Jineteras en La Habana

viernes, 26 de julio de 2002 · 01:00
A veces la historia sigue caminos sorprendentes y no es extraño que lleve a los pueblos al inicio del que pretendieron desprenderse La revolución cubana de 1959 condenó al régimen de Fulgencio Batista porque vivía del turismo, la prostitución y el juego y estaba sometida a la soberanía del dólar Más de 40 años después de instaurado el socialismo, la sociedad habanera en parte ha regresado a su "pecaminoso Génesis" y puede decirse que, entonces como hoy, toda señal de prosperidad depende de la conexión de la economía local con la locomotora estadunidense Ahora ya no existen casinos ni apuestas, pero algunas cubanas que se dedican temporal o permanentemente a la atención de los visitantes, vuelven a ser un imán fundamental para el turismo Cierto que no hay casas de citas ni tangibles organizaciones prostibularias, pero existen jóvenes escudadas en el "cuentapropismo" y la iniciativa individual, que se incorporan a la industria de la hospitalidad erótica en las calles y sitios de reunión con afluencia de extranjeros Las llaman jineteras y su variedad es asombrosa: Las hay de lujo Frecuentan los círculos de la moda --La Maison es emblemática--, el festival de cine, las convenciones internacionales y las discotecas caras como el Macumba Habana Son muy jóvenes y se puede llegar a un arreglo con ellas por un mínimo de 100 dólares Están al alcance de los diplomáticos, de los empresarios y de turistas pudientes Hay acuerdos para acompañar al cliente por semana No es extraño que la aventura termine en matrimonio y en la salida de la chica del país, con lo que se coloca en el rubro de las exportaciones En el peldaño inferior están las que se apostan en la Quinta Avenida --en el barrio habanero de Miramar--, en las playas, en los centros nocturnos y en la proximidad de los hoteles turísticos Las hay en el Havana Café, en las discotecas del Comodoro y en el Johnny?s o Río Rosa y en otros rumbos de Miramar y el Vedado Predominan las adolescentes y muchachas más maduras Las tarifas son variables También están "las fleteras" o "trotacalles" Deambulan por el Parque Central y La Habana Vieja A éstas les compiten los travestis depauperados del barrio de Jesús María y las avenidas Reina y Carlos Tercero En estos rumbos, pasean sobre altos tacones a altas horas de la noche, decenas de hombres-mujer que envuelven sus ansias y su oferta en miradas audaces y muecas anhelantes: con ellas el arreglo puede pactarse en moneda nacional y el acoplamiento puede realizarse en algún sórdido rincón Otros, menos desesperados, hacen guardia afuera del cine Yara, sobre la mítica calle 23, en el Café Fiat o en el malecón Si el individuo tiene carro, una felación rápida y barata puede conseguirse si la chica levantada en una botella o aventón es del oficio La suerte puede realizarse en La Punta de la Chorrera, a un lado de las oficinas de Cubalse, con una maravillosa vista del litoral y el rumor del mar como acariciante melodía Las "chupa-chupa" son mujeres de edad más avanzada o menos agraciadas que las anteriores Están en el más bajo escalón: merodean por las afueras del Tropicana, en la Vía Blanca y en la Avenida del Puerto Por un dólar practican felaciones en forma ininterrumpida para el descanso de desesperados noctámbulos y pobres Hacen la señal de disparar un revólver con la mano y portan una botella plástica de agua para practicar enjuagues bucales entre cliente y cliente Las jineteras son una proporción minúscula de la población, pero son muy visibles porque se aparecen en los principales centros de atracción turística de La Habana y Varadero El imaginario colectivo las asocia con la noción de sensualidad que siempre acompaña a lo cubano Claro que la sexualidad cubana es diferente a la de otros sitios En ello tiene que ver tanto el escaso arraigo de la religión católica y su moralismo antisexual, como el hecho de que buena parte de la población provenga de África y de sus ritos que, por lo general, carecen del concepto de pecado original En ellos el sexo forma parte de la vida cotidiana de los dioses y de los hombres y no implica necesariamente transgresión de la moral Agréguese a lo anterior, que el puerto de La Habana fue desde el principio el punto de concentración de las flotas españolas que comunicaban a Europa con América colonial Mientras dichas flotas se organizaban, los soldados, los marinos y los pasajeros pasaban largas temporadas en la urbe dedicados al ocio Nació así, desde entonces, una tradición hospitalaria que pervive hasta ahora en algunos segmentos de la sociedad habanera Antes de 1993, cuando la tenencia de dólares estaba penalizada, algunas jovencitas se arriesgaban a buscar turistas y se conformaban con que las invitaran a cenar o les obsequiaran algunos bienes de consumo --afeites, medias, perfumería-- adquiridos en las diplotiendas, a las que ellas no tenían acceso Al admitirse el curso legal de las divisas, la relación volvió a ser monetaria A fines de 1998, las jineteras fueron acotadas Se redujo su número y su presencia en el paisaje de la urbe, pero persisten como la humedad del trópico Contribuye a ello la natural sensualidad de los nativos, la ausencia de prejuicios religiosos, el gusto por la vida y la curiosidad y la tradición de tratar a los viajeros que llegan a la isla Todo ello tiene que ver en el fenómeno, pero más cuenta la ruptura de la unidad familiar y sus valores ?la moral pequeñoburguesa-- impuesta por la liberación de la mujer, su incorporación al trabajo y la educación socialista y la certidumbre de que sólo con dólares se tiene acceso a los bienes más atractivos del consumo Antes de la caída del bloque socialista y de la circulación legal del dólar, el jineterismo era un hecho aislado que se practicaba más por curiosidad que por urgencias económicas, que son un factor fundamental en su apogeo Algunas chicas jineteras tienen formación profesional y grados universitarios, pero los bajos salarios y los apremios económicos las impulsan a variar de actividad y a convertirse en proveedoras del hogar Las que no pueden entrar a los hoteles con los turistas, acuden con particulares que rentan cuartos en su domicilio o ya de plano, utilizan piezas del mismo espacio familiar Si por un lado pudiera exaltarse el erotismo y la sexualidad compartida entre los seres humanos, el hecho de que se dé en tan deplorables condiciones subraya la tragedia social y justifica la censura El que en notables comunidades cubanas que viven en el exterior la prostitución no esté tan extendida como en la Isla, salva a la población de ese estigma Se demuestra así que el jineterismo no es una característica de la raza o de la cultura del país, sino un fenómeno de coyuntura con raíces bien localizadas Ante el derrumbe del socialismo europeo, el gobierno tuvo que asegurar su supervivencia autorizando la circulación del dólar y apostó por el turismo Una consecuencia no deseada fue el resurgimiento de las jineteras que ahora forman parte de la vida cotidiana y es que a veces, la historia nos juega la mala pasada de que las sociedades terminan en lo que se propusieron combatir _______________________________ *Gilberto Calderón Romo es escritor y periodista Fue agregado de prensa de la Embajada de Cuba en México (1998-2001)

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