Bienvenidos al mundo neocon

sábado, 22 de marzo de 2003 · 01:00
México, D F (apro)- Días después de los ataques terroristas que hicieron polvo las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 (11-S), el subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, detalló los alcances de la naciente guerra contra el terrorismo de su país “No se trata sólo de capturar gente, de hacerla responsable de sus actos, sino de remover los santuarios, de remover los sistemas de apoyo, de ponerle fin a los Estados que respaldan el terrorismo”, dijo en una conferencia de prensa en el Pentágono Wolfowitz describía lo que hoy ocurre en Irak: Estados Unidos lo ha atacado no sólo para destruir las armas de destrucción masiva que presuntamente posee, sino para “ponerle fin” al régimen de Saddam Hussein En el libro Bush at war, Bob Woodward, veterano reportero del Washington Post, cuenta que inmediatamente después del 11-S y con Wolfowitz a la cabeza, “un extrovertido grupo de conservadores expertos en seguridad nacional” cabildeó para convencer a George W Bush de que la mayor amenaza para su país era el presidente de Irak El razonamiento era, dice Woodward, que “si Saddam, un impredecible y decidido sobreviviente, se proponía lanzar un ataque terrorista, o incluso un ataque militar limitado contra instalaciones de Estados Unidos después del 11 de septiembre, y el Presidente no había actuado antes en su contra, las recriminaciones no terminarían nunca” La decisión de Bush de poner en marcha la secuela de la Guerra del Golfo, indica que el cabildeo surtió efecto De paso, el nuevo conflicto ha convertido al grupo mencionado por Woodward en la fuerza intelectual más influyente en Washington y, quizá, por el alcance de sus propuestas, del mundo entero Son los neoconservadores o, más relajadamente, neocons Y como en todas las buenas historias, hay que trazarles un origen, y ese se encuentra en los noventa, cuando eran los más acérrimos críticos de la política exterior del presidente demócrata Bill Clinton, porque decían que carecía de un plan estratégico para mantener la supremacía de Estados Unidos en el siglo XXI Ellos ofrecían el propio, que tiene como centro la idea de lanzar “ataques preventivos” y cambiar los regímenes de países que representen amenazas actuales o futuras para Estados Unidos En suma, recomiendan al país usar su “claridad moral y su poderío militar” para convertir el mundo en un lugar más seguro para los estadunidenses, diseminando la democracia y el libre mercado También urgen a Estados Unidos a abandonar conceptos de la Guerra Fría como la contención y la disuación, y confrontar tanto a regímenes “rebeldes” como a rivales potenciales, especialmente en Asia y el Medio Oriente Y si la ONU, o algún acuerdo internacional entorpecen esos planes, recomiendan hacerlos a un lado “Están llamando a un retorno, de facto, al tiempo de los imperios”, dijo hace unos días Jessica Mathews, presidenta de la Carnegie Endowment for International Peace, entrevistada por The New York Times “Anunciar una cruzada global en nombre de la democracia es algo arrogante, ciego a las realidades locales, peligroso e ignorante de la historia”, agregó El viaje rumbo al poder de los neocons es tan llamativo como sus ideas La etapa final comenzó en las páginas de la revista The Weekly Standard, propiedad del magnate conservador australiano Rupert Murdoch (también dueño de la ultraconservadora cadena de televisión Fox News), que tira sólo 55 mil ejemplares a la semana y, según el Times, pierde un millón de dólares al año Ahí, su director y, quizá el más articulado neocon, William Kristol —jefe de asesores del exvicepresidente Don Quayle— aglutinó a pensadores como Robert Kagan --quien recientemente explicó las desavenencias entre Estados Unidos y la Unión Europea en términos de que el primero viene de Marte y la segunda de Venus— y David Brooks, y se hizo de lectores asiduos como Wolfowitz —en los noventa director de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la universidad John Hopkins—, Richard Perle, hoy jefe del Comité Asesor de Defensa del Pentágono; y los actuales vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld Dice Kristol que Cheney recibe cada fin de semana unos 20 ejemplares de la publicación El grupo, incluso, tiene una especie de manifiesto: el documento de fundación del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, ideado por Kristol y firmado en 1997, entre otros, por todos los personajes mencionados arriba Y claro, un héroe: el expresidente Ronald Reagan, de quien creen que al cuestionar los conceptos de la contención y disuasión acabó con la URSS, y al que le copiaron el estilo de expresarse en términos “del bien y del mal” Kristol le dijo al Times que la relación de The Weekly Standard, y de sus pensadores, con el presidente Bush y su administración es compleja, porque aunque en acciones como la de Irak hay una coincidencia de fines, ellos se consideran también sus críticos implacables Sin embargo, agregó el Times, a nadie se le escapan gestos como el que hizo Bush al asistir hace unas semanas a un homenaje que el conservador American Enterprise Institute le organizó a Irving Kristol, pionero del neoconservadurismo y padre de William Kristol Las ideas de los neoconservadores tienen, pues, en Irak su primer gran prueba, y el balance de la misma, por ahora, sería así: Primero está la ONU, a cuyo centro de poder, el Consejo de Seguridad, la decisión de Bush de atacar Irak sin su respaldo y con la intención manifiesta de “cambiar su régimen”, le infligió severas heridas Una pista para medir el daño real al máximo órgano multilateral surgido de la Segunda Guerra Mundial y a las relaciones transatlánticas, y además calibrar la tolerancia global a la agenda neocon, la dará la voluntad que tengan países clave en el Consejo y la Unión Europea, como Francia, Alemania y Rusia, para aceptar el ataque contra el país árabe como un fait accompli, y compartir con Estados Unidos los costos, económicos y políticos, de su reconstrucción y del reacomodo de poder que habrá en el Medio Oriente Después están las consecuencias que el ataque tendrá en las relaciones de Estados Unidos con los que hasta ahora son sus principales aliados en esa zona: países como Egipto, Arabia Saudita y Jordania con dificultad se parecen a la democracia que atesoran los neoconservadores De hecho, en el artículo de portada de The Weekly Standard de la semana en que comenzó la guerra, se analizan los retos que le planteará a Estados Unidos la existencia en Irak de “la primera democracia del mundo árabe” “La diplomacia americana siempre se inclina hacia preservar el status quo, y desde el 11-S, la administración Bush ha adoptado una actitud hacia el Medio Oriente —la doctrina del Eje del Mal, la guerra contra el terrorismo y la promoción de mayores libertades individuales y la democracia—, que resulta enormemente perturbadora para los dictadores y reyes de la región, en particular aquellos que son nuestros aliados”, dice en el artículo “Why we need a democratic Iraq”, el editor Reuel Marc Gerecht El ataque preventivo contra Irak marcó el verdadero inicio de la era posguerra fría; el tiempo dirá qué tanto se parecerá el ideal neoconservador

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