América: Un continente polarizado

sábado, 4 de septiembre de 2004 · 01:00
Al parecer, en el Continente Americano todavía no ha terminado la Guerra Fría o, tal vez, esté empezando una nueva con otra terminología En desuso términos como comunista y fascista, en duda definiciones como izquierda o derecha, los actuales contendientes se descalifican con categorías como populista o neoliberal, neomarxista o ultraconservador, estatista o privatizador, globalifóbico o globalifílico, sin que ninguna de éstas tenga una definición precisa Los desacuerdos son mucho por modelos económicos; pero también entran en la disputa la soberanía sobre los recursos naturales, los juicios sobre crímenes del pasado, el manejo de las masas y de los medios, la corrupción y la utilización de los fondos públicos, el combate al narcotráfico y al crimen organizado, la lucha contra el terrorismo, los alineamientos en el extranjero y, no menos, los estilos personales de gobernar Lo más preocupante, empero, es que el sistema democrático a nivel electoral no ha sido capaz de atemperar estos desacuerdos entre las clases gobernantes sino que, por el contrario, los ha hecho poco a poco extensivos al resto de la población Más, todavía, porque pese a sus acusaciones recíprocas, ninguno de los proyectos políticos en pugna ha sido capaz de garantizar a los votantes dos de sus reclamos más sentidos: la equidad económica y la seguridad pública El ejemplo más inmediato y claro es naturalmente Venezuela, donde a pesar de convocar una y otra vez a las urnas, la sociedad sigue tan o más dividida que antes Si por votos fuera, Chávez ha ganado tres veces –su elección, su ratificación y el referendum– y esto debería ser suficiente para que sus opositores admitieran que, por lo menos ahora, es él quien tiene el apoyo de las mayorías; mayorías, por cierto, depauperadas y radicalizadas antes por ellos mismos Pero no ha sido así La Coordinadora Democrática, que es un conglomerado de grupos sin proyecto alterno al populismo que tanto critica, no se conforma con menos que la salida del mandatario Así lo ha planteado y así es previsible que lo siga planteando, sin importar el método, como lo demostró el fallido golpe de Estado de 2002 En ésta, que se ha convertido ya en una guerra de clases, en realidad nadie gana; porque la sobrevivencia de las partes depende de la animadversión que se tenga la una a la otra y sus líderes se encargan de atizarla Y los problemas reales, bien gracias Otro país sudamericano donde la participación ciudadana apenas si descomprimió la tensión, es Bolivia Ahí, con un presidente expulsado por una sublevación popular debido a que pretendía enajenar los recursos del subsuelo, su sucesor optó mejor por someterlo a consulta La respuesta fue muy clara en cuanto a quién debe detentar y usufructuar la reserva energética del país Sin embargo, el planteamiento capcioso de las preguntas permite diferentes interpretaciones, lo que ya volvió a levantar las discordias Con una población indígena mayoritaria, explotada y marginada, pero sumamente combativa, Bolivia, pese a haber encontrado la ruta electoral no ha alcanzado el camino de la prosperidad, mucho menos el de la igualdad Siguen pues enfrentados los criterios no sólo de clase, sino de raza, de cultura y de cosmovisión La llegada de dirigentes indígenas al Congreso no parece, hasta ahora, haber mejorado mayormente la situación Y cada vez que hay conflicto se resuelve con la interminable cadena de sublevación/represión En otros países sudamericanos donde pese al ejercicio electoral las heridas sociales no acaban de sanar, la causa fundamental son los lastres arrastrados desde las dictaduras militares En este caso están sobre todo Argentina y Chile, aunque también en menor grado Uruguay, Paraguay y hasta Brasil La injusticia procesal, combinada con la injusticia social, mantiene por lo demás un permanente clima de descontento que se enciende fácilmente ante cualquier estímulo Elegido casi por de faul, Néstor Kirchner vino a tranquilizar un poco a los argentinos Después de una serie de gobiernos ineptos, cuando no corruptos, que llevaron a Argentina prácticamente a la bancarrota, el representante del ala izquierda del peronismo, que inclusive ha incluido en su gobierno a algunos miembros de la guerrilla urbana de los setenta, parece haber encontrado, por lo menos, la senda de la estabilización económica y también de la justicia Pero no todo es ganancia Aunque sus índices de popularidad son todavía altos, los choques con intereses sectoriales empiezan a sacudirlo Reabrir los juicios, encarcelar y permitir la extradición de los militares involucrados en violaciones de los derechos humanos, ha puesto en alerta a todo el aparato castrense y a los políticos que los convalidaron El combate a la corrupción, la revisión de las privatizaciones y su desprecio al modelo neoliberal tienen nerviosos al capital Pero, al mismo tiempo, el desempleo todavía no superado lo tiene contra la pared y los altos índices de criminalidad han avivado la protesta ciudadana Para colmo también tiene roces con el ala derecha de su partido Mucho menos confrontativo, aunque abanderado del Partido Socialista y de haber incluido a algunos miembros del círculo de Allende en su gabinete, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, ha optado por dejar que sea el poder judicial el que ajuste las cuentas con el pasado También en el campo económico ha mantenido una política prudente que, aunque no siempre lo logra, trata de mantener un cierto equilibrio entre los intereses del capital y de la sociedad Desde la detención de Augusto Pinochet en 1998, en Londres, sin embargo, ha quedado claro que la grieta que divide a la sociedad chilena pasa por el esclarecimiento de los crímenes de la dictadura militar Desde esa fecha, varios altos mandos militares han sido juzgados y Pinochet mismo, luego de ser repatriado y desaforado, ha enfrentado algunos procesos de los que hasta ahora ha salido indemne, gracias a subterfugios legales Cada vez que esto sucede, empero, vuelven a enfrentarse adeptos y opositores al pinochetismo; y no sólo de generaciones pasadas La convicción es que hasta que esta cuenta quede saldada no habrá plena democracia en Chile Aunque también pasó por una etapa de dictaduras, Brasil enfrenta una bipolaridad un tanto diferente Primero, porque la represión cobró mucho menos víctimas que en los países vecinos y, segundo, porque su actual presidente, Inacio da Silva, proviene de las filas de la lucha obrera y no de una oposición político-militar Aquí, las tensiones más bien se dan entre una oligarquía que históricamente ha disfrutado de todo y gigantescos contingentes de población que nunca han tenido nada, ni siquiera opciones La llegada de Lula, un niño pobre y posterior obrero metalúrgico a la presidencia, vino empero a subrayar estas desigualdades Desde su campaña, el capital sacó las uñas mientras los desposeídos velaban sus armas para el asalto al poder Ya en Planalto, Lula entendió que su sobrevivencia política dependía de un difícil juego de equilibrios; y hasta su jefe de gabinete, José Dirceu de Oliveira, ha mostrado un pragmatismo ajeno a su idealismo de militante revolucionario de los sesenta Así, aunque siempre en alerta, los dueños del dinero han visto con buenos ojos las políticas económicas puestas en marcha por el gobierno travalhista, mientras que muchos de los que cifraron sus esperanzas en un vuelco social, se han desilusionado de él Lula ha hecho pasar reformas altamente impopulares e inclusive emprendió una purga de los sectores más radicales de su partido para poder sacarlas adelante Sobra decir que ha perdido ya amplios sectores de su base social sin haber ganado a muchos de sus oponentes El equilibrio es precario y se ve amenazado por un enemigo más: el crimen organizado Donde esta “Guerra Fría” ni siquiera ha terminado, pero si ha trocado los habituales términos de subversivos y guerrilleros por los más actuales de terroristas y narcotraficantes, es en Colombia Para nadie es un secreto, que en este país la guerra y el tráfico de estupefacientes se entrelazan, tanto en las filas de los grupos armados irregulares como en las del ejército regular Este vínculo no sólo ha sido causa de muchos de los enfrentamientos entre ellos –y dentro de ellos– sino también uno de los principales impedimentos para alcanzar la paz Aquí, a la inversa de los países antes mencionados, la radicalización del conflicto se ha derivado del ascenso al poder de un miembro de la derecha dura, Álvaro Uribe Velez, quien ha privilegiado el uso de la fuerza sobre el diálogo Aunque ha ofrecido un “proceso de paz”, las principales fuerzas guerrilleras, FARC y ELN, consideran que no existen las condiciones mínimas para acogerse a él Quienes en cambio sí lo han aceptado, han sido los paramilitares de derecha, lo que ha despertado sospechas de un favoritismo por parte del gobierno Hijo de un finquero presuntamente asesinado por las FARC, Uribe habría tenido desde entonces vínculos con estos grupos de autodefensa Ahora, sin embargo, un documento desclasificado del Pentágono lo relaciona también con el narcotráfico, actividad que siempre ha financiado a los llamados “paras” Cierto o no, la desmovilización de estas milicias no sólo les aseguraría una amnistía por los crímenes cometidos, sino también evitaría su extradición a Estados Unidos, donde se les reclama por la introducción de drogas Con éxito en algunos rubros criminales y con el apoyo de la administración Bush, de la cual ha sido un aliado incondicional, Uribe no sólo sigue gozando de suficiente popularidad, sino inclusive tiene posibilidades de que la Constitución colombiana se reforme, para que pueda reelegirse El enfrentamiento con los grupos armados y no armados de la izquierda y la descomposición social, dan visos de recrudecerse Con gobiernos de centro, de izquierda o de derecha, esta polarización se repite casi en todos los países de América Latina, hayan o no tenido dictaduras militares o insurgencias revolucionarias durante los últimos 50 años Y es que la democracia alcanzada se ha quedado nada más en las urnas, pero no ha traído consigo los anhelados cambios económicos y sociales Al contrario, bajo su cobijo, las desigualdades se han agudizado y ya hay signos de exasperación Lo más llamativo, sin embargo, es que esta polarización social también se observa ya en la potencia hegemónica Desde las elecciones del 2000, se hizo clara la existencia de dos Estados Unidos abiertamente contrapuestos y esta fisura no ha hecho sino ensancharse en los cuatro años de la administración Bush No sólo el terrorismo, la guerra en Irak y las restricciones civiles, sino también la economía, las políticas sociales y, sobre todo, una forma de entender la vida tiene virtualmente partidos en dos a los estadunidenses Gane quien gane las elecciones de noviembre, esta división no quedará superada por el ejercicio del voto; y las tendencias indican que, mientras no se revisen los modelos vigentes, la confrontación más bien habrá de agudizarse México no es tema de análisis de este espacio, pero también va para allá

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