El otro

sábado, 11 de agosto de 2012 · 22:32
Cantonigrós, España. No fue fácil llegar hasta este pequeño pueblo –con 298 habitantes- de las montañas de Cataluña para charlar con el eminente chelista Iñaki Etxepare, quien difunde en sus giras alrededor del orbe música mexicana, aunque resulta aún más complicado querer describir las refracciones de un juego de espejos que coinciden en muchos de sus contornos. Pero vayamos por partes, para no empañar a destiempo la superficie de la conversación con el vaho de una impaciencia que sólo le atañe a sus implicados.        La localidad, aledaña a bosques y cascadas, cuenta con un castillo donde el maestro hispano –titulado con honores en Bayona, París y Barcelona- transcurre el verano haciendo música. Su actividad estival incluye la preparación de futuros proyectos –conciertos, libros y grabaciones- y la impartición de lecciones a un selecto grupo de discípulos que encuentra en su sabiduría el estímulo para emprender la ascensión hacia las cimas del arte sonoro sin que las tarascadas del desánimo les roben prematuramente el aliento. Desde el torreón del castillo se divisan los Pirineos, frontera natural entre Francia y España y se bebe un aire fino apto para apropiarse del milagro de respirar a pulmón batiente; con su encadenamiento de planos sobrepuestos, el imponente relieve montañoso da pie para iniciar el diálogo:        SM. Se dice que un buen ejecutante es aquel que es capaz de delinear las frases musicales con la pericia del pintor y la intuición del poeta, ¿está usted de acuerdo? IE. Por supuesto, aunque agregaría yo la destreza física del atleta y la concentración del místico, pues el instrumentista ha de involucrar todo su cuerpo y su alma entera en el acto de hacer música. A menudo olvidamos que ésta fluye a través del binomio cuerpo/alma y que el instrumento es su mera prolongación. También debe añadirse la influencia que tiene el hábitat en la conciencia estética del artista. No es casual, para hablar de los casos que conozco, que los principales violonchelistas franceses y españoles provengan de esta región, cuya generosa orografía se hace patente en cada una de sus interpretaciones. SM. ¡Qué interesante! Eso es algo que rara vez se menciona, siendo que el sujeto, como su nombre lo dice, queda sujeto por los condicionamientos de su entorno, antes que por los de su psiquis. Supongo que los chelistas a los que se refiere son Pablo Casals y Gaspar Cassadó, los dos catalanes, pero ignoro la proveniencia de los franceses, ¿en quiénes pensaba? IE. Pensaba, por ejemplo, en André Navarra y Maurice Gendron, nacidos ambos cerca de aquí. El parisino Pierre Fournier es una excepción, aunque valdría la pena acotar que, cada vez que podía, se iba a estudiar a su casa en las montañas suizas. Lo que habría que poner en claro es que las partituras funcionan como cartas topográficas que requieren de un detallado análisis para que sus valles y crestas cobren vida, asemejando con la mayor fidelidad posible al paisaje intrínseco que las determina. SM. Maestro Etxepare, su trayectoria se caracteriza por una infatigable labor de rescate, derivada de su negativa a aceptar las injusticias de la historia, cuéntenos de ella... IE. No sé si podría decirse que mi quehacer derive de mi negativa a aceptar esas injusticias, son tantas que si uno se enfrenta a todas quedaría paralizado, lo que sí sé es que uno no puede eximirse de la obligación moral de mejorar el pequeño espacio vital que le asignó el destino. Puedo contarle que en la iglesia de Santa María del Juncal de Irún, mi ciudad natal, había un hermoso órgano Cavaille-Coll construido en 1876 que llevaba más de 130 años de estarse deteriorando. Me parecía que era una ignominia y que había que restaurarlo a como diera lugar. Procedí con el registro de imágenes de su lamentable condición y gracias a ellas, y al apoyo de otros paisanos que se unieron a la iniciativa, reunimos los fondos para ponerlo en funcionamiento. A partir de 2007 recobró su salud acústica reintegrándose a nuestro patrimonio. ¿De qué servía conservarlo como mueble?      SM. ¿Qué podría comentarnos en relación con el inmenso Luigi Boccherini, de quien grabó su obra integral para cuerdas y guitarra? IE. Es otro de los grandes compositores del siglo XVIII que no se ha valorado lo suficiente y por causas ajenas a los méritos de su producción. Haber dejado Italia para afincarse en Madrid le complicó el reconocimiento post mortem. Para los italianos es otro más de los expatriados y para los españoles es otro ejemplo que tipifica la fascinación perversa que la Corte nutría entonces por los artistas italianos. Prueba de eso es que de sus 12 quintetos se extraviaron cuatro, y que hasta hace poco no había ninguna grabación hecha por españoles, ni ninguna edición crítica realizada en Italia. Era una situación inaceptable que, en la medida de nuestras posibilidades, podía remediarse. SM. Antes de la aparición de los discos que usted grabó con la obra completa para violonchelo de Gaspar Cassadó, la faceta de este intérprete como creador estaba casi en total penumbra ¿Esta situación está relacionada con los supuestos nexos que tuvo con nazis y fascistas? (1) IE. Nuevamente nos topamos con los estragos de la ignorancia. Es cierto que Cassadó tocó en la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, pero no lo hizo por invitación de ellos ni para afiliarse a su régimen. Fue, simplemente, una cuestión fortuita propiciada por su pianista acompañante. Giulietta Gordigiani, esposa del barón Robert von Mendelssohn, descendiente del compositor, promocionó los conciertos en los teatros de ambos países donde tenía conexiones. Ahora yo le pregunto, maestro Máynez, ¿no hubiera usted actuado de forma análoga? SM. Demasiado espinoso es el tema y no es el momento adecuado para pronunciarse. Es cierto que una curiosidad malsana por haber conocido a esos tipos siniestros existe, pero jamás en la medida para imaginar, siquiera, la posibilidad de haber tocado para ellos. IE. Lo hace usted, quizá sin saberlo, al presentarse en teatros que dependen de esos gobiernos que mantienen en una miseria extrema a más de la mitad de sus ciudadanos. SM. ¿Por qué lo dice? IE. Porque he estado en su patria 16 veces y he impartido clases a muchos jóvenes mexicanos. En la mayoría de los casos, su interés y rendimiento es superado por una carencia de sentido práctico que, con buena probabilidad, tiene que ver con una desnutrición congénita. Vuelvo a preguntarle: ¿Por qué las espléndidas composiciones del chelista Samuel Máynez no se tocan nunca en México y ha sido necesario que un vasco como yo se diera a la tarea de promocionarlas como es debido? (2 ) ¿Sabía usted que tanto en Japón como en Filipinas, pasando por Cuba, Brasil, Colombia y los principales países de Europa, cada vez que las interpreto reciben los aplausos más entusiastas? ¿Tenía usted idea de que gracias a ellas he logrado romper con muchas de las barreras que imperan en la etiqueta forzada de las salas de concierto? SM. ¡Caray! Hábleme más de la que no es mi obra. Recuerde que yo soy violinista.                 IE. El colmo del absurdo es que la sala del conservatorio Amadeo Roldán de La Habana abrió sus puertas para el estreno en 2011 del tríptico México para dos chelos y orquesta de Máynez y que no ha habido manera de interesar a las autoridades mexicanas para hacer lo propio con la obra dentro de sus fronteras. Asimismo, Samuel se cansó de mendigarles a los violonchelistas mexicanos de renombre para que se dignaran echarle un ojo a su música… SM. Eso ya lo sé, sólo obtuvo desprecio. A nombre de la refracción que no me corresponde, –la suya ostenta el apellido materno Vidal- le doy las gracias.     (1)    Pulse el audio 1 para escuchar el Preludio Fantasía de la Suite para violonchelo solo de Gaspar Cassadó (1897-1966) (Iñaki Etxepare, violonchelo. AYVA MUSICA, 2005) (2) Se recomienda la escucha del Huapango para dos chelos de Samuel Máynez Vidal (1962…) (Iñaki Etxepare y Marta Roma, violonchelos. AYVA MUSICA, 2009. Para ulterior información de grabaciones y partituras consulte el sitio inakietxepare.com)  Pulse el audio 3.

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