América Latina: La carrera armamentista
WASHINGTON, 23 de octubre (apro) - Las críticas de la ministro de Exteriores, Hillary Clinton, a la "carrera armamentista" que estaría desatando Venezuela con sus compras de equipos rusos, todavía resuenan en Washington, donde también la Organización de Estados Americanos (OEA) comenzó a tomar en cuenta esa cuestión, pero esos temores parecen ser relativos para la Casa Blanca, la cual ?al mismo tiempo-- le está dando una mano al coloso Boeing para vender aviones caza a Brasil, otro de los protagonistas de la "carrera" latinoamericana
El gobierno del presidente Barack Obama, recientemente galardonado con el premio Nobel de la Paz, no quiere quedarse afuera del multimillonario negocio de las armas, menos que en su "patio trasero" latinoamericano, adonde comienza a crecer la sombra de Rusia y de Francia, país que ofreció a la fuerza aérea brasileña la cesión de treinta y seis aviones de combate Dassault Rafale a cambio de unos 5 mil millones de euros (unos 7 mil 300 millones de dólares)
"Nuestra propuesta sigue ofreciendo los mejores aviones y un paquete superior de beneficios para la industria brasileña a un bajo costo operacional y total", aseguró en un comunicado la embajada de Estados Unidos en Brasilia como parte de su lobby en favor de la norteamericana Boeing
Los brasileños están dudando acerca de la posibilidad de elegir los F18 Super Hornet porque Estados Unidos tiene una larga historia de poner obstáculos a la transferencia de tecnologías, un problema que el propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, señaló como la causa por la cual se inclinó hacia Moscú a la hora de renovar el parque de aviones de su Fuerza Aérea
Interesados en mantener la hegemonía y el mercado, los estadunidenses están poniendo todo el peso de su diplomacia detrás de la oferta de Boeing No sólo emiten declaraciones públicas de parte de sus embajadas, sino que además prometieron a los brasileños abrir las siempre difíciles puertas de la transferencia de tecnología estadunidense
Y cuando el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, visitó Brasil el mes pasado, entre su séquito de acompañantes figuró el vicepresidente de Boeing, Jim Albaugh
Otro emisario de la empresa de aviación visitó Brasilia esta semana, y aseguró que "el Departamento de Estado, el Pentágono y el Congreso de Estados Unidos avalan la venta" de los cazabombarderos F18 Super Hornet
"Mientras comparte con las Naciones Unidas su visión de un mundo más pacífico y le pide al Pentágono que aplique recortes, el presidente Obama también estuvo haciendo lobby sobre Brasil para que compre aviones de guerra del gigante de la defensa Boeing, que actualmente se está encogiendo" por culpa de la crisis, señaló desde San Pablo el analista Eric Ehrmann
En un artículo divulgado por el blog HuffingtonPostcom ?conocido en todo caso por su actitud favorable a la actual Casa Blanca--, Ehrmann afirmó que el de los Super Hornet contra los Rafale "es el último capítulo de una carrera armamentista poco reportada entre Brasil y Venezuela" que funciona como "recordartorio de que el bazar global de armas es uno de los elementos clave para impulsar el crecimiento económico después de la crisis"
Ese "bazar global" está impulsado, en el caso de América Latina, por preocupaciones concretas El sitio especializado de Internet DefesaBRcom, asegura que Brasil tiene muchas riquezas que proteger y varios potenciales conflictos con sus vecinos para los cuales debe estar preparado
La lista de temores brasileños es extensa, para delicia de los vendedores de armas: Venezuela, indicó DefesaBR, es el elemento de la "discordia en el continente, y vive en disputa con Colombia y Estados Unidos", mientras que la "guerra civil" en Colombia ya "dura 40 años y representa un amenaza para "la estabilidad de la región amazónica"
En el caso de Ecuador, "los conflictos latentes con Colombia y con Perú están aliados con un discurso anti-brasileño", mientras que, en Bolivia, "el separatismo de las provincias traba el abastecimiento de gas al exterior"
Extrañamente, en el mapa de DefesaBR no aparece Argentina, el viejo Némesis de Brasil, pero sí Chile, "dueño del mejor poderío bélico de la región", y que suscita entre los brasileños los resquemores de "una cuestión de equilibrio de fuerzas para mantener la estabilidad"
Si el presidente Chávez convirtió a Venezuela en uno de los principales compradores de armas de América Latina gracias a sus adquisiciones por 733 millones de dólares en el 2008 y 4 mil 400 millones en los últimos cinco años (incluyendo veinticuatro aviones rusos Sukhoi-30Mk, 53 helicópteros de combate Mi28 y decenas de miles de fusiles AK103), Brasil no podría ser menos, coinciden los analistas
Si bien es un continente que vio muy pocas guerras en las últimas décadas, todas estas envidias y desconfianzas entre vecinos siguen haciendo de la región un mercado muy apetecible para los vendedores de armas de todo el mundo, no sólo para los estadunidenses de Boeing, los franceses de Dassault o los rusos que fabrican los Sukhoi
El último reporte del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por su sigla en inglés), señala que el año pasado el gasto en compras de armas creció nada menos que 50% en América del Sur, llegando a los 34 mil 100 millones de dólares En América Central, el aumento fue de 21%, para alcanzar los 4 mil 500 millones de dólares en el 2008
Por su lado, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por su sigla en inglés) indicó que ese gasto aumentó en 91% entre el 2003 y el 2008 para todo América Latina, elevándose desde 24 mil 700 millones de dólares hasta los 47 mil 200 millones
A la cabeza de ese gasto ?si bien Venezuela concentra la atención de Washington y de la prensa en general-- está siempre Brasil, el decimosegundo comprador de armas del mundo, con una inversión en defensa de 23 mil millones de dólares solamente en el 2008
Detrás de Brasil se ubican, en términos absolutos y según datos relevados por el centro de estudios Flacso: Colombia, Chile y Venezuela
Si se cambia el análisis a gasto per cápita, el SIPRI indicó que Chile invirtió 290 dólares por cada uno de sus habitantes, contra los 115 de Colombia, 89 de Ecuador y 80 de Brasil
Del otro lado del mostrador, según los números del SIPRI, Estados Unidos siguió siendo el principal vendedor de armas del mundo, con ventas por 37 mil 800 millones de dólares el año pasado, equivalente a 684% del pastel del año
Los números dejan en claro que, detrás de las preocupaciones de Estados Unidos sobre la "carrera armamentista" en América Latina, en realidad conviven varios intereses propios de Washington, y no sólo la posible pérdida de una porción del mercado a manos de Francia, Rusia o China
"Los fabricantes de armas ?explicó Christopher Preble, del centro de estudios CATO, de Washington-- se sienten amenazados por la competencia de la misma manera en que Coca Cola se siente amenazada por Pepsi y McDonald's por Burger King"
Preble estimó que "los fabricantes estadunidenses de armas podrían preferir un campo de juego despejado y, en el pasado, los gobiernos estadunidenses conspiraron con ellos para lograr eso"
Pero los países, añadió, se comportan "de la misma manera que lo hacen los consumidores" de mercadería de supermercados: "Ellos comprarán el mejor producto al menor precio"
Según Alex Sánchez, un experto del Council on Hemispheric
Affairs, un centro de estudios de Washington, la actual "carrera" no es muy diferente de aquellas que se registraron en décadas previas
"Estas carreras ?señaló-- han existido por mucho tiempo: en 1975 se esperaba que Perú fuera a la guerra con Chile, por ejemplo" Ahora, en todo caso, una diferencia principal es que existe en la región "una corriente anti-norteamericana, con Venezuela a la cabeza"
En todo caso, Sánchez admite que, "en efecto, hay una carrera armamentista en América del Sur, pero se tiene que entender que es una carrera 'de niveles'" Para este analista, las compras de armamento que se han hecho "dividen a los países en diferentes grupos", empezando por un primer grupo que aglutina a Brasil, Chile y Venezuela como los que más adquirieron armas, en términos generales
Luego, en un "grupo dos", Sánchez ubica a Colombia y Perú, que hacen puntuales "compras interesantes" y prefieren tejer "alianzas con países extranjeros", como Estados Unidos
"Pero lo que los separa de otros es que estos dos países tienen problemas internos de seguridad muy graves", por lo que "la lógica militar es evitar hacer guerras en dos frentes: es imposible pensar que Colombia o Perú atacarían a Venezuela o Ecuador, por ejemplo, mientras gran parte de sus Fuerzas Armadas están siendo usadas para combatir grupos insurgentes domésticos"
En el hipotético "grupo tres", el analista incluye a Ecuador y Bolivia, que realizaron "compras limitadas" de aviones no tripulados israelíes y Tucanos brasileños, mientras que el "grupo cuatro" quedan Argentina, Paraguay y Uruguay, alejados de los números más altos del mercado de las armas
Después de pasar revista a estas divisiones por "grupos", Sánchez se pregunta: "¿Es esta una carrera armamentista que puede llevar efectivamente a alguna guerra?" Y se responde de manera negativa recordando que en las últimas décadas América Latina sufrió "pocas guerras entre Estados", incluyendo apenas los conflictos entre Perú y Ecuador de 1941, 1981 y 1995, la guerra de Malvinas y la "guerra del futbol" de 1969 entre El Salvador y Honduras
"Personalmente --añadió Sánchez-- creo que el miedo en Washington es que Chávez tome una acción 'a la argentina', es decir, que al tener problemas domésticos con la economía, la oposición, etcétera, busque distraer a la población con una guerra como última opción", como ocurrió con la invasión de las islas Malvinas en 1982
En la actualidad, "lo que puede aparecer como una carrera armamentista para un observador externo --señaló Preble, del centro de estudios CATO, también de Washington--, para naciones como Brasil o Venezuela puede lucir como pasos razonables para asegurarse contra amenazas extranjeras"
Según este analista, "como esas percepciones son tan importantes, entender las intenciones de esos países es crucial, y creo que las acciones de Venezuela, en particular, crean más preocupaciones que las de, por ejemplo, Chile"
Para Preble, "las preocupaciones en Estados Unidos no pasan tanto por el flujo de armas en la región, sino por lo que esos países piensan hacer con esas armas"
En ese sentido, "ningún país, ni siquiera Venezuela o Brasil, son una amenaza militar para Estados Unidos, ya que el poder militar norteamericano es incomparable", aclaró Sánchez
El experto del Council dijo que la razón más "obvia" por la cual Estados Unidos se muestra "preocupado" por la carrera de armas, es la posibilidad de que eventuales guerras tengan como consecuencia "un aumento de la inmigración, problemas para el comercio o la posibilidad de que se le pida a Washington que intervenga"
Por otro lado, dijo Sánchez, Estados Unidos no quiere que en América Latina existan "Estados-cliente" de países rivales como Rusia o China
Esta posibilidad de perder terreno en América Latina se da además, en opinión de Preble, en el marco de una declinación del poder estadunidense "En los primeros años de los noventa ?señaló--, los norteamericanos pensaron que podían ser el policía del mundo, desalentando a otros países de defenderse a sí mismos"
Ahora, "con Estados Unidos entrampado en Afganistán y todavía comprometido en Irak, muchos estadunidenses están empezando a apreciar los límites del poder norteamericano", agregó
Estados Unidos, completó, "debería estar buscando la manera de alentar a otros países a jugar un papel constructivo en sus respectivas regiones y no siempre esperar a que cabalguemos en su rescate"
El gobierno del presidente Barack Obama, recientemente galardonado con el premio Nobel de la Paz, no quiere quedarse afuera del multimillonario negocio de las armas, menos que en su "patio trasero" latinoamericano, adonde comienza a crecer la sombra de Rusia y de Francia, país que ofreció a la fuerza aérea brasileña la cesión de treinta y seis aviones de combate Dassault Rafale a cambio de unos 5 mil millones de euros (unos 7 mil 300 millones de dólares)
"Nuestra propuesta sigue ofreciendo los mejores aviones y un paquete superior de beneficios para la industria brasileña a un bajo costo operacional y total", aseguró en un comunicado la embajada de Estados Unidos en Brasilia como parte de su lobby en favor de la norteamericana Boeing
Los brasileños están dudando acerca de la posibilidad de elegir los F18 Super Hornet porque Estados Unidos tiene una larga historia de poner obstáculos a la transferencia de tecnologías, un problema que el propio presidente de Venezuela, Hugo Chávez, señaló como la causa por la cual se inclinó hacia Moscú a la hora de renovar el parque de aviones de su Fuerza Aérea
Interesados en mantener la hegemonía y el mercado, los estadunidenses están poniendo todo el peso de su diplomacia detrás de la oferta de Boeing No sólo emiten declaraciones públicas de parte de sus embajadas, sino que además prometieron a los brasileños abrir las siempre difíciles puertas de la transferencia de tecnología estadunidense
Y cuando el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, visitó Brasil el mes pasado, entre su séquito de acompañantes figuró el vicepresidente de Boeing, Jim Albaugh
Otro emisario de la empresa de aviación visitó Brasilia esta semana, y aseguró que "el Departamento de Estado, el Pentágono y el Congreso de Estados Unidos avalan la venta" de los cazabombarderos F18 Super Hornet
"Mientras comparte con las Naciones Unidas su visión de un mundo más pacífico y le pide al Pentágono que aplique recortes, el presidente Obama también estuvo haciendo lobby sobre Brasil para que compre aviones de guerra del gigante de la defensa Boeing, que actualmente se está encogiendo" por culpa de la crisis, señaló desde San Pablo el analista Eric Ehrmann
En un artículo divulgado por el blog HuffingtonPostcom ?conocido en todo caso por su actitud favorable a la actual Casa Blanca--, Ehrmann afirmó que el de los Super Hornet contra los Rafale "es el último capítulo de una carrera armamentista poco reportada entre Brasil y Venezuela" que funciona como "recordartorio de que el bazar global de armas es uno de los elementos clave para impulsar el crecimiento económico después de la crisis"
Ese "bazar global" está impulsado, en el caso de América Latina, por preocupaciones concretas El sitio especializado de Internet DefesaBRcom, asegura que Brasil tiene muchas riquezas que proteger y varios potenciales conflictos con sus vecinos para los cuales debe estar preparado
La lista de temores brasileños es extensa, para delicia de los vendedores de armas: Venezuela, indicó DefesaBR, es el elemento de la "discordia en el continente, y vive en disputa con Colombia y Estados Unidos", mientras que la "guerra civil" en Colombia ya "dura 40 años y representa un amenaza para "la estabilidad de la región amazónica"
En el caso de Ecuador, "los conflictos latentes con Colombia y con Perú están aliados con un discurso anti-brasileño", mientras que, en Bolivia, "el separatismo de las provincias traba el abastecimiento de gas al exterior"
Extrañamente, en el mapa de DefesaBR no aparece Argentina, el viejo Némesis de Brasil, pero sí Chile, "dueño del mejor poderío bélico de la región", y que suscita entre los brasileños los resquemores de "una cuestión de equilibrio de fuerzas para mantener la estabilidad"
Si el presidente Chávez convirtió a Venezuela en uno de los principales compradores de armas de América Latina gracias a sus adquisiciones por 733 millones de dólares en el 2008 y 4 mil 400 millones en los últimos cinco años (incluyendo veinticuatro aviones rusos Sukhoi-30Mk, 53 helicópteros de combate Mi28 y decenas de miles de fusiles AK103), Brasil no podría ser menos, coinciden los analistas
Si bien es un continente que vio muy pocas guerras en las últimas décadas, todas estas envidias y desconfianzas entre vecinos siguen haciendo de la región un mercado muy apetecible para los vendedores de armas de todo el mundo, no sólo para los estadunidenses de Boeing, los franceses de Dassault o los rusos que fabrican los Sukhoi
El último reporte del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por su sigla en inglés), señala que el año pasado el gasto en compras de armas creció nada menos que 50% en América del Sur, llegando a los 34 mil 100 millones de dólares En América Central, el aumento fue de 21%, para alcanzar los 4 mil 500 millones de dólares en el 2008
Por su lado, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por su sigla en inglés) indicó que ese gasto aumentó en 91% entre el 2003 y el 2008 para todo América Latina, elevándose desde 24 mil 700 millones de dólares hasta los 47 mil 200 millones
A la cabeza de ese gasto ?si bien Venezuela concentra la atención de Washington y de la prensa en general-- está siempre Brasil, el decimosegundo comprador de armas del mundo, con una inversión en defensa de 23 mil millones de dólares solamente en el 2008
Detrás de Brasil se ubican, en términos absolutos y según datos relevados por el centro de estudios Flacso: Colombia, Chile y Venezuela
Si se cambia el análisis a gasto per cápita, el SIPRI indicó que Chile invirtió 290 dólares por cada uno de sus habitantes, contra los 115 de Colombia, 89 de Ecuador y 80 de Brasil
Del otro lado del mostrador, según los números del SIPRI, Estados Unidos siguió siendo el principal vendedor de armas del mundo, con ventas por 37 mil 800 millones de dólares el año pasado, equivalente a 684% del pastel del año
Los números dejan en claro que, detrás de las preocupaciones de Estados Unidos sobre la "carrera armamentista" en América Latina, en realidad conviven varios intereses propios de Washington, y no sólo la posible pérdida de una porción del mercado a manos de Francia, Rusia o China
"Los fabricantes de armas ?explicó Christopher Preble, del centro de estudios CATO, de Washington-- se sienten amenazados por la competencia de la misma manera en que Coca Cola se siente amenazada por Pepsi y McDonald's por Burger King"
Preble estimó que "los fabricantes estadunidenses de armas podrían preferir un campo de juego despejado y, en el pasado, los gobiernos estadunidenses conspiraron con ellos para lograr eso"
Pero los países, añadió, se comportan "de la misma manera que lo hacen los consumidores" de mercadería de supermercados: "Ellos comprarán el mejor producto al menor precio"
Según Alex Sánchez, un experto del Council on Hemispheric
Affairs, un centro de estudios de Washington, la actual "carrera" no es muy diferente de aquellas que se registraron en décadas previas
"Estas carreras ?señaló-- han existido por mucho tiempo: en 1975 se esperaba que Perú fuera a la guerra con Chile, por ejemplo" Ahora, en todo caso, una diferencia principal es que existe en la región "una corriente anti-norteamericana, con Venezuela a la cabeza"
En todo caso, Sánchez admite que, "en efecto, hay una carrera armamentista en América del Sur, pero se tiene que entender que es una carrera 'de niveles'" Para este analista, las compras de armamento que se han hecho "dividen a los países en diferentes grupos", empezando por un primer grupo que aglutina a Brasil, Chile y Venezuela como los que más adquirieron armas, en términos generales
Luego, en un "grupo dos", Sánchez ubica a Colombia y Perú, que hacen puntuales "compras interesantes" y prefieren tejer "alianzas con países extranjeros", como Estados Unidos
"Pero lo que los separa de otros es que estos dos países tienen problemas internos de seguridad muy graves", por lo que "la lógica militar es evitar hacer guerras en dos frentes: es imposible pensar que Colombia o Perú atacarían a Venezuela o Ecuador, por ejemplo, mientras gran parte de sus Fuerzas Armadas están siendo usadas para combatir grupos insurgentes domésticos"
En el hipotético "grupo tres", el analista incluye a Ecuador y Bolivia, que realizaron "compras limitadas" de aviones no tripulados israelíes y Tucanos brasileños, mientras que el "grupo cuatro" quedan Argentina, Paraguay y Uruguay, alejados de los números más altos del mercado de las armas
Después de pasar revista a estas divisiones por "grupos", Sánchez se pregunta: "¿Es esta una carrera armamentista que puede llevar efectivamente a alguna guerra?" Y se responde de manera negativa recordando que en las últimas décadas América Latina sufrió "pocas guerras entre Estados", incluyendo apenas los conflictos entre Perú y Ecuador de 1941, 1981 y 1995, la guerra de Malvinas y la "guerra del futbol" de 1969 entre El Salvador y Honduras
"Personalmente --añadió Sánchez-- creo que el miedo en Washington es que Chávez tome una acción 'a la argentina', es decir, que al tener problemas domésticos con la economía, la oposición, etcétera, busque distraer a la población con una guerra como última opción", como ocurrió con la invasión de las islas Malvinas en 1982
En la actualidad, "lo que puede aparecer como una carrera armamentista para un observador externo --señaló Preble, del centro de estudios CATO, también de Washington--, para naciones como Brasil o Venezuela puede lucir como pasos razonables para asegurarse contra amenazas extranjeras"
Según este analista, "como esas percepciones son tan importantes, entender las intenciones de esos países es crucial, y creo que las acciones de Venezuela, en particular, crean más preocupaciones que las de, por ejemplo, Chile"
Para Preble, "las preocupaciones en Estados Unidos no pasan tanto por el flujo de armas en la región, sino por lo que esos países piensan hacer con esas armas"
En ese sentido, "ningún país, ni siquiera Venezuela o Brasil, son una amenaza militar para Estados Unidos, ya que el poder militar norteamericano es incomparable", aclaró Sánchez
El experto del Council dijo que la razón más "obvia" por la cual Estados Unidos se muestra "preocupado" por la carrera de armas, es la posibilidad de que eventuales guerras tengan como consecuencia "un aumento de la inmigración, problemas para el comercio o la posibilidad de que se le pida a Washington que intervenga"
Por otro lado, dijo Sánchez, Estados Unidos no quiere que en América Latina existan "Estados-cliente" de países rivales como Rusia o China
Esta posibilidad de perder terreno en América Latina se da además, en opinión de Preble, en el marco de una declinación del poder estadunidense "En los primeros años de los noventa ?señaló--, los norteamericanos pensaron que podían ser el policía del mundo, desalentando a otros países de defenderse a sí mismos"
Ahora, "con Estados Unidos entrampado en Afganistán y todavía comprometido en Irak, muchos estadunidenses están empezando a apreciar los límites del poder norteamericano", agregó
Estados Unidos, completó, "debería estar buscando la manera de alentar a otros países a jugar un papel constructivo en sus respectivas regiones y no siempre esperar a que cabalguemos en su rescate"