El pasado 4 de septiembre se llevó a cabo en Nuevo México, Estados Unidos, el primer debate abierto entre ocho de los nueve precandidatos demócratas El alto número de aspirantes a la candidatura demócrata no es inusual, pues se espera que tanto la posición como la fortaleza de cada uno se vayan perfilando a lo largo de los seis debates programados Así, para enero del próximo año, cuando la lumbre realmente llegue a los aparejos, empezará formalmente la competencia cerrada entre ellos y para marzo debe haber un candidato definitivo para contender en las elecciones presidenciales en noviembre de 2004 A pesar de que las últimas encuestas han mostrado que dos terceras partes de los electores no conocen a ninguno de los precandidatos que participaron en el primer debate, la lucha dentro del partido se centra principalmente en tres oponentes: el ex gobernador de Vermont, Howard Dean; el senador por Massachussets, John Kerry; y el ex líder demócrata en el Congreso, Dick Gephard Con todo, en algunos estados decisivos como New Hampshire e Iowa se empieza a reconocer una ventaja importante para Dean Quizá lo más destacable del primer debate fue que, en lugar de que los ataques se dieran entre los precandidatos, las críticas se centraron en Bush, quien hasta hace pocas semanas parecía imbatible y se perfilaba con fuertes posibilidades para ganar la reelección y alargar su mandato Sin embargo, recientemente se vio debilitado debido a dos factores principales: el flanco abierto en la economía –con la tasa de desempleo más alta en los últimos 9 años, ubicada en 62 por ciento- y la política de seguridad nacional –con el reciente cambio de posición en Irak Los demócratas aprovecharon dicho contexto para extenderse criticando tanto la política económica como el hecho de que Bush no hubiera asegurado las tradicionales alianzas internacionales antes de invadir Irak, además del alto costo humano y económico de la guerra Así, mientras que Dean acusaba a Bush de no haber dicho la verdad sobre el conflicto en Irak (sobre los costos y riesgos), Kerry lo acusaba de haber conducido a un “fracaso en el liderazgo mundial” y Gephard afirmaba que es un “fracaso miserable” Sin embargo, Gephardt y Kerry se alinearon en su momento con Bush, lo que les da menos libertad para criticar los resultados, en contraste con Dean, quien se opuso abiertamente a la intervención en Irak Dean puso en tela de juicio la existencia de armas de destrucción masiva y, por lo tanto, la principal justificación para emprender la guerra, se mostró dudoso respecto a los informes de inteligencia del gobierno de Bush y públicamente hizo del presidente el principal responsable por las muertes de soldados estadounidenses Esto le ha ganado cierta ventaja y liderazgo y va en consonancia con la opinión de la mayoría de los demócratas con respecto a que Estados Unidos nunca debió iniciar la guerra contra Irak Otra peculiaridad del debate es que fue el primer debate presidencial en ser televisado en español, respondiendo al objetivo de los demócratas de alcanzar a la cada vez mayor y políticamente más fuerte comunidad latina –45 por ciento de la población de Nuevo México Según estrategas de ambos partidos políticos, el voto hispano tendrá un peso definitivo en las elecciones de 2004, lo que obligó a los precandidatos a tocar el tema de la migración Sin embargo, a pesar de que la mayoría se mostró favorable a una amnistía para inmigrantes ilegales trabajando en Estados Unidos, ninguno ofreció una propuesta innovadora Aún faltan cinco debates para conocer del todo la posición de los precandidatos dentro del partido y para ver reflejado su impacto en la opinión pública Éste fue apenas el inicio de una batalla que dará como resultado al futuro candidato presidencial, y sirvió para comenzar a delinear las principales características y posiciones demócratas respecto a temas de coyuntura nacional e internacional * Profesor-investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y director de la revista Foreign Affairs en Español