Berlín: El regreso de Helmut Kohl
MEXICO, D F, 6 de noviembre (apro)- Como en 1999, cuando "la caída del Muro" cumplió sus primeros diez años, para su vigésimo aniversario volvieron a reunirse en Berlín los expresidentes George H Bush, de Estados Unidos, y Mijail Gorbachov, de la extinta Unión Soviética, con el excanciller de Alemania Federal, Helmut Kohl, quien reapareció en público después de un largo periodo de congelamiento político
Y es que Kohl, reconocido como "el canciller de la reunificación", después de alcanzar el pináculo de la gloria en los meses que mediaron entre la caída del Muro de Berlín (9 de moviembre de 1989) y la declaratoria oficial de la Alemania reunificada (3 de octubre de 1990), entró en un largo pero inexorable proceso de desgaste que a la postre le hizo perder el poder y, posteriormente, atravesar un periodo de turbulencia política que lo llevó hasta los tribunales y provocó que sus propios correligionarios le dieran la espalda
Hijo de una familia conservadora católica, Helmut Josef Michael Kohl (Ludwigshafen, 1930) se incorporó a la filas de la Unión Cristiano- Demócrata (CDU por sus siglas en alemán) a los 17 años, antes de cumplir la mayoría de edad y mucho antes de culminar sus estudios con un doctorado en historia Toda la primera parte de su carrera política la hizo en su estado natal de Renania Palatinado, del que llegó a ser ministro-presidente, hasta que pasó al Parlamento federal como líder de la oposición al gobierno socialdemócrata de Helmut Schmidt
Candidato a canciller de la República Federal de Alemania (RFA) en 1976, perdió ante Schmidt, a quien no obstante habría de suceder seis años más tarde mediante una moción de confianza, después de que el Partido Liberal (FDP) rompiera su alianza con el Partido Socialdemócrata (SPD) Y ahí inició su largo reinado político Objeto de burlas por su alta y voluminosa figura y su "cabeza de pera", y acusado inicialmente de "débil", Kohl muy pronto demostró de qué estaba hecho y se impuso, para quedarse 16 años consecutivos en la cancillería y 25 en la presidencia de la CDU
Conservador en lo social y defensor a ultranza de la economía de mercado, Kohl hizo en la entonces Alemania Occidental un convencional gobierno de centro-derecha Pero mucho antes de sospechar siquiera el papel que jugaría en la reunificación alemana y de toda Europa, el robusto canciller mostró su vocación europeista, al continuar activamente el eje franco-alemán inaugurado por Konrad Adenauer y Charles de Gaulle, que sin duda constituyó el motor de la recuperación del espacio europeo de la posguerra
Particularmente habría que destacar su buena relación con el socialista francés François Mitterrand, con quien gobernó prácticamente en paralelo e impulsó toda clase de tratados y acuerdos de cooperación, y con quien construyó además una amistad personal que lo llevó a llorar frente a todo mundo en sus funerales Con su sucesor Jacques Chirac, gaullista y de derecha, pero más volcado hacia los intereses de Francia, nunca habría la misma química
Pero indudablemente lo que habría de catapultarlo a la cúspide del escenario europeo y mundial, eran los cambios que se gestaban en la Europa del Este y en la propia Unión Soviética Aunque nunca se pronunció abiertamente sobre los movimientos democráticos y las manifestaciones populares que se desarrollaban detrás de "la Cortina de Hierro" ?lo que le valió, por ejemplo, posteriores reclamos de Lech Walesa? el gobierno de Kohl siempre perseveró en su trabajo diplomático
Así, aparte de los acercamientos con la Unión Soviética de Gorbachov, siguiendo la Ostpolitik iniciada dos decenios atrás por Willy Brandt, en 1987 Kohl visitó la República Democrática Alemana (RDA) encabezada por Erich Honecker, en lo que fue el primer encuentro entre los jefes de Estado de las dos Alemania desde en fin de la Segunda Guerra Mundial Paralelamente, su ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, mantenía reuniones más discretas con sus contrapartes en Hungría, Checoslovaquia y Polonia
Estos contactos se demostraron particularmente útiles en los meses previos a la caída del Muro, cuando junto con las manifestaciones masivas en Berlín Oriental, Dresden, Leipzig y otras ciudades de la RDA, un flujo imparable de germanoorientales se desplazó hacia estos tres países para tratar de escapar a través de sus fronteras hacia Occidente Las vertiginosas negociaciones de Bonn con Budapest, Praga y Varsovia, con anuencia de Moscú, hicieron el resto
Caído el Muro y colapsado el gobierno socialista de la RDA, Kohl comprendió que no era cuestión de dejar pasar la oportunidad histórica de la reunificación alemana y procedió de inmediato En menos de un año, se removieron los impedimentois jurídicos internacionales, con la renuncia de los derechos tutelares de las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial sobre Alemania y la abrogación del Tratado de Potsdam de 1945
Con la URSS se firmó un nuevo Tratado de Amistad, Cooperación y Buena Vecindad, y un calendario para la salida de tropas soviéticas de todo el territorio de Alemania Oriental Kohl también logró convencer a Gorbachov de la conveniencia de que una Alemania unida permaneciera en el seno de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN)
Superados los escollos internacionales se elaboró un programa de unificación para las dos Alemanias En marzo de 1990 se realizaron las primeras elecciones libres en la RDA desde 1932 y, el 3 de octubre de ese mismo año, Kohl encabezó una solemne ceremonia en la berlinesa Puerta de Brandenburgo, en la que se consumaba oficialmente la reunificación alemana Dos meses después y apoyado masivamente por los nuevos ciudadanos alemanes de la zona este, el canciller cristiano-demócrata se reeligió por tercera vez
Pero la euforia de esos días iniciales muy pronto empezó a dar paso a la desilusión, y aun a la desesperanza En los hechos, la reunificación no fue un reencuentro entre iguales, sino la "absorción" del más débil por el más fuerte, con un enorme costo económico y humano La reconversión de la obsoleta planta industrial y la superación del rezago educativo-tecnológico de los habitantes de la RDA se revelaron como una carga muy superior a lo previsto
La unidad de Europa
Concebido originalmente en forma gradual, el programa de recuperación del Este se emprendió de manera rápida, reintroduciendo de inmediato las reglas del libre mercado, con una fuerte campaña de inversiones y aportes de capital Esto significó una carga económica adicional para los habitantes de la parte oeste, que muy pronto empezaron a mostrar su disgusto; los del este, en cambio, comenzaron a frustrarse, porque la recuperación ?ya ni hablar de la paridad? no llegaba con la velocidad que deseaban
Al contrario, la animosidad y la brecha social entre los habitantes de la parte oriental y occidental se subrayaron más Se empezó a hablar de "colonización", de ciudadanos de primera y de segunda, de desprecio entre alemanes; el desempleo cundió entre los habitantes del este y entre los jóvenes surgieron grupos de neonazis, que realizaron violentos ataques contra inmigrantes y residentes de origen extranjero El Bundestag aprobó restricciones a la Ley de Asilo y revivió fantasmas del pasado Sobrecargada, la economía entró en recesión, agravando aún más las cosas
Pero Kohl resistió Y en el segundo semestre de 1994, con una recuperación económica en ciernes y ante la inacapacidad de sus adversarios socialdemócratas de capitalizar sus errores y hacer una oferta mejor, se reeligió por cuarta vez Ese año pudo celebrar también la salida de todas las tropas de los Aliados del territorio alemán
Aureolado por la reunificación alemana, en todos esos años Kohl también se dedicó a promover la unidad de Europa, que tuvo su primer logro en el Tratado de Maastricht (1993), que transformó a la Comunidad Europea en la Unión Europea, y fincó los cimientos del Tratado de Amsterdam (1999), que como complemento fijaba las normas de empleo, libre circulación, justicia, política exterior y seguridad en común
Pero ese segundo tratado Kohl ya no llegó a firmarlo El voto de confianza que le otorgó la ciudadanía alemana para enderezar el camino de la reunificación se acabó en 1998, cuando perdió su cuarta reelección al obtener su partido los peores resultados electorales desde 1949 El canciller asumió totalmente la responsabilidad y renunció a la presidencia del CDU, quedando como simple diputado Como último reconocimiento, los cristiano-demócratas lo nombrarían su "presidente honorario"
Pero después vendría lo peor Si bien en las filas del partido siempre se le señaló como alguien autoritario y patriarcal, que no aceptaba críticas ni dejaba crecer a nadie a su sombra, siempre se le supuso también una honradez a toda prueba, que se vino abajo estrepitosamente cuando, a fines de 1999, afloró un escándalo por desviación y ocultamiento de fondos partidarios y probable corrupción durante su gestión gubernamental
La venta de carros de combate por parte de la compañía Thyssen a Arabia Saudita; la licitación de una refinería en Alemania Oriental a la petrolera francesa Elf-Aquitaine; los negocios millonarios de Siemens en territorio germanooriental, y los favores a un consorcio privado de televisión, operaciones todas aceitadas con una serie de comisiones y sobornos que por oscuros canales acabaron en las arcas de la CDU y en la propia campaña de Kohl en 1994, integraron la base de las denuncias
El golpe para el excanciller fue demoledor, pero para la CDU fue la peor crisis de su historia Para salvar la cara, sus militantes, entre ellos Angela Merkel, quien había sido su ahijada política y miembro de su último gabinete, optaron por una estrategia de distanciamiento hacia su
expatriarca y proclamaron a voz en cuello el fin de "la era Kohl" En su diario político, publicado posteriormente, éste los acusaría de desacreditarlo y tratar de destruirlo políticamente
Pero a la postre, ni sus correligionarios ni sus adversarios políticos lo lograron Apenas un año después de abierto, en 2001 la fiscalía de Bonn cerró el caso iniciado contra Kohl a cambio del pago de una multa de 300 mil marcos Y él, aunque retirado de los reflectores de la vida pública y partidista, siguió cosechando el fruto de haber sabido reconocer como estadista el momento histórico que le tocó vivir
Su reaparición en los festejos del vigésimo aniversario de la caída del Muro así lo evidenció Aunque en silla de ruedas y con dificultades para hablar, Kohl se mostró a sus anchas en su papel de "canciller de la reunificación" Llegó, además, acompañado de su nueva esposa, una economista 35 años menor que él, y en las semanas previas se le vio hacer campaña para la reelección de Angela Merkel, a la que llamó otra vez "mi muchacha"
Y es que Kohl, reconocido como "el canciller de la reunificación", después de alcanzar el pináculo de la gloria en los meses que mediaron entre la caída del Muro de Berlín (9 de moviembre de 1989) y la declaratoria oficial de la Alemania reunificada (3 de octubre de 1990), entró en un largo pero inexorable proceso de desgaste que a la postre le hizo perder el poder y, posteriormente, atravesar un periodo de turbulencia política que lo llevó hasta los tribunales y provocó que sus propios correligionarios le dieran la espalda
Hijo de una familia conservadora católica, Helmut Josef Michael Kohl (Ludwigshafen, 1930) se incorporó a la filas de la Unión Cristiano- Demócrata (CDU por sus siglas en alemán) a los 17 años, antes de cumplir la mayoría de edad y mucho antes de culminar sus estudios con un doctorado en historia Toda la primera parte de su carrera política la hizo en su estado natal de Renania Palatinado, del que llegó a ser ministro-presidente, hasta que pasó al Parlamento federal como líder de la oposición al gobierno socialdemócrata de Helmut Schmidt
Candidato a canciller de la República Federal de Alemania (RFA) en 1976, perdió ante Schmidt, a quien no obstante habría de suceder seis años más tarde mediante una moción de confianza, después de que el Partido Liberal (FDP) rompiera su alianza con el Partido Socialdemócrata (SPD) Y ahí inició su largo reinado político Objeto de burlas por su alta y voluminosa figura y su "cabeza de pera", y acusado inicialmente de "débil", Kohl muy pronto demostró de qué estaba hecho y se impuso, para quedarse 16 años consecutivos en la cancillería y 25 en la presidencia de la CDU
Conservador en lo social y defensor a ultranza de la economía de mercado, Kohl hizo en la entonces Alemania Occidental un convencional gobierno de centro-derecha Pero mucho antes de sospechar siquiera el papel que jugaría en la reunificación alemana y de toda Europa, el robusto canciller mostró su vocación europeista, al continuar activamente el eje franco-alemán inaugurado por Konrad Adenauer y Charles de Gaulle, que sin duda constituyó el motor de la recuperación del espacio europeo de la posguerra
Particularmente habría que destacar su buena relación con el socialista francés François Mitterrand, con quien gobernó prácticamente en paralelo e impulsó toda clase de tratados y acuerdos de cooperación, y con quien construyó además una amistad personal que lo llevó a llorar frente a todo mundo en sus funerales Con su sucesor Jacques Chirac, gaullista y de derecha, pero más volcado hacia los intereses de Francia, nunca habría la misma química
Pero indudablemente lo que habría de catapultarlo a la cúspide del escenario europeo y mundial, eran los cambios que se gestaban en la Europa del Este y en la propia Unión Soviética Aunque nunca se pronunció abiertamente sobre los movimientos democráticos y las manifestaciones populares que se desarrollaban detrás de "la Cortina de Hierro" ?lo que le valió, por ejemplo, posteriores reclamos de Lech Walesa? el gobierno de Kohl siempre perseveró en su trabajo diplomático
Así, aparte de los acercamientos con la Unión Soviética de Gorbachov, siguiendo la Ostpolitik iniciada dos decenios atrás por Willy Brandt, en 1987 Kohl visitó la República Democrática Alemana (RDA) encabezada por Erich Honecker, en lo que fue el primer encuentro entre los jefes de Estado de las dos Alemania desde en fin de la Segunda Guerra Mundial Paralelamente, su ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, mantenía reuniones más discretas con sus contrapartes en Hungría, Checoslovaquia y Polonia
Estos contactos se demostraron particularmente útiles en los meses previos a la caída del Muro, cuando junto con las manifestaciones masivas en Berlín Oriental, Dresden, Leipzig y otras ciudades de la RDA, un flujo imparable de germanoorientales se desplazó hacia estos tres países para tratar de escapar a través de sus fronteras hacia Occidente Las vertiginosas negociaciones de Bonn con Budapest, Praga y Varsovia, con anuencia de Moscú, hicieron el resto
Caído el Muro y colapsado el gobierno socialista de la RDA, Kohl comprendió que no era cuestión de dejar pasar la oportunidad histórica de la reunificación alemana y procedió de inmediato En menos de un año, se removieron los impedimentois jurídicos internacionales, con la renuncia de los derechos tutelares de las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial sobre Alemania y la abrogación del Tratado de Potsdam de 1945
Con la URSS se firmó un nuevo Tratado de Amistad, Cooperación y Buena Vecindad, y un calendario para la salida de tropas soviéticas de todo el territorio de Alemania Oriental Kohl también logró convencer a Gorbachov de la conveniencia de que una Alemania unida permaneciera en el seno de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN)
Superados los escollos internacionales se elaboró un programa de unificación para las dos Alemanias En marzo de 1990 se realizaron las primeras elecciones libres en la RDA desde 1932 y, el 3 de octubre de ese mismo año, Kohl encabezó una solemne ceremonia en la berlinesa Puerta de Brandenburgo, en la que se consumaba oficialmente la reunificación alemana Dos meses después y apoyado masivamente por los nuevos ciudadanos alemanes de la zona este, el canciller cristiano-demócrata se reeligió por tercera vez
Pero la euforia de esos días iniciales muy pronto empezó a dar paso a la desilusión, y aun a la desesperanza En los hechos, la reunificación no fue un reencuentro entre iguales, sino la "absorción" del más débil por el más fuerte, con un enorme costo económico y humano La reconversión de la obsoleta planta industrial y la superación del rezago educativo-tecnológico de los habitantes de la RDA se revelaron como una carga muy superior a lo previsto
La unidad de Europa
Concebido originalmente en forma gradual, el programa de recuperación del Este se emprendió de manera rápida, reintroduciendo de inmediato las reglas del libre mercado, con una fuerte campaña de inversiones y aportes de capital Esto significó una carga económica adicional para los habitantes de la parte oeste, que muy pronto empezaron a mostrar su disgusto; los del este, en cambio, comenzaron a frustrarse, porque la recuperación ?ya ni hablar de la paridad? no llegaba con la velocidad que deseaban
Al contrario, la animosidad y la brecha social entre los habitantes de la parte oriental y occidental se subrayaron más Se empezó a hablar de "colonización", de ciudadanos de primera y de segunda, de desprecio entre alemanes; el desempleo cundió entre los habitantes del este y entre los jóvenes surgieron grupos de neonazis, que realizaron violentos ataques contra inmigrantes y residentes de origen extranjero El Bundestag aprobó restricciones a la Ley de Asilo y revivió fantasmas del pasado Sobrecargada, la economía entró en recesión, agravando aún más las cosas
Pero Kohl resistió Y en el segundo semestre de 1994, con una recuperación económica en ciernes y ante la inacapacidad de sus adversarios socialdemócratas de capitalizar sus errores y hacer una oferta mejor, se reeligió por cuarta vez Ese año pudo celebrar también la salida de todas las tropas de los Aliados del territorio alemán
Aureolado por la reunificación alemana, en todos esos años Kohl también se dedicó a promover la unidad de Europa, que tuvo su primer logro en el Tratado de Maastricht (1993), que transformó a la Comunidad Europea en la Unión Europea, y fincó los cimientos del Tratado de Amsterdam (1999), que como complemento fijaba las normas de empleo, libre circulación, justicia, política exterior y seguridad en común
Pero ese segundo tratado Kohl ya no llegó a firmarlo El voto de confianza que le otorgó la ciudadanía alemana para enderezar el camino de la reunificación se acabó en 1998, cuando perdió su cuarta reelección al obtener su partido los peores resultados electorales desde 1949 El canciller asumió totalmente la responsabilidad y renunció a la presidencia del CDU, quedando como simple diputado Como último reconocimiento, los cristiano-demócratas lo nombrarían su "presidente honorario"
Pero después vendría lo peor Si bien en las filas del partido siempre se le señaló como alguien autoritario y patriarcal, que no aceptaba críticas ni dejaba crecer a nadie a su sombra, siempre se le supuso también una honradez a toda prueba, que se vino abajo estrepitosamente cuando, a fines de 1999, afloró un escándalo por desviación y ocultamiento de fondos partidarios y probable corrupción durante su gestión gubernamental
La venta de carros de combate por parte de la compañía Thyssen a Arabia Saudita; la licitación de una refinería en Alemania Oriental a la petrolera francesa Elf-Aquitaine; los negocios millonarios de Siemens en territorio germanooriental, y los favores a un consorcio privado de televisión, operaciones todas aceitadas con una serie de comisiones y sobornos que por oscuros canales acabaron en las arcas de la CDU y en la propia campaña de Kohl en 1994, integraron la base de las denuncias
El golpe para el excanciller fue demoledor, pero para la CDU fue la peor crisis de su historia Para salvar la cara, sus militantes, entre ellos Angela Merkel, quien había sido su ahijada política y miembro de su último gabinete, optaron por una estrategia de distanciamiento hacia su
expatriarca y proclamaron a voz en cuello el fin de "la era Kohl" En su diario político, publicado posteriormente, éste los acusaría de desacreditarlo y tratar de destruirlo políticamente
Pero a la postre, ni sus correligionarios ni sus adversarios políticos lo lograron Apenas un año después de abierto, en 2001 la fiscalía de Bonn cerró el caso iniciado contra Kohl a cambio del pago de una multa de 300 mil marcos Y él, aunque retirado de los reflectores de la vida pública y partidista, siguió cosechando el fruto de haber sabido reconocer como estadista el momento histórico que le tocó vivir
Su reaparición en los festejos del vigésimo aniversario de la caída del Muro así lo evidenció Aunque en silla de ruedas y con dificultades para hablar, Kohl se mostró a sus anchas en su papel de "canciller de la reunificación" Llegó, además, acompañado de su nueva esposa, una economista 35 años menor que él, y en las semanas previas se le vio hacer campaña para la reelección de Angela Merkel, a la que llamó otra vez "mi muchacha"