Rediseñar la política exterior de México

viernes, 30 de agosto de 2002 · 01:00
La política exterior y la imagen de México ante el mundo cambió sustancialmente desde diciembre de 2000 La alternancia en el poder y el fin del régimen monopartidista abrieron la posibilidad de formular una nueva diplomacia, basada en la promoción de los derechos humanos y la democracia en el mundo Sin embargo, la forma como se implantó ese principio por el secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda Gutman, desvirtuó el sentido humanitario del nuevo enfoque Redujo la defensa de los derechos humanos prácticamente a un sólo país, Cuba, mientras que se hizo de la vista gorda ante los atropellos cometidos en Estados Unidos en contra de los emigrantes mexicanos Dureza con los cubanos y tibieza con los norteamericanos, con sus matices Así, la legitimidad de Fox se tiró por la borda El gobierno desaprovechó la oportunidad histórica de promover los intereses del país en un ambiente favorable, de respeto internacional El error consistió, además, en reconcentrar nuestras relaciones en un sólo país, Estados Unidos, y aún peor, en un sólo tema con esa nación, el asunto migratorio En consecuencia, Europa nos percibe como un país cuyo único interés está en la Unión Americana El margen de maniobra del gobierno mexicano, tanto en el ámbito interno como en el internacional, ha disminuido notoriamente por diversas razones, entre las que se encuentran las siguientes: Ha pasado la novedad del triunfo del 2 de julio La desaceleración de la economía estadounidense afectó el desempeño de la economía mexicana y se registraron descensos en las exportaciones y un aumento del desempleo Hay la percepción de que no se han llevado a cabo cambios profundos ni se ha podido cumplir con las expectativas derivadas del triunfo del presidente Fox, como por ejemplo los acuerdos con Estados Unidos en materia migratoria Las prioridades del gobierno estadounidense respecto a América Latina en general y a México en particular, cambiaron de forma radical después del 11 de septiembre; América Latina ha pasado de una situación de relativa estabilidad a una de emergencia, detonada en buena medida por la crisis argentina y que tiene dimensiones políticas y sociales, que pudieran poner en peligro la gobernabilidad y la viabilidad democrática de la región; En la agenda internacional, el tema de la lucha contra el terrorismo pasó a ocupar el primer plano, en detrimento de otros como la defensa y protección de los derechos humanos, la promoción de la democracia y la reforma del sistema económico mundial; Estados Unidos proyectó su hegemonía en una política unilateral, con fuertes contenidos militaristas y para lo cual no toma en cuenta a sus aliados, vecinos o amigos El presidente Bush obtuvo la autorización del Congreso de su país para negociar acuerdos comerciales "vía rápida", con pocas restricciones En este contexto, las premisas sobre las cuáles se diseñó la política exterior del actual gobierno que privilegia la relación con los Estados Unidos, la búsqueda de un acuerdo migratorio, el logro de un TLCAN "plus" y la no concreción del ALCA, así como el llamado "bilateralismo multilateralista", han cambiado y, por lo tanto, se requiere modificar la estrategia internacional del gobierno mexicano Los objetivos de una estrategia acorde a los cambios internacionales podrían ser los siguientes: Disminuir la vulnerabilidad de la economía mexicana, reduciendo paulatinamente la dependencia del mercado estadounidense No se trata de retroceder en los esfuerzos de integración (que no de entrega) económica y de cooperación con los Estados Unidos, pero sí de retomar espacios de autonomía e independencia que faciliten un nuevo espacio a la toma de decisiones Rediseñar un nuevo acercamiento con los demás países latinoamericanos reconociendo que los problemas políticos y sociales que enfrentamos son similares y que, por lo tanto, la acción coordinada en los foros regionales e internacionales es indispensable Este reacercamiento habría de privilegiar el debate y la acción conjunta para fortalecer la gobernabilidad y la democracia en la región México no debe renunciar a un liderazgo en la región, aunque lo comparta con Brasil; Dar prioridad a la relación con la Unión Europea a fin de alcanzar la real diversificación de nuestra política exterior y de nuestro comercio Aprovechar la celebración de la cumbre de la APEC para anunciar una nueva política exterior hacia los países de Asia y de la Cuenca del Pacífico en particular El anuncio de la futura firma de un acuerdo de libre comercio con Japón, podría ser el inicio de esta nueva política Llevar a los foros internacionales el debate sobre democracia, gobernabilidad y justicia distributiva, en el marco de los esfuerzos para impulsar el desarrollo humano y en las líneas ya marcadas por el último informe sobre Desarrollo Humano y Democracia del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, vinculando así las agendas de seguridad y desarrollo Ante el discurso polarizado de los Estados Unidos: "Quien no está con nosotros está contra nosotros", México podría promover una política de tolerancia y de diálogo, para lo cual la acción con los países latinoamericanos y europeos es fundamental En el mediano plazo, esta política podría incluso encontrar apoyo en sectores políticos y académicos al interior de los Estados Unidos, que comienzan ya a distanciarse del discurso belicista de la administración Bush Así mismo, es necesario que la política exterior de México sea factor de consenso y unidad al interior del país y no pretexto o instrumento de enfrentamiento y división Los principios de política exterior, en tanto la Constitución no sea modificada, están para aplicarse, aunque pueden ser interpretados de acuerdo a realidades específicas Ante los retos de la globalidad y de la "extraña crisis" que estamos viviendo, como la llamó Felipe González, conviene fortalecer los canales y mecanismos de consulta con la sociedad civil ?empresarios, academia y organizaciones de la sociedad civil- así como con los partidos políticos y los otros poderes de la Unión, para hacer prevalecer la soberanía sobre las razones de mercado

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