La guerra asimétrica "recargada"

lunes, 8 de agosto de 2005 · 01:00
México, D F, 8 de agosto (apro)- Los ataques terroristas suicidas que a principios de julio sufrió Londres, los bombazos que casi a diario sacuden a Irak y, más recientemente, los mortíferos atentados perpetrados en la ciudad turística egipcia Sharm el Sheij, han revivido el interés de los expertos en la "guerra asimétrica", un concepto militar que se ha asociado con las luchas de liberación de países del Tercer Mundo y que, en el marco de la campaña de Estados Unidos y el Reino Unido contra el terrorismo, luce renovado, en una versión "recargada" para el siglo XXI El diccionario electrónico Wikipedia define la "guerra asimétrica" como un conflicto en el que las partes beligerantes tienen capacidades militares o métodos de combate diferentes En tal situación, explica, para prevalecer, la parte en desventaja debe sacar provecho de sus fortalezas especiales o aprovechar las debilidades particulares de su enemigo En la actual guerra contra el terrorismo, Estados Unidos y sus aliados occidentales ?el Reino Unido el primero? y musulmanes, representan al beligerante poderoso Su oponente en desventaja sería el extremismo islámico, cuyo rostro más conocido es la organización internacional Al Qaeda, presuntamente aún dirigida por el saudita Osama Bin Laden y el egipcio Ayman al Zawahiri, y que tiene en la práctica del terrorismo ?con mucha frecuencia suicida-- su fortaleza "especial" Quizá el ejemplo más fresco que tenemos de guerra asimétrica es la que con gran éxito libraron las guerrillas del Vietcong contra los estadounidenses y sus protegidos del sur de Vietnam Ahí, la motivación política de la parte débil era bien clara: expulsar del país asiático a una potencia que decía que quería salvar a sus habitantes de las garras del comunismo, pero que para ellos no era más que un estorboso elefante imperialista Aunque el primer ministro británico, Tony Blair, lo niegue con vehemencia, en la campaña de los extremistas islámicos contra Estados Unidos y sus aliados, también parece haber un significativo componente político: "resistir la ocupación extranjera de las tierras árabes", según lo describió hace unos días con candor Fred Kaplan, columnista especializado en asuntos militares de la revista electrónica Slate Blair ha asegurado que los atentados suicidas en Londres ?los del 7 de julio y su réplica siniestra una semana después?, no están relacionados con la ocupación británico-estadounidense de Irak, y para el caso, ni con la ofensiva militar que ambos desplegaron contra Afganistán y ni pensar que con el respaldo acrítico de Washington y Londres a la ocupación israelí de los territorios palestinos y su estrecha amistad con los regímenes represores y antidemocráticos de Arabia Saudita y Egipto Blair ha preferido atribuir el terrorismo suicida es un fenómeno inspirado "por el diablo" Sin embargo, hay especialistas que se han puesto a hacer cálculos, y sus conclusiones sorprenderían de forma desagradable al premier En su nuevo libro, Dying to Win: the Strategic Logic of Suicide Terrorism, el historiador militar Robert Pape, de la Universidad de Chicago, catalogó todos los atentados terroristas suicidas registrados en el mundo entre 1983 ?cuando la guerrilla chiíta Hezbolá inauguró la práctica en un ataque contra militares estadounidenses en Líbano? y 2003 Encontró que, con la excepción de una veintena, los 462 suicidas que llevaron a cabo un total de 315 ataques, actuaron en el marco de campañas coordinadas por 18 organizaciones diferentes que tenían una meta secular muy concreta: "obligar a democracias a retirar a sus fuerzas militares de la patria de los terroristas" Un blanco frecuente de estos ataques ha sido, previsiblemente, Israel, que desde hace décadas ocupa los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania Sin embargo, la organización que ha realizado el mayor número de atentados suicidas en ese lapso es absolutamente secular: los Tigres Tamiles, que libran una guerra separatista contra Sri Lanka y que, entre otras cosas, "inventaron" el cinturón de explosivos que después adaptaron tan bien los suicidas palestinos Es decir, que en la mayoría de los casos, según Pape, los individuos que se convierten en terroristas suicidas tienen objetivos terrenales muy concretos; no se trata de lunáticos que se atribuyen la misión de implantar un régimen islámico global o algo igual de descabellado Habría que recordar en este punto que en varias ocasiones Bin Laden dijo que una meta importante de su organización era expulsar a decenas de miles de tropas de Estados Unidos estacionadas en Arabia Saudita, su país natal y sede de los más venerados santuarios del Islam De hecho, Bin Laden comenzó su carrera de terrorista ?si es posible llamarle así?, combatiendo la ocupación soviética de Afganistán Los números del historiador Pape también traen a colación la tesis que Loretta Napoleoni, reconocida experta en el terrorismo internacional, plantea en su nuevo ensayo, La siguiente generación: Al Qaeda ha dejado de ser una organización terrorista "clásica" para convertirse en una doctrina, el "alqaedismo", con seguidores que tienen mucho en común con los marxistas que en los setentas del siglo pasado querían liberar o "revolucionar" el Tercer Mundo "Para la nueva generación de yihadistas, (Bin Laden) es el líder remoto y carismático que les inspira, del mismo modo que el maoísmo encendía los corazones de los fundadores de Sendero Luminoso (?) hoy debemos hablar de ?alqaedismo?, una nueva doctrina antiimperialista y militante", afirma Napoleoni Pero la guerra asimétrica de los islamistas de hoy tiene también características únicas, que la vuelven bien diferente al tipo de ofensiva que libraron los combatientes de las selvas vietnamitas y, en general, del común de los guerrilleros del siglo XX La más importante es, obviamente, el componente religioso de su militancia, que hace muy fácil reclutar a legiones de jóvenes dispuestos a inmolarse en cumplimiento de un objetivo, sin importar que éste sea secular Otra característica novedosa, según la misma Napoleoni, es que, a diferencia de la versión más tradicional de la guerra asimétrica, en la que se considera inmoral atacar a civiles, en esta versión "recargada", en la que el terrorismo es una herramienta central, todos los ciudadanos de la potencia poderosa son blanco legítimo Esto, debido a una muy conveniente ?¿oportunista?? interpretación de la democracia, en la que los votantes son responsables de los actos y políticas de los gobiernos que eligen "Dentro de esta nueva doctrina, los atentados indiscriminados contra civiles inocentes están justificados por los principios de la democracia", afirma la experta Las guerras asimétricas del siglo pasado mencionadas arriba ?Vietnam y el Afganistán ocupado por la Unión Soviética?, no acabaron en triunfo para las potencias poderosas Y ese será por lo regular el resultado para la parte más fuerte, opina Martin Van Creveld, académico de la Universidad Hebrea de Jerusalén y un reconocido teórico de la guerra moderna Van Creveld dice que en una "guerra asimétrica" los poderosos terminan siempre "en la desafortunada posición de estar golpeando al más débil" En otras palabras, agrega, "aquel que pelea contra el débil y pierde, pierde Pero el que pelea contra el débil y gana, también pierde Matar a un oponente que es más débil que uno es un acto innecesario y por lo tanto cruel; dejar que ese oponente lo mate a uno es algo innecesario y por lo tanto, torpe (?) El resultado final va a ser siempre desintegración y derrota" Van Creveld se refería al caso concreto de Estados Unidos y la nada alentadora campaña que sostiene contra el oscuro, pero terriblemente efectivo movimiento que resiste su ocupación de Irak Reconocer que la "guerra asimétrica" que libra el extremismo islámico contra Estados Unidos y sus aliados tiene un componente político, claramente ligado a la política exterior de éstos hacia el Medio Oriente, no es una forma de claudicación, como han dicho Blair y el presidente estadounidense George W Bush Para derrotar a un enemigo hay que conocer bien sus motivaciones y más importante aún, hay que tener valor para identificar y, si es necesario, corregir las fallas propias que las alimentan

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