Colombia: La chispa de la muerte

sábado, 9 de octubre de 2004 · 01:00
México, D F (apro)- “Entre ocho hombres me subieron a un automóvil; me habían citado en una heladería para tratar asuntos del sindicato, pero fue una trampa Me llevaban a un terreno desolado al que le dicen ‘el matadero’ porque ahí siempre aparecen los cadáveres de las víctimas de los paramilitares: primero el suplicio luego les dan su tiro de gracia “Con el carro en movimiento pensé: ‘mejor que me maten corriendo que con torturas’ En un semáforo en rojo y en un descuido de los paramilitares abrí la puerta y ¡fuaahhhh! Corrí como potro desbocado Me escurrí entre la gente mientras aquellos maldecían y disparaban Me fui directo a una estación de policía y levanté una denuncia Desde entonces vivo escondiéndome Los gatilleros me la tienen sentenciada si no se las pago yo, se las pagará mi familia” Luis Cardona, un exoperador de montacargas de la embotelladora de Coca Cola en Carepa (noreste de Colombia) ha contado cientos de veces este pasaje de su vida a la prensa, a grupos de derechos humanos y a abogados Cada vez que lo hace estalla en llanto Cardona actualmente vive en Chicago, Estados Unidos, acogido por un programa de protección para sindicalistas extranjeros Cardona fue testigo ocular del asesinato de Isidro Gil, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias Alimenticias (Sinaltrainal) el 5 de diciembre de 1996 Ese día llegaron dos hombres en una motocicleta a la embotelladora Le preguntaron a uno de los trabajadores: --¿Es usted Isidro Gil? --Sí, ¿por qué? Los dos hombres le dispararon a la cabeza y a los genitales Luis Cardona vio todo Mientras Isidro Gil se desangraba en el piso, los paramilitares quemaron el local de sindicato En esos días el Sinaltrainal negociaba un nuevo contrato con la dirección de la embotelladora Una de las demandas era precisamente protección contra los ataques de los paramilitares Después del asesinato de Gil y de la quema del local sindical, la dirección de la planta de la Coca Cola entregó a los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), las renuncias que los trabajadores sindicalizados debían firmar Los mensajeros empistolados amenazaron: “Si no lo hacen, les va a pasar lo mismo que a Isidro Gil” Según el relato de Luis Cardona sólo 70 trabajadores sindicalizados firmaron, pero los que no, fueron hostigados de tal forma que tuvieron que huir y esconderse de ciudad en ciudad con todo y familia La complicidad El testigo protegido denuncia: “Los paramilitares entran y salen de las embotelladoras como si estuvieran en su casa La embotelladora tiene puertas de seguridad, vigilancia y simplemente es imposible el acceso sin el consentimiento de la compañía El supervisor se va a beber con los sicarios El día del asesinato de Gil, había policías en la ciudad, había ejército y nadie los detuvo Los gavilleros visten de civil y andan armados sin que nadie les diga nada Coca Cola nunca hizo una investigación por el asesinato en sus instalaciones” Meses antes de la ejecución de Gil, durante las negociaciones del contrato colectivo de trabajo, el gerente general de la embotelladora Coca Cola Carepa, Ariosto Mosquera, había amenazado de muerte a los sindicalizados de Sinaltrainal; “Los paramilitares están listos para desaparecerlos Lo único que tengo que hacer es decir cuándo”, les dijo El gerente de la Coca Cola en Bucaramanga reunió a los trabajadores para decirles que, en el futuro, cualquier reclamo sindical sería considerado un acto de terrorismo Carepa, un departamento de Antioquia, está copado por los paramilitares y la extrema derecha Ahí Coca Cola tiene una planta y desde siempre trató de eliminar al sindicato, con sobornos o con violencia En 1995 empezaron los asesinatos de los líderes sindicales Mataron a cinco activistas; a dos de ellos dentro de la planta Los paramilitares obligaron a renunciar a todos los obreros sindicalizados tras saquear y quemar el local sindical Desde entonces, el sindicato ya no tiene presencia en Carepa Sinaltrainal lanzó una campaña de denuncias No sirvió de mucho En diez años han asesinado a nueve de sus miembros, han secuestrado a 74 y torturado a 11 más Además, 70 de ellos han sido amenazados de muerte La central obrera presentó tres demandas judiciales Una en 1996 en contra el gerente de la planta Carepa, Ariosto Mosquera, otra contra el gerente de producción Roberto Marín, y otra contra Coca Cola En respuesta, la empresa acusó a cinco sindicalistas de haber puesto una bomba en las instalaciones Era falso Sin pruebas y sin juicio, los trabajadores fueron encarcelados durante medio año Nunca recibieron una compensación por la injusticia Las demandas contra la dirección de la embotelladora se empolvaron en algún cajón mientras los paramilitares declararon a los sindicalistas como sus próximos blancos Los amenazados huyeron y se escondieron En 1998 se animaron a hacer una ronda de información que llamara la atención mundial y fue bautizada como “Campaña contra la impunidad” Luis Eduardo García, uno de los líderes de Sinatrainal recuerda: “Coca Cola llegó a Colombia hace 60 años cuando ya existían embotelladoras de refrescos regionales y nacionales Se estableció en Cali y se extendió a Santander Los obreros trabajaban en condiciones inhumanas, muchos dormían en las bodegas y comían en las plantas En 1952 los obreros organizaron el primer sindicato Coca Cola es la sexta empresa de Colombia de alimentos y refrescos Actualmente, de sus 20 plantas, 17 son de Panamco Colombia SA Las otras tres, ubicadas en Florencia (Caquetá), Leticia (Amazonas) y Carepa (Antioquia) son manejadas por particulares Coca Cola no acepta públicamente que es la dueña de las plantas y esconde su relación con ellas tras varias fachadas legales” García explica que “los trabajadores de estas embotelladoras están organizados en Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias Alimenticias, fundado en 1982, aunque sus raíces tienen más de 50 años, cuando con la llegada de Nestlé a Colombia se constituyó el primer sindicato de base Sinaltrainal agrupa a los trabajadores de las transnacionales Nestlé, Coca-Cola y Corn Products Corporations, además de algunas empresas nacionales” El juicio En el verano del año 2001 el Fondo Internacional de Derechos de los Trabajadores y el Sindicato de Trabajadores del Acero de Estados Unidos ofrecieron ayuda a los sindicalistas colombianos y lo hicieron a través de la Alien Tort Claims Act, una ley de 100 años de antigüedad según la cual Sinaltrainal podía llevar su caso a una corte estadunidense por tratarse de un sindicato de una compañía de ese país La demanda fue presentada en la Corte del distrito 11 de la Florida Los quejosos reclamaron justicia por el asesinato sus líderes, como Isidro Gil, por las constantes amenazas de muerte, torturas, secuestros y el injusto encarcelamiento de cinco obreros Los demandados son Coca Cola y sus embotelladoras Panamco y Bebidas y Alimentos El 31 de marzo de 2003, el juez José E Martínez concluyó que el caso por asesinato y violaciones de derechos humanos procedía y podía avanzar en las cortes estadunidenses Además de esta acción jurídica, arrancó una campaña mundial contra la gaseosa cuyo eslogan es: “Coca Cola asesina, Impensable, Intomable” En respuesta a la demanda en Florida, Coca Cola Colombia demandó al sindicato por injurias y calumnias Además, reunió a los trabajadores de todas las embotelladoras del país y trató de obligarlos a firmar hojas en blanco En las plantas de Cartagena, Bucaramanga, Cúcuta, Barrancabermeja, Itagüí, aparecieron escritos de las AUC amenazando de muerte al Sinaltrainal Paso seguido, el 22 de julio de 2001 intentaron asesinar a Juan Carlos Galvis, presidente del sindicato en Barrancabermeja El singular sindicato lleva la cuenta: 14 dirigentes asesinados –siete de ellos trabajadores de Coca Cola y de los cuales tres fueron ejecutados en plena negociación de pliego de peticiones o del contrato colectivo de trabajo--, 48 han sido desplazados, dos exiliados, numerosas detenciones injustas de dirigentes, dos desaparecidos La trasnacional solicitó al Ministerio de Protección Social permiso para despedir 300 trabajadores, pero de un plumazo echó a 500 a la calle El 25 de febrero del 2004 obtuvo una nueva autorización para despedir a 91 más El sindicato protestó airadamente Los artículos 18 y 91 de las convenciones colectivas de trabajo impiden despedir obreros en caso de reducción de actividades de la empresa, de cierre de secciones o de reestructuración La refresquera se negó a cumplir tales artículos y como respuesta, sus trabajadores se fueron a huelga de hambre A la seis de la mañana del 15 de marzo de 2004, en la puerta de 8 embotelladoras (Barrancabermeja, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta, Medellín y Valledupar) 30 obreros empezaron el ayuno Después de 12 días y varios kilos menos, los sindicalistas ganaron la batalla La firma se sentó a negociar y los 91 despedidos fueron reinstalados La victoria fue pírrica, pues a menos de un mes de la huelga de hambre, Gabriel Remolina fue cocido a tiros en su casa, en Bucaramanga Varios sujetos armados con ametralladoras entraron a su hogar y dispararon indiscriminadamente contra toda la familia Además de Gabriel, murió su esposa, Fanny, y sus tres hijos quedaron gravemente heridos La campaña Armando de Matthaeis es miembro del Centro Social Intifada, de Italia, y de la Reboc Italiana, una alianza nacional que coordina las iniciativas de boicot internacional contra Coca Cola De Mathaeiss concede una entrevista para Apro, en la ciudad de Empoli para explicar en qué consiste la campaña: “Se trata de denunciar al mayor número de personas, las barbaridades que comete el consorcio, no sólo en Colombia, sino en todo el planeta Llamamos a un boicot de los productos Coca Cola y por medio de la presión internacional, llevar a esa empresa ante los tribunales, para que se haga justicia por todos los asesinatos, secuestros, torturas y demás violaciones a los derecho humanos Exigimos que los crímenes no queden impunes y una indemnización a las víctimas Lo más importante es que tanto las trasnacionales como el Estado colombiano, dejen su política de exterminio del movimiento obrero a través de los paramilitares “Hemos organizado dos caravanas de observadores internacionales que viajaron a Colombia Los participantes regresaron horrorizados por la violencia Cada día hay un Acteal Quienes más sufren son los civiles que están varios fuegos” --¿Cuánto va a durar la campaña? --Hasta que la empresa cumpla con las demandas El 22 de julio de 2004 fue declarado por el II Foro Social Mundial como El Día Internacional Contra Coca Cola --¿Qué opina la refresquera sobre esto? --En Roma, el 13 de diciembre del 2003, se logró un debate público entre el Sinaltrainal y Coca-Cola En el contexto del acto “Otra Economía” organizado, entre otros, por la Alcaldía de Roma, los dos antagonistas se encontraron por primera vez, para discutir públicamente los crímenes que se le imputan a la empresa El señor Nicola Raffa, director de Relaciones Externas de Coca Cola Italia, evadió los cargos y las relaciones de la empresa en Colombia con los paramilitares El representante patronal tampoco supo justificar la contaminación del medio ambiente y el robo del agua denunciado en el transcurso del evento también por otro relator --¿Quiénes participan en el boicot? --Organizaciones estudiantiles, sindicales, de derechos humanos, de Francia, Alemania, Inglaterra, Colombia, Irlanda, España, Australia y Estados Unidos En Italia el Comité Carlos Fonseca fue el pionero de estas acciones Los compañeros estadunidenses abrieron una página en internet que empieza con la frase: “Bienvenido a los observadores de Coca Cola” Tal vez reciba un choque cuando se entere de las condiciones en las que la Coca Cola produce y distribuye sus productos “En la ciudad de Nueva York, Ray Rogers, director de la campaña Stop Killer Coke (Detengan a la Coca Asesina) se coló a una cena de gala en honor de uno de los altos directivos de la compañía Tomó el micrófono y denunció lo que tenía que denunciar antes de que los guardias de seguridad lo sacaran a rastras del salón La campaña avanza y los activistas han logrado que varias universidades (Macalester College, Carleton College, la Universidad DePaul y la Loyola University, de Chicago) cancelen sus contratos con la refresquera, hasta que ésta cumpla con su cacareado código de ética Se acabó la impunidad A Cada uno de sus abusos corresponderá una denuncia y un escándalo internacional” La campaña no se centra exclusivamente en los aspectos políticos, sino que denuncia la sobreexplotación de las fuentes acuíferas en India, las agresivas prácticas de control de mercados, los daños nutricionales, en especial a los niños, a quienes el oscuro refresco no sólo les produce obesidad sino diabetes, la discriminación racial contra sus trabajadores en las instalaciones de Atlanta, Georgia, entre otras cosas

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