¡Ya Basta!
En el reciente accidente en Victoria, Texas, en el que 18 inmigrantes perdieron la vida –13 mexicanos y el resto centroamericanos-- se encontró a un padre cargando a su niño de siete años Esta escena desgarradora, como las que suceden casi a diario en la frontera de México con Estados Unidos, conmocionó a la opinión pública Pero lo que es más grave aún que estas 18 muertes por asfixia en la caja de un trailer en la que por poco pierden la vida los 70 indocumentados que escondidos se dirigían a Houston, es que prácticamente cada día un inmigrante pierde la vida tratando de alcanzar el sueño americano Y en su abrumadora mayoría las muertes son anónimas Sólo en algunos casos los familiares reclaman los cuerpos, mientras que la mayoría descansa en fosas comunes
Desde 1995, cuando el gobierno de Bill Clinton (el que tanto extraña el escritor Carlos Fuentes) decidió dificultar el paso por las zonas de cruce tradicional, el número de muertos tratando de cruzar la frontera se ha elevado abrumadoramente Según estadísticas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de 1997 a la fecha han muerto 1,983 mexicanos intentando cruzar hacia Estados Unidos El año pico en cifra de muertos fue 2000, cuando 491 connacionales perecieron
Como respuesta a la preocupación de que su frontera sur estaba fuera de control, lo cual permitía el ingreso ilegal de cientos de miles de mexicano y centroamericanos, el gobierno de Bill Clinton decidió, unilateralmente, reforzar la vigilancia fronteriza a través de tres medidas: el incremento de los efectivos de la patrulla fronteriza; la erección de barreras como bardas metálicas, alambradas y equipos de visión nocturna; y la instrumentación de operaciones policíacas en los puntos de cruce más importantes, como la Guardián en San Digo-Tijuana y la Mantener la Línea en El Paso-Ciudad Juárez
Desde finales de los años noventa y en especial en 2000, cuando Vicente Fox y George W Bush conquistaron sus respectivas presidencias, se hizo evidente que estas medidas de reforzar la vigilancia en la frontera no habían tendido ninguna efectividad para frenar el flujo de indocumentados Justamente en la segunda mitad de los noventa se registraron los mayores flujos de inmigrantes mexicanos, documentados e indocumentados, en la historia: entre 300 y 400 mil por año
Ahora bien, si las mediadas fueron inefectivas para frenar el flujo, tuvieron en cambio dos consecuencias perversas: primero, cambiaron las rutas de la migración a lugares más remotos y peligrosos, como a zonas montañosas o desérticas de California y especialmente de Arizona lo cual explica el incremento alarmante de muertes por hipotermia o deshidratación; segundo, alargaron el ciclo migratorio, de una carrera migratoria circular en la que migrantes agrícolas iban y venían sin documentos el mismo año, a estancias más largas de dos y tres años, pues el costo de los coyotes se fue a las nubes, además de que aumentó la peligrosidad del cruce en todos sentidos
Estas medidas unilaterales adoptadas por Washington han sido la panacea únicamente para las bandas de coyotes Sus ganancias se han incrementado exponencialmente El negocio se ha hecho tan redituable y se ha generalizado de tal manera, que esto explica que la semana pasada alguna banda de coyotes contrató a un chofer que no tenía escrúpulos y le importaba un bledo su negocio, pues los criminales, incluidos los coyotes, prefieren pasar por debajo del radar de los medios de comunicación
Ante la ola de antiyanquismo que México experimenta, la principal reacción en los medios y en los pasillos políticos fue denunciar la falta de sensibilidad del gobierno del país vecino para colaborar con México en acabar de tajo con estos incidentes: “volvamos a la mesa de la negociación migratoria”
Efectivamente, ya basta de que Washington continúe manteniendo una política unilateral en materia de migración que lo único que logra es volver más peligrosos los cruces y aumentar el tiempo de estadía de los inmigrantes en su territorio
Más aún, ya basta de que el gobierno de México se conforme con denunciar que Washington no quiere regresar a la mesa de las negociaciones migratorias México es el país del mundo que más emigrantes expulsa Ya es hora de hacer de la migración una prioridad nacional
El presidente Vicente Fox y su entonces canciller Jorge Castañeda tuvieron un gran acierto al poner sobre la mesa de negociación bilateral el tema de la migración y hacerlo una prioridad Pero fuera de eso, es prácticamente nulo lo que ha hecho este gobierno por hacer del emigrante una de las prioridades nacionales
México quería un acuerdo migratorio barato con Estados Unidos A diferencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que requirió una previa reforma económica y durante la negociación estableció una especie de ejército gubernamental, empresarial y de cabilderos en Washington, la propuesta migratoria de Fox nunca contó con un equipo de negociación y desde luego que era el acuerdo de la Secretaría de Relaciones Exteriores La coordinación intersecretarial en México brilló por su ausencia, como sigue siendo el caso ahora que Castañeda ya salió del gabinete
Las muertes de los 13 emigrantes mexicanos la semana pasada en Texas y mucho menos las de los casi dos mil desde 1997 no deben quedar impunes Pero no en el sentido de hacer justicia y encarcelar al responsable Amén de que ahora sí nos interesa que Texas haga caer todo el peso de su ley, el gobierno de Vicente Fox necesita hacer de la migración una prioridad nacional, no internacional
Hay que replantear todo el esquema institucional para manejar el fenómeno migratorio Los esfuerzos actuales son como aspirinas para una gangrena El grupo Beta, que es la policía camuflajeada que opera en la frontera para evitar los abusos a los cientos de miles de inmigrantes que cada año intentan cruzar la frontera, no pasa de 300 elementos y prácticamente carece del equipo más elemental
Ya basta de exigirle al vecino Eso sólo sirve para la popularidad de los políticos No para evitar las muertes de nuestros connacionales en la frontera
*Profesor-investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y director de la revista Foreign Affairs en Español