La popularidad de la izquierda en El Salvador
SAN SALVADOR, 4 de diciembre (apro).- El gobernante e izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se ha convertido en el partido más popular de El Salvador, según una encuesta publicada en uno de los periódicos de mayor circulación nacional.
Ello ha causado sorpresa porque hasta el momento se creía que el FMLN no era tan popular y que si había ganado las elecciones presidenciales pasadas se debía a la simpatía recabada por el periodista de televisión, Mauricio Funes, quien triunfó y arrastró por primera ver a la izquierda al poder gubernamental.
La izquierda, como ideología, no sólo fue relegada, sino reprimida a muerte en esta nación centroamericana. Pero ahora está de “plácemes”; no solamente el FMLN resultó ser el más popular como partido político en una encuesta local, sino que en dos importantes sondeos continentales, de la estadounidenses CID-Gallup y de la mexicana Mitofsky, aseguraron –cada una por su cuenta el mes pasado-, que el presidente salvadoreño, el periodista Mauricio Funes, era el mandatario más popular de Latinoamérica.
Funes desbancó al “mito” de la popularidad latinoamericana, que durante años estuvo en la primacía, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva. Durante la campaña electoral Funes mostró siempre preferencias en el modelo de gobierno implementado por Lula, y no así por el que lleva adelante el mandatario venezolano, Hugo Chávez, liderazgo que se identifica más con el modo de pensar del FMLN.
De acuerdo con la encuesta LPG-Datos, publicada por La Prensa Gráfica, el exguerrillero FMLN, que asumió el gobierno en 1 de junio pasado con la victoria de Mauricio Funes en las presidenciales de marzo del mismo año, cuenta con el 41,6% de las simpatías de los salvadoreños.
El FMLN arrebató al antes partido gobernante, el derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), el primer puesto y lo mandó a un segundo lugar bastante lejano. En muy pocos meses los simpatizantes del FMLN doblan a los de ARENA, que sólo obtiene 19% de las adhesiones, cuando antes de las elecciones y durante casi dos décadas atrás tuvo la supremacía de la popularidad.
Analistas locales e incluso líderes derechistas hablaban antes del triunfo de Funes acerca de un “determinismo” establecido en El Salvador: la imposibilidad de que la izquierda llegara al poder por el hecho de que la población en su mayoría era conservadora e ideológicamente derechista.
La encuesta de LPG-Datos desvirtúa tal “determinismo”, pero, a su vez indica que los salvadoreños en su mayoría no ven otras opciones más allá de la izquierda, primordialmente, y la derecha, en un segundo lugar bastante distante. El resto de partidos (de derecha y centro) apenas logra el 2.1% de las simpatías.
Sigfrido Reyes, vicepresidente del parlamento y alto dirigente del FMLN, analiza que “hay razón para ese incremento de las simpatías hacia el FMLN. Tenemos un participación destacada en el nuevo gobierno, que fortalece las posibilidades del presidente Mauricio Funes de llevar adelante los proyectos que se planearon y se prometieron en la campaña presidencial”.
“Por otra parte, tenemos una participación en el parlamento que es destacada, que contribuye en generar legislación que resuelve problemas específicos en el país, en los distintos rubros: economía, seguridad, cultura, salud, relaciones internacionales y otros. Adicionalmente, creo que también la labor de nuestros alcaldes también es merecedora de ese reconocimiento de laboriosidad, lo cual se observó durante los desastres sufridos a principios del pasado mes de noviembre”, apuntó Reyes.
Reyes es también el jefe de Comunicaciones del FMLN. Agregó que “desde un punto de vista más general, el FMLN sigue siendo hoy en día el partido que proyecta confianza hacia la ciudadanía, porque plantea seriedad en sus propuestas y sus convicciones. Mantenemos una línea de principios bastante coherente; proyectamos unidad, y eso a los ojos de la ciudadanía nos favorece, nos ven consistentes”.
La crisis sin retorno de ARENA
ARENA vive en la actualidad una grave crisis interna y de liderazgo. Como es lógico, un partido que había estado en el poder durante 20 años, sufrió un claro desgaste político. Sumado a ello, desde 1990 la derecha aplica un modelo “neoliberal” ortodoxo, que se tradujo en privatizaciones, apertura comercial y dolarización de la economía.
El economías Alfonso Goitia, investigador de los grupos de poder en El Salvador, apuntó que el neoliberalismo lo que hizo que “reconcentrar” la riqueza en pocas manos y hundió en la pobreza y en la exclusión a miles de familias salvadoreños que no encontraron otro camino que ir al “exilio económico” en Estados Unidos.
Tras la derrota “arenera”, la derecha partidarista incrementó su crisis, que ya arrastraba por las arbitrariedades cometidas por el liderazgo que tenía el ex presidente Antonio Saca, a la hora de designar al candidato presidencial, que recayó en el ex director de la policía, Rodrigo Ávila.
Como era lógico, tras la derrota había que encontrar a un culpable y comienza la presión por la renovación de ARENA. Pero la cúpula decide colocar en el poder a Alfredo Cristiani, expresidente de El Salvador y uno de los empresarios más poderosos a nivel centroamericano.
Pero Cristiani no ha sido un elemento aglutinador, sino todo lo contrario. Una muestra de ello es la separación definitiva de una fracción, autodenominada Gran Unidad Nacionalista (GANA), que pretende convertirse en partido independiente. ARENA no había tenido una división como la que ahora se manifiesta.
La última encuesta de LPG-Datos indica que tres semanas antes de las elecciones el 15 de marzo pasado, en las que ganó el FMLN, las simpatías entre ARENA y el FMLN eran casi parejas; en la actualidad el FMLN dobla a ARENA.
“Esto es consecuencia, primero, del desempeño político del FMLN en todos los terrenos. Pero también muestra la incapacidad de la dirigencia de ARENA de encontrar un camino para hacer una oposición como la que el país lo exige; esto ha llevado a un resquebrajamiento interno y a su fractura irreversible. Así que tenemos el acierto del FMLN y en el otro lado, el desacierto de la cúpula arenera, principalmente de Cristiani, quien no ha podido sortear la nueva realidad”, explicó el diputado Reyes.
El FMLN, primero en guerra y proscrito; después durante la posguerra bajo una intensa campaña de desprestigio a través de la gran prensa conservadora y derechista, aliada con ARENA, se ha levantado con la popularidad que nunca antes tuvo.
No será fácil sostenerlo. En El Salvador los grandes medios de prensa están en manos de empresas poderosas ligadas al gran capital y a los sectores más conservadores. La oposición hasta el momento se manifiesta dispersa, pero quizás no tarde en desenvainar la espada.
Sigfrido Reyes, no obstante, hace una reflexión. “Yo creo que hay una gran lección en todo esto. Los medios de comunicación nos poderosos, pero no son todo poderosos. Las campañas de desprestigio, de terror y miedo llegan a un sector importante de la población, pero no pueden terminar imponiendo su versión. Creo que hemos sido objeto de ataques inclementes, no sólo desde hace dos semanas, sino desde hace mucho tiempo y permanente. Pero ese bombardeo masivo e incesante, tiene un límite, que es la realidad, que muestra al FMLN como un partido democrático y comprometido con el progreso de El Salvador”.
El próximo 13 de diciembre, el FMLN realizará una Convención Nacional (Congreso) en la que se establecerán estrategias para asegurar el futuro político de dicho partido. Después de ello se sabrá el rumbo que tomará el FMLN en su nueva situación de partido en el gobierno, si continuarán moderados o radicalizarán sus aspiraciones.