Bush: la ruta del dinero

sábado, 13 de julio de 2002 · 01:00
Corporaciones defraudadoras, contribuyentes de la campaña presidencial Washington - Al presidente George W Bush le costó caro disparar contra su propia gente Desde que anunció penas más duras contra el fraude entre las corporaciones y declaró su intención de impulsar el retorno de la ética en los negocios, la Bolsa no dejo de caer y los escándalos apuntaron hacia la Casa Blanca Y es que la prensa recordó su amistad con Ken Lay, el presidente de Enron, la empresa en desgracia; sus maniobras irregulares en los años 80 cuando era directivo de la petrolera Harken; y el pasado turbulento de su vicepresidente, Dick Cheney, exdirector de Halliburton, ahora también en la mira Como si estuviera ignorando la sentencia que afirma que no se debe "morder la mano que alimenta", Bush pareció lanzar una sincera cruzada contra los negocios turbios en el mundo de las corporaciones Sin embargo, las dudas se esparcieron rápidamente sobre sus intenciones y alcances Asfixiado por la ola de revelaciones que tomo ímpetu con el Enrongate y que explotó en las últimas semanas con el escándalo de la empresa de telecomunicaciones WorldCom, Bush decidió atacar uno de los mayores vicios de las grandes corporaciones económicas estadounidenses: la manipulación de sus contabilidades, poniendo a salvo sus balances pero perjudicando a los accionistas Sin embargo, el presidente pareció no contar con la reacción negativa de los mercados, y mucho menos de la propia prensa, que le recordó rápidamente que, cuando era todavía un joven empresario en el "familiar" sector del petróleo, era aficionado a las mismas prácticas que ahora quiere cancelar "Es difícil liderar cuando uno no hizo las cosas como ahora pide que se hagan", disparó contra Bush el líder de la bancada demócrata en la cámara de diputados, Richard Gephardt "Esto pone al presidente en una posición difícil para criticar a los demás", se sumó Tom Daschle, líder de la mayoría demócrata en el Senado Ambos dirigentes opositores ya están calentando los motores para las cruciales elecciones intermedias de noviembre próximo, para las cuales se espera que los demócratas lanzarán cañonazos más pesados sobre las irregularidades en el pasado de Bush "Haz lo que digo?" Daschle y Gephardt salieron con todo el jueves 11, el mismo día en que los diarios The New York Times y Washington Post --en una verdadera "toma de pinzas"-- recordaron al país que el presidente Bush aprovechó a mediados de los años 80, cuando formaba parte de Harken Energy, un préstamo a muy bajo interés de la propia empresa petrolera que utilizó para comprar acciones Un préstamo de este tipo está en el centro del escándalo WorldCom: su destituido director ejecutivo, Bernard Ebbers, recibió de la empresa un crédito por 400 millones de dólares con el cual compró acciones de la compañía Operaciones semejantes permiten a los ejecutivos llenarse de dinero: compran los títulos con dinero blando --proveniente de préstamos que muchas veces se relajan y ni siquiera terminan de pagar-- y vendiendo luego en el momento adecuado, antes de que los precios bajen, gracias a la información interna que manejan día a día El "haz lo que yo digo, no lo que yo hago" se reveló una jugada peligrosa para Bush, quien entre 1986 y 1988 recibió de Harken más de 180 mil dólares en préstamos --a una tasa bajísima del 5% anual-- que le permitieron comprar 105 mil acciones de la compañía petrolera A través de una serie de jugadas internas, Harken finalmente perdonó a Bush las garantías en títulos que había presentado al recibir el crédito El hoy presidente estadunidense vendió las entonces liberadas 212 mil acciones en 848 mil dólares Con ese dinero canceló el préstamo por medio millón de dólares que había solicitado cuando compró el equipo de béisbol Texas Rangers y consolidó así su fortuna personal Antes de la embestida conjunta de los diarios de Nueva York y Washington, la prensa estadunidense ya había contrariado a Bush al día siguiente del discurso del martes 9 en Wall Street, durante el cual el presidente prometió luchar sin cuartel contra los delitos de cuello blanco Según el Wall Street Journal, se trató de "un ejercicio de políticas defensivas" en vista de las elecciones de noviembre, mientras que para el New York Times Bush debería "poner su propia casa en orden" antes de arremeter contra el resto de las corporaciones En medio de los artículos y de las denuncias de la gran prensa estadounidense, los caricaturistas aprovecharon su espacio para ajustar el foco sobre la cuestión que está sacudiendo el escenario político de este país Tom Toles, del diario Buffalo News, dibujó a Bush con maletín y sonrisa entrando a la sala de gabinete de la Casa Blanca: "¿Qué opinan de mi discurso, cuando dije que todos esos bribones de las corporaciones tienen que ser castigados?", pregunta a sus ministros Pero la sala de reuniones está vacía, porque todos los ministros de Bush se escaparon por la ventana Con el mismo tono, Nick Anderson, del periódico Lousville Courier-Journal, mostró a Bush como un perrito que ladra con ganas a un obeso de traje negro, moño y galera identificado con un corporate America Una señora observa la escena y le pregunta al grandulón que representa a los Enron, WorldCom y Harken de Estados Unidos: "¿pero ese no era su cachorrito?" "El rastro del dinero" Para algunos analistas, los escándalos de Enron y de WorldCom obligaron a Bush a soltar la mano de sus benefactores en un año electoral en el que se juega buena parte de su futuro político Según estos comentaristas, el aparente ataque de Bush contra las corporaciones sería una forma de adelantarse a los previsibles ataques de la oposición demócrata Enron fue uno de los más grandes contribuyentes a la campaña presidencial del actual inquilino de la Casa Blanca y WorldCom firmó cheques por 41 mil 601 dólares para la carrera electoral del exgobernador de Texas A fines de junio, cuando el caso de la compañía de telecomunicaciones ocupaba los titulares y los noticieros de la televisión, Gephardt adelantó cuál será la estrategia de los demócratas para noviembre: "todo lo que hay que hacer es seguir el rastro del dinero", dijo el diputado Bush es el político que rompió todos los records de recolección de dinero para sostener una campaña presidencial al sumar 191 millones de dólares para la carrera del 2000 contra el demócrata Al Gore, que sumó 133 millones (incluidos en ambos casos los fondos federales previstos por la ley) Aunque gran parte de los fondos fluyó desde las chequeras de individuos, el rastro del dinero permite encontrar el origen del inédito apoyo económico en varios gigantes locales, desde el Bank of America y el Citigroup a nada menos que Enron y dos compañías fuertemente ligadas al escándalo de la empresa energética: la auditora Andersen y el bufete de abogados lobbystas Vinsons & Elkins De los 13 sectores económicos relevados por el Center for Responsive Politics, solamente en uno Gore pudo superar a Bush en la recolección de fondos electorales Ese sostén incondicional tuvo recompensa, entre otras cosas, con la designación de numerosos representantes de las corporaciones en el gabinete de Bush La lista es larga: El vicepresidente Cheney, fue director ejecutivo de Halliburton; la Consejera de Seguridad Nacional, Condeelizza Rice, fue ejecutiva de la empresa petrolera Chevron; el secretario del Tesoro, Paul O'Neill, fue titular del gigante del aluminio Alcoa; el ministro de Transportes Noman Mineta, fue vicepresidente de la aeronáutica Lockheed Martin Corporation; el secretario de Comercio Don Evans, fue administrador delegado y propietario, entre 1985 y el 2001, de la petrolera texana Tom Brown Inc; y el representante comercial Robert Zoellick, fue vicepresidente ejecutivo de la empresa de inversiones financieras Fannie Mae y accionista y exmiembro de la mesa de consejeros de Enron Ahora, Bush está frente a un gran dilema: castigar a los ejecutivos deshonestos de los grandes negocios que le dieron tanto dinero para su campaña --castigo que puede incluir a algunos de sus ministros--; o mirar hacia otro lado y no arremeter contra el sector que lo sostiene desde sus tiempos de gobernador El presidente "puede ser el Teddy Roosevelt de su tiempo si golpea a los criminales corporativos con el objetivo de beneficiar a los estadounidenses comunes", dijo a Apro el economista Lawrence McQuillan, uno de los directores del centro de estudios Pacific Research Institute "El gobierno federal debería encarcelar a todos los funcionarios, directores y auditores de las corporaciones que estén involucrados en casos de fraude criminal y corrupción", agregó Según McQuillan, la gran mayoría de las compañías estadounidenses que cotizan en bolsa "no están involucradas en estos actos y apoyarán al presidente si él elige reforzar las leyes" Para el economista, "los republicanos deberían ver en ésto una oportunidad de avanzar en una causa popular", ya que "el presidente tiene muchos votos y popularidad para ganar si hace lo correcto y encarcela a los empresarios corruptos" El analista Norman Solomon, del Institute for Public Accuracy, sostiene que "el presidente Bush estará de acuerdo en regular el mundo de los negocios siempre y cuando vea que las propias corporaciones lo acompañan en ese cometido" Y es que, comentó a Apro, "en este punto de la situación, las grandes compañías querrán que se impongan reglas fuertes, con un alcance limitado" "Esto se puede llamar 'regulación pro-corporativa' ?agregó--, ya que no sirve a Wall Street permitir la impunidad entre los líderes de las corporaciones" Según Solomon, "hay miles de millones de dólares por facturar haciendo negocios de la manera tradicional sin irse hasta los extremos como hicieron los ejecutivos de Enron y WorldCom" El analista hace una descripción gráfica de la situación: "creo que es justo pensar que Bush, al igual que el presidente Vicente Fox en México, es una herramienta del poder de las corporaciones y debe por ello ser muy cuidadoso cuando se dedica a la tarea de 'podar el árbol' de ese poder, haciéndolo de la manera que le conceda las mayores ganancias para el largo plazo" Para Solomon, en las próximas semanas, conforme se acerca el tiempo de las elecciones, se podrá ver a Bush "actuando rápido y con mano firme" sobre las corporaciones Será, dice, una manera de recuperar la chamuscada confianza del público en las grandes compañías y, de paso, borrar las culpas de su propio pasado como empresario El momento de la verdad llegará para Bush en los próximos días cuando el Congreso termine de decidir qué tipo de normativas impondrá para controlar la corrupción en el mundo de los grandes negocios Entonces se verá de qué lado se pondrá la Casa Blanca El viernes 12, el Senado aprobó por amplia mayoría limitar los tiempos del debate, de tal manera que la ley esté lista para su votación la semana entrante Pero este tipo de acuerdo bipartidario para impulsar tal legislación puede acabar en el momento en que las dos cámaras del Congreso deban sentarse a acordar la versión final de la normativa En algunos puntos, los demócratas quieren ir más allá de las intenciones de Bush en su avanzada por recuperar la ética en las grandes compañías Si la oposición logra introducir las reformas que pretende en la legislación que está por llegar, podrá verse entonces si Bush está realmente comprometido con la limpieza en la "corporate America", el todopoderoso sector de la sociedad estadounidense que lo eligió como su hijo pródigo

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