Extrañamos tanto a MAD

sábado, 8 de marzo de 2003 · 01:00
En sus memorias, Nikita Khrushchev, el legendario líder soviético, se burló del Presidente John F Kennedy cuando éste se proclamó satisfecho porque el arsenal de misiles atómicos que tenía la URSS sólo servía para borrar del mapa a Estados Unidos una vez “Una vez es más que suficiente”, habría dicho aún más satisfecho Khrushchev La anécdota forma parte de la historia sobre cómo se construyó uno de los conceptos más escalofriantes pero, paradójicamente, eficientes, de las relaciones internacionales: el famoso MAD, Mutual Assured Destruction, o destrucción mutua asegurada MAD se refería al hecho de que para principios de los años 70 del siglo pasado, los dos grandes antagonistas de la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética, habían acumulado tal cantidad de bombas nucleares y, sobre todo de misiles, para hacerlas llegar a territorio enemigo, que ya era técnicamente imposible que se atacaran, porque la destrucción de los dos estaba asegurada Pero los tiempos cambian, y MAD parece relegado irremediablemente al cajón de los recuerdos Desafortunadamente, no pasó de moda porque la amenaza de la guerra atómica se haya evaporado Al contrario Hoy el mundo vive lo que muchos analistas denominan la “nueva era atómica”, en la que la posibilidad de que alguien utilice este armamento ha vuelto a ser real Basta echarle un vistazo al globo para medir el tamaño del lío en que estamos metidos Ahí están Pakistán e India, que recientemente anunciaron que tienen armas nucleares, mismas a las que no descartan recurrir en su disputa por la región de Cachemira A finales de 2002 supimos que Corea del Norte, con su totalitario e impredecible gobierno, podría poseer por lo menos dos bombas Por las mismas fechas Estados Unidos presentó dos documentos que contienen su nueva doctrina de defensa, en la que introduce el concepto de los ataques preventivos y advierte que utilizará “todos sus recursos” –incluidos los atómicos, dijo después el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld—, para defenderse de ataques con armas de destrucción masiva A esto se agrega el peligro, mencionado constantemente por servicios de inteligencia de todo el mundo, de que terroristas internacionales tengan acceso y, utilicen, este tipo de armamento Por último está el hecho de que, gracias a los avances de la tecnología, ahora se producen en el mundo armas nucleares “tácticas” ultrasofisticadas, cuyo daño estaría restringido a espacios muy específicos Por todo lo anterior, parece hasta normal comenzar a extrañar los días de la “paz terrorífica” de MAD Y es que así como hay especialistas que advierten sobre las nuevas amenazas atómicas, también hay otros que señalan que el derecho internacional no dice nada claro sobre cosas tan cruciales para estos tiempos como la legalidad o no de utilizar este armamento En el artículo “Bush’s nuclear revolution” aparecido en la edición marzo-abril de este año de la revista Foreign Affairs, George Perkovich, vicepresidente del Carnegie Endowment for International Peace, recuerda que el uso de armamento químico y biológico está prohibido por tratados internacionales Pero para regular las armas atómicas sólo existe el Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP), de 1968, que dice que la posesión de este armamento es legal para cinco países —Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Francia—, e ilegal para todos los demás que hayan firmado el acuerdo Sobre los que no firmaron nunca, como India y Pakistán, Perkovich explica que el hecho de que cuenten con bombas nucleares es “moral, política y estratégicamente” condenable, pero no legalmente Pero una cosa es poseer armas atómicas y otra utilizarlas Achilles Skordas, profesor de estudios internacionales de la Universidad de Atenas, agrega en el artículo “A right to use nuclear weapons?”, aparecido hace unos días en la página electrónica Open Democracy, que sobre ese delicado asunto sólo existe un precedente, que data apenas de 1996 y es bastante vago Cuestionada por la Asamblea General de la ONU sobre la legalidad o no del uso, o amenaza de uso, de armamento nuclear, la Corte Internacional de Justicia dijo que le resulta imposible pronunciarse en un sentido u otro de manera definitiva cuando se trata de una situación extrema, en la que la supervivencia misma de un Estado esté en riesgo y éste actúe en defensa propia En resumen, dice Skordas, en la actualidad, el derecho internacional es incapaz de guiar el proceder de los Estados en una crisis nuclear Pero entonces, ¿quién decide cuál es una situación extrema y cuándo está amenazada la supervivencia de un Estado? El especialista griego dice que eso lo intentarán establecer los Estados más poderosos, de acuerdo con sus intereses Sin embargo, él opina que, aunque parezca frío y hasta mórbido, la mejor manera de evitar el uso de armas nucleares en un futuro próximo podría ser precisamente el legislarlo claramente Durante la Guerra Fría, el mundo se libró de la catástrofe nuclear gracias al “equilibrio del terror” al que llegaron las principales potencias atómicas Pero ésa solución no era de ninguna manera la mejor Esperemos que de discusiones globales como la que ahora se desarrolla en torno al desarme de Irak, surjan ideas no sólo para enfrentar en el corto plazo los peligros de la “nueva era atómica” sino para, eventualmente, lograr que las armas nucleares sean totalmente eliminadas Porque, al final de cuentas, a eso se comprometieron Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido y Francia en el TNP, el único tratado internacional con el que por ahora contamos para regular tan temible armamento

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