. A disputarse quedarían 99 repartidos en seis estados: 29 en Florida, 20 en Pensilvania, 18 en Ohio, 15 en Carolina del Sur, 11 Arizona y seis en Nevada. Son estos los que, al parecer, pueden definir la contienda; de ellos cobra relevancia el que más aporta: Florida. Y es que a Clinton le bastaría con los 29 votos de Florida para ganar la elección, pues alcanzaría la cifra de 273 sufragios. Ello sin embargo le permitiría a Trump insistir en que se habría armado un fraude y denunciar presuntas irregularidades, alargando con ello la definición de los comicios. Intervendrían la autoridad electoral, cortes estatales, federales y, como última instancia, la Corte Suprema de Justicia. Con otro resultado a su favor pero con la misma condición de estrechez, Clinton aseguraría la victoria con los 11 votos de Arizona y los 15 de Carolina del Norte, aun perdiendo Florida. La encuesta de USA Today recogió que Clinton tiene a su favor en Carolina del Sur 46.8% de la tendencia electoral, contra 44.8% de Trump. En Arizona la situación es a la inversa: el republicano cuenta con 46.5% de apoyo y Clinton, con 43.5%. Ambas encuestas tienen un margen de error de más o menos tres puntos. En Pensilvania, que cuenta con 20 votos en el Colegio Electoral, la tendencia favorece a Clinton: 46.8% contra 43.4% de Trump. Ohio podría dirigir la balanza para el lado republicano. La tendencia para Trump en ese estado es de 46.3% y para la demócrata, 43%. Por último, Nevada, el sexto estado clave con seis votos, apunta para elegir a Trump. La tendencia republicana es de 46.8% y la demócrata, 44.8%. El margen de error para Ohio y Nevada es de tres puntos porcentuales. En este crisol de posibilidades y jugando con la aritmética electoral sustentada en el sondeo, el mejor escenario para Clinton sería ganar Pensilvania, Carolina del Norte y Florida. Con los votos de estos tres estados, más los 244 que le asignan como “seguros” y “probables”, la demócrata alcanzaría 308 sufragios y haría imposible que Trump interpusiera denuncias de fraude. El mejor escenario para el republicano es arrebatarle Florida y Pensilvania a Clinton. Analistas electorales consideran que Clinton tendría garantizada la victoria sobre Trump si en Carolina del Norte y Pensilvania los afroamericanos que se sienten ofendido por el republicano acuden a las urnas. Incluso apuntan que algo similar podría ocurrir en Ohio, aunque con menos posibilidades, porque en esta entidad la apatía electoral afroamericana es históricamente elevada. Unas elecciones definidas con un margen estrecho e impugnadas por Trump con el argumento de que hubo fraude, puede derivar en un rompecabezas legal. Cada uno de los 50 estados tiene un sistema electoral diferente e independiente del federal, en el cual el secretario de Estado de la entidad juega el papel de árbitro. Imputar comicios en Florida implica semanas de recuento y depende de los condados en los cuales el demandante indique que se cometieron irregularidades. El secretario de Estado de la entidad sería responsable del recuento; luego una corte estatal se encargaría de avalar el resultado de la revisión de los votos, si es distinto al original. Posteriormente el resultado debe ser calificado por la autoridad electoral estatal. Si uno de los candidatos se inconforma con la decisión e interpone un recurso de apelación, meterían las manos las cortes federales. Si la disputa se extiende –como ocurrió en 2000– el caso recaería en la Corte Suprema. Uno estado en litigio electoral se ve factible. Pero involucrar en ello a una o dos entidades más, desataría un caos democrático y constitucional.

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