Prensa, bajo acoso jurídico

sábado, 9 de octubre de 2004 · 01:00
Washington (apro) - En un peligroso antecedente para la libertad de prensa, un juez en Nueva York acaba de poner en práctica el clásico refrán: “Tiene usted razón, pero marche preso” Así se vislumbra el resultado del elogio que el juez Thomas Hogan hizo a la periodista Judith Miller del New York Times cuando ella rehusó nombrar la fuente de un artículo que nunca publicó y que, incluso, ni siquiera escribió Por insistir en el derecho del periodista de proteger a sus informantes, Miller podría pasar en la cárcel hasta 18 meses si mantiene su negativa Sin embargo, el juez dictaminó que la periodista siga en libertad mientras apela el fallo Poniendo buena cara a mal tiempo, el juez observó: “Tenemos un clásico enfrentamiento entre intereses opuestos La señorita Miller actúa de buena fe, cumpliendo con su deber como una respetada y connotada reportera que considera que los reporteros gozan de los privilegios de la Primera Enmienda (de la Constitución de Estados Unidos) que cancelaría el derecho del gobierno para investigar quiénes son sus fuentes” Sin embargo, continuó el juez, “está equivocada: la señorita Miller no tiene ningún derecho de rehusar estas preguntas” sobre la identidad de sus fuentes También en América Latina algunos jueces tienden a ver lo que llaman el “periodismo de investigación” (no obstante que algunos consideramos un término redundante, ya que todo periodismo tiende a ser de “investigación”) como si fuera algo semejante al delito de sedición o, como en Panamá, donde algunas autoridades invocan una obsoleta ley de desacato El caso de Miller se remonta a junio de 2003, cuando el columnista Robert Novak publicó en el diario Washington Post un artículo basado en fuentes oficiales pero anónimas, en el cual identificaba como agente encubierta de la Agencia Central de Información (CIA) a Valerie Plame, la esposa del exembajador estadunidense Joseph Wilson En Estados Unidos es un delito federal la revelación de la identidad de agentes secretos Novak, un columnista conservador y bien relacionado con la Casa Blanca, se ha negado a revelar quién le dio la información sobre Plame La identidad de la agente se hizo pública después que su esposo, el exembajador Joseph Wilson, publicó una columna en New York Times en la cual afirmaba que el presidente George W Bush usó información falsa cuando declaró que el derrocado presidente iraquí Sadam Hussein intentó comprar uranio en África para fabricar armas nucleares Sus críticas fueron mal recibidas por la Casa Blanca, y Wilson afirmó que el gobierno finalmente se vengó de él revelando que su esposa había trabajado para la CIA Hasta ahora no se sabe si los investigadores han entrevistado a Novak, pero sí han citado e interrogado a otros periodistas que posteriormente publicaron artículos sobre quiénes en la Casa Blanca pueden haber dado la información al columnista Floyd Abrams, el abogado de Miller, dijo que presentará una apelación de inmediato, y señaló que la periodista ni siquiera había escrito un artículo sobre el caso Plame Sólo había reunido material para escribirlo “Realmente es para asustarse cuando se puede enviar a prisión a los periodistas porque hacen su trabajo de manera eficaz", declaró Miller El fiscal federal Patrick Fitzgerald, quien lleva la investigación, ha citado también a periodistas de la cadena de televisión NBC, de la revista Time y del diario Washington Post Algunos, lamentablemente, han dado información limitada acerca de sus fuentes, especialmente después que Lewis Libby, jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, les relevó de su compromiso de mantener la reserva Miller y el director ejecutivo del New York Times, Bill Keller, han dicho que no aceptarán bajo ninguna circunstancia ofrecer testimonio A fines de agosto quedó anulada la declaración de desacato dictada por un juez federal contra el periodista Matthew Cooper, de la revista Time, después que éste prestó declaración en el caso Con su decisión de declarar, Cooper se libró de una condena de al menos 18 meses de prisión, y su revista se libró a su vez de una multa de mil dólares diarios En Ecuador, el periodista Diego Oquendo enfrenta acusaciones de sedición por haber cometido el “grave delito” de hacer preguntas “Imagínense, un periodista tiene la osadía de cuestionar las actividades de los funcionarios públicos”, ironizó un columnista en el periódico Hoy de Quito “Así están las cosas en Ecuador, donde Oquendo, durante una entrevista radiofónica, preguntó si la campaña electoral del presidente Lucio Gutiérrez recibió dinero de la guerrilla colombiana El cuestionamiento parece estar bien fundamentado pero, como nos informa el periodista Paul Mena, una vez más los funcionarios tratan de escudarse tras leyes represivas para evitar dar cuentas de sus acciones”

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