Uruguay-Cuba: una ruptura con malos presagios
Montevideo - Casi 38 años después del primer rompimiento diplomático la historia vuelve a repetirse entre Uruguay y Cuba: otro embajador de la Isla será despedido
El 4 de mayo, el embajador uruguayo, Enrique Estrázulas, tiene programado abandonar Cuba junto con sus colaboradores Lo acompañará desde la sede diplomática en La Habana hasta el aeropuerto Internacional Carrasco una caravana convocada por varias organizaciones sindicales, estudiantiles y sociales de Uruguay
El 12 de setiembre de 1964, cuatro días después de que el entonces Consejo de Gobierno de Uruguay decidiera romper relaciones diplomáticas con Cuba, una multitudinaria caravana fue interceptada antes de llegar al Aeropuerto por fuerzas policías y militares, provocándose fuertes enfrentamientos que terminaron con decenas de presos
La decisión del actual Presidente uruguayo Jorge Batlle de romper relaciones diplomáticas con Cuba, anunciada el pasado 23 de abril en conferencia de prensa por el propio Presidente, se presentó en esta ocasión bajo el argumento de que era inaceptable la escalada de insultos que los jerarcas cubanos venían profiriendo desde comienzos de abril contra Uruguay, aparentemente "exasperados" por la decisión del gobierno uruguayo de ser el artífice de la moción sobre Cuba aprobada en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el viernes 19
Pero la coyuntura internacional posterior al 11 de septiembre que llevó al presidente George W Bush a dividir al mundo entre quienes están con él y quienes contra él, hace inevitable recordar la famosa definición del entonces secretario norteamericano de Asuntos Latinoamericanos, Thomas Mann, quien en marzo de 1964 declaró: "Lo que a Estados Unidos le tiene que interesar de ahora en adelante, más que la índole democrática de un régimen, es el hecho de que sean verdaderos amigos de los Estados Unidos"
38 años después de aquella definición, el Estados Unidos de WBush vuelve a dividir al mundo entre amigos y enemigos Y en América Latina parece tocarle a Cuba nuevamente el papel de termómetro de las amistades y enemistades continentales
Batlle dijo en su conferencia de prensa que las "relaciones de los Estados deben guardar un clima de respeto" y que cuando dichas relaciones "se colocan en un clima de agresión, en un clima de agravio, ya no a una persona sino a un país, naturalmente se produce un distanciamiento en las relaciones que es inexorable"
La lista de "agravios" que el gobierno uruguayo adujo comenzó el 5 de abril cuando el canciller cubano Pérez Roque dijo que Uruguay tuvo "una posición coherentemente genuflexa a los intereses de Estados Unidos" y que a Batlle "le interesan más los mercados que la honra"; continuó el 20 cuando el ministro de Defensa, Raúl Castro, afirmó que "fue a Uruguay al que le tocó la tarea de lamer las botas del imperialismo", y finalizó el 22 cuando el propio Fidel Castro dijo que "el trasnochado y abyecto judas que preside Uruguay" asumió el "inglorioso papel de lacayo (de Washington)que venía desempeñando la República Checa"
"Las descalificaciones no comenzaron en casa", replicó el embajador cubano en Uruguay, Joaquín Álvarez, y recordó la expresión "show de viejo" con la que Batlle calificó el retiro de Fidel Castro de la reciente Cumbre de Monterrey, sobre el que ahora se conocen los verdaderos motivos
Otros voceros cubanos afirmaron incluso que fue el presidente Jorge Batlle quien abrió el fuego en la X Cumbre Iberoamericana, en 2000 en Panamá, cuando se produjo un entredicho entre Batlle y Castro ventilado ante las cámaras de televisión en una de las sesiones plenarias
Esta aparente pelea de niños sobre quién insultó primero, muy poco diplomática y bastante absurda, desmerece la inteligencia política, la experiencia y el intelecto de dos protagonistas claves de los últimos 40 años de la vida política de ambos países: Fidel Castro y Jorge Batlle O ambos están perdiendo --por la edad tal vez-- sus capacidades mentales, o este segundo rompimiento de relaciones diplomáticas de Uruguay con Cuba anuncia sin lugar a dudas modificaciones y quiebres en el escenario geopolítico del continente latinoamericano de los próximos años
"Sainete diplomático"
El deterioro de las relaciones de Uruguay con Cuba, visto desde la política interior uruguaya, podía olfatearse ya en los últimos meses del año 2001, cuando una epidemia de meningitis aparecida en el interior del país desató una controversia "sanitaria" incomprensible, primero sobre la pertinencia o no de la vacuna cubana, y luego sobre si el encargo realizado al laboratorio cubano era "compra" de Uruguay o "donación" de Cuba, por una cifra total de 5 millones de dólares
Si no fuera porque la enfermedad cobró la vida de varios niños uruguayos de sectores pobres antes de que comenzara la vacunación con el producto cubano, se podría decir que el "sainete diplomático" estuvo precedido de una "tragicomedia médica" Pero cuando el gobierno de Batlle se mostró visiblemente molesto por la actitud cubana de donar unas 70 mil dosis de su vacuna antimeningocóccica, e hizo en reserva todos los esfuerzos posibles para evitar esa donanción, la cancillería cubana comenzó a sospechar seriamente de que Uruguay era uno de los candidatos del gobierno de Bush para suplantar a la República Checa en el papel de artífice de la moción sobre Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra
El episodio de la "tragicomedia médica", que terminó con la renuncia del entonces ministro de Salud de Uruguay --al que ahora Fidel calificó de "ministro asesino"--, predispuso a la población uruguaya a favor de la "generosidad" de Cuba y en contra de sus propios jerarcas de gobierno, a los que se consideró "indiferentes" y "soberbios" Ese ánimo popular emergió ahora en el juicio sobre la decisión de romper con Cuba: el simple ciudadano, consultado por los medios de comunicación, se ha pronunciado mayoritariamente contra el rompimiento con Cuba y ha opinado que la permanencia de Fidel en el gobierno de aquel país es "un problema de los cubanos"
La polémica internacional respecto al papel y la motivación de las resoluciones de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas resulta abstracta y lejana para el pueblo uruguayo, entre otras cosas porque esa Comisión nunca condenó, durante 11 años, a las dictaduras de Uruguay ni de Argentina, que colaboraron entre otras cosas para "desaparecer" a miles de ciudadanos del Cono Sur con el famoso Plan Cóndor
Aún así, la denuncia del diario uruguayo La República, que el pasado 29 de abril reprodujo el facsímil de cinco documentos secretos que se negociaron entre Uruguay y Estados Unidos y que prueban que la moción uruguaya propuesta en Ginebra fue un calco de un borrador que el secretario de Estado Colin Powell supuestamente elaboró junto con el canciller mexicano Jorge Castañeda, evidenció descarnadamente el papel que Uruguay pretende jugar en este nuevo escenario geopolítico, y probó que el ministro de Relaciones Exteriores del país, Didier Opertti, mintió al Parlamento uruguayo cuando afirmó que no existía ningún documento de origen estadounidense, y que la moción presentada por Uruguay había sido redactada a finales de marzo por el presidente Jorge Batlle y por él mismo, en una servilleta, a bordo de un avión de United Airlines en un vuelo entre San José de Costa Rica y Montevideo
Ahora se sabe que fue allí, en Costa Rica, donde el presidente Batlle y el canciller Opertti tomaron la decisión de ser el vehículo de los objetivos estadounidenses en Ginebra El canciller uruguayo ocultó esa decisión al Parlamento, incluso a sus socios de la coalición pero, hombre versado en relaciones internacionales, hizo un aporte que seguramente Estados Unidos premiará de alguna manera: incorporó al borrador un quinto punto por el cual la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas resolvía seguir analizando la cuestión en su próximo período de sesiones, con lo que se evitaba, para el año siguiente, las penurias de Estados Unidos de andar buscando un nuevo mandadero
Decisión presidencial
La decisión del Presidente Batlle de romper con Cuba fue tomada sin consultar a ningún grupo político, ni siquiera a sus socios del Partido Nacional en la coalición de gobierno, socios que al igual que sus correligionarios del Partido Colorado lo apoyaron post-facto Ello confirma de la peor manera el nuevo rumbo que en esta administración está tomando la política exterior uruguaya, considerada desde la salida de la dictadura y hasta hace poco una "política de Estado" --es decir, de consenso nacional--, pero librada desde hace varios meses a los golpes de improvisación "personal" de Batlle
La decisión del Presidente uruguayo fue condenada por la oposición de izquierda del Encuentro Progresista y del Nuevo Espacio, por la central sindical PIT-CNT y por la Universidad de la República Inclsuo, el canciller Opertti será interpelado en el Senado en las próximas semanas Sin embargo, es difícil suponer que Batlle modifique su actitud En Uruguay no es secreto para nadie que el actual presidente siempre ha sido un fervoroso admirador de Estados Unidos y que su ambición más férrea es lograr un acuerdo "bilateral" especial con el gigante del Norte
Además, la semana pasada se informó de una súbita ampliación de la línea de crédito a Uruguay que estarían a punto de acordar los "tres reyes magos" (Banco Mundial, FMI y BID), lo cual fue confirmado por fuentes oficiales uruguayas Muchos interpretan lo como el primer pago a Uruguay por la iniciativa asumida en Ginebra
La sospecha parece pertinente porque no está muy claro qué destino tendrá ese nuevo financiamiento y porque no parece vinculado a ningún proyecto de inversión, por lo que seguramente tiene un objetivo fundamentalmente financiero, probablemente destinado a prevenir situaciones de falta de liquidez en el sistema financiero o en el propio Estado Se trataría, entonces, de un "blindaje"
Demasiada coincidencia en el tiempo y demasiadas incógnitas en el crédito como para no vincular el rompimiento de relaciones con Cuba con la vieja ambición de Batlle de ser el "socio privilegiado" de Estados Unidos en el Cono Sur Ambición que más temprano que tarde pondrá en peligro lo poco que se mantiene del Mercosur, y seguramente conflictuará aún más las relaciones de Uruguay con otro gigante pero vecino, Brasil, difícil de "alinear" para los norteamericanos
El rompimiento con Cuba, entonces, parece el primer episodio de un futuro más bien negro