El regreso de Francia a la OTAN

viernes, 3 de abril de 2009 · 01:00
MÉXICO, D F, 3 de abril (apro)- Nicolás Sarkozy se adelantó al 60 aniversario de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y, el 13 de marzo, hizo el anuncio que quedaría formalizado este fin de semana en la Cumbre de Estrasburgo y Kehl: que Francia se reintegra a su Comando Militar Integrado
         En el coloquio "Francia, la defensa europea y la OTAN del siglo XXI", al que asistieron altos representantes de la organización militar y de la Unión Europea, Sarkozy dio sus razones "Francia ya no está amenazada de una invasión militar, las amenazas de hoy en día son muy diferentes", dijo, y subrayó que "una nación solitaria es una nación que no tiene ninguna influencia" Más, todavía, consideró que "el alejamiento de la OTAN limita nuestra independencia nacional"
         De todos modos, el mandatario francés se sintió obligado a aclarar que Francia no renunciaría a su soberanía en la toma de decisiones y que sus fuerzas nucleares permanecerían bajo control nacional, concretamente, en manos del Presidente de la República
         Cuatro días después, el 17 de marzo, el Parlamento francés aprobó mediante un "voto de confianza" la reincorporación plena de Francia a la Alianza Atlántica, una aprobación meramente simbólica y de respaldo político, ya que la medida anunciada por el presidente Sarkozy no requería de ratificación
         En realidad, la decisión misma es más simbólica y política que funcional, dado que París nunca se fue del todo de la OTAN Reintegrado ya desde 1995 al Comité Militar, Francia es en realidad uno de los cuatro países que más medios y efectivos aportan a la organización, y ha estado presente en sus misiones de Bosnia, Kosovo y ahora en Afganistán Como sintetizó un analista francés: "Tenemos soldados, pero no generales en la OTAN"
         En los hechos, Francia se reintegrará a los dos únicos comités de los que seguía ausente: el de Planes de Defensa, órgano de debate estratégico, sin incidencia en las decisiones, y el Grupo de Planes Nucleares, que ejerce funciones de consulta e información Eso sí, sus puestos militares dentro de la organización aumentarían de 150 a casi 800, mismos que deberán ceder otros aliados, particularmente Alemania y Gran Bretaña
         A pesar de ello, el anuncio causó un gran revuelo en algunos sectores de Francia, temerosos de que ésta pierda su soberanía en temas de seguridad y política exterior ante el predominio de Estados Unidos en las decisiones de la Alianza El exprimer ministro socialista, Lionel Jospin, y toda la izquierda levantaron su voz en este sentido, sin recordar que su figura más emblemática, el expresidente François Mitterrand, criticó en su momento la salida del Pacto Atlántico decidida por Charles de Gaulle
         Por supuesto, los exprimeros ministros neogaullistas Alain Juppé y Dominique de Villepin también protestaron por esta decisión, olvidando igualmente que su entonces presidente, Jacques Chirac, intentó en 1995 dar el mismo paso que hoy está dando Sarkozy Y es que las cosas han cambiado mucho en Francia y en el mundo desde que en 1966 De Gaulle decidiera retirarse parcialmente de la OTAN
         Ese año, el general le envió una carta al presidente norteamericano Lyndon B Johnson, notificándole que Francia había decidido retirarse de la estructura militar de la Alianza Atlántica "para evitar todo compromiso que pueda limitar su soberanía" Habían ya surgido diferencias por el manejo de las relaciones Este-Oeste, estaba en curso la guerra en Vietnam, no hacía mucho la Indochina francesa, y París había fracasado en su intento de extender el brazo de la OTAN hasta Argelia, donde los insurgentes desafiaban su dominio colonial
         Pero también había un problema de protagonismo Francia, que sin la intervención de los aliados nunca hubiera podido liberarse de los nazis, quería una posición de primer plano en el pacto militar, igual que la que había alcanzado como miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas También quería un lugar independiente en el exclusivo club de las armas nucleares, sin estar supeditado al control de Washington
         Así, cuando De Gaulle exigió el desmantelamiento de las 30 bases militares que Estados Unidos mantenía en Francia, y el traslado del cuartel general de la OTAN de París a Bruselas, no pudo librarse del sarcasmo del secretario de Estado, Dean Rusk, quien preguntó: "¿ y también  quiere que nos llevemos a nuestros soldados enterrados en Normandía?"
         De cualquier modo, el general hizo escuela y todos los sucesivos presidentes franceses se resistieron al liderazgo de Estados Unidos en cuestión de política exterior y militar No hay que olvidar que Jacques Chirac, a pesar de ser de derecha, se opuso a la aventura bélica de George W Bush en Irak, y hay consenso entre los analistas europeos en que, pese a su proamericanismo, Sarkozy no regresa a la OTAN para supeditarse a Washington sino, al contrario, para tener más protagonismo internacional
         Si bien los diferendos entre Estados Unidos y Francia han sido los más visibles, en general a lo largo de la historia de la Alianza Atlántica ha subsistido una sorda pugna entre europeos y estadunidenses Y es que en 1945, cuando Alemania perdió la guerra, con ella de alguna manera la perdió toda Europa Los otrora aliados contra el nazismo se convirtieron en enemigos y no sólo Alemania y su capital, Berlín, quedaron divididas por un muro; toda Europa quedó partida en dos, sujeta a las exigencias de las dos potencias emergentes: la Unión Americana y la Unión Soviética
         Desde el punto de vista militar, esta división quedó plasmada en dos grandes alianzas: la OTAN y el Pacto de Varsovia Y, a partir de abril de 1949, aun las naciones europeas ganadoras quedaron uncidas a las necesidades estratégicas y al mando castrense de Estados Unidos, que además se reservó el derecho que dicta su Constitución, de someter al Congreso estadunidense la aprobación de cualquier decisión militar
         Destruida en su infraestructura social y productiva, Europa además se vio obligada a aceptar la ayuda económica de su nuevo aliado, encarnada en el Plan Marshall Este apoyo sin duda coadyuvó a una reconstrucción europea más rápida, pero condujo también al endeudamiento externo, la derivación de fondos y de tecnología, la fuga de cerebros y la intromisión estadunidense en las políticas internas de las naciones beneficiadas
         Como para corroborar que la supremacía militar y económica que Europa había mantenido durante siglos estaba llegando a su fin, en los decenios posteriores a la guerra se iniciaron sucesivos procesos de descolonización en África, Medio Oriente, Asia y Oceanía, que suspendieron prácticamente de tajo el trabajo casi esclavo de millones de súbditos y el flujo de materias primas y valiosísimos minerales, que habían enriquecido incesantemente las arcas europeas
         Europa se recuperó, pero no volvió a ser la misma Dividida, desangrada, dependiente, tuvo que aceptar que el nuevo liderazgo de Occidente se había desplazado a Washington Ubicada además junto al nuevo enemigo histórico, la Unión Soviética y sus satélites, tuvo también que prestar su territorio como frente de la Guerra Fría: la sorda lucha que se libraba cotidianamente entre Berlín Occidental y Oriental, con sus tropas aliadas y soviéticas apostadas de cada lado, sus fugas espectaculares, sus interminables historias de espionaje y sus crímenes políticos, se extendió prácticamente a todo el territorio europeo
         Pero hace 20 años las cosas volvieron a cambiar Con el derrumbe de la Unión Soviética no sólo las naciones del Este se sintieron con el derecho histórico de reincorporarse a "la vieja Europa", sino que las organizaciones contrincantes como el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y el propio Pacto de Varsovia también se vinieron abajo De pronto ya no había enemigo económico, político o militar a la vista ¿Contra quién entonces se estaba aliado?
         Los síntomas se resintieron de inmediato en la OTAN Uncidos en lo militar, competidores en lo económico y titubeantes en lo ideológico, los aliados Occidentales parecieron no encontrar su lugar en el nuevo mundo unipolar Al acabarse el enemigo común, las necesidades, los intereses y las diferencias siempre subyacentes afloraron, y empezaron a afectar la toma de decisiones y la capacidad operativa de la Alianza
         Encabezada militarmente por los estadunidenses, pero dirigida políticamente en forma rotatoria por los países europeos, la Alianza Atlántica evidenció sus fisuras en la crisis de la exYugoslavia Mientras para detener los enfrentamientos nacionales y étnicos Washington siempre preconizó la fuerza, los europeos, que veían en los países del Este la oportunidad de recuperar su zona de influencia histórica, privilegiaron las negociaciones y el despliegue de tropas de paz
         Ante los forcejeos, la OTAN intervino tarde y mal, mientras en el terreno se perdían sucesivamente cientos de miles de vidas en Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo, y Serbia era inútilmente bombardeada Luego vendrían los atentados del 11 de septiembre y la invasión de Irak, que fracturó totalmente la posición de los aliados: en tanto Estados Unidos, Gran Bretaña y España, apoyados por la mayor parte de los recién ingresados países del Este europeo, se lanzaban a la guerra, los miembros fundadores de la Alianza, encabezados por Francia, no sólo se mantuvieron al margen, sino que se declararon abiertamente en contra
         Y aunque sí se logró una coalición aliada en el caso de Afganistán, para sacar del poder a los Talibanes y perseguir ahí a los militantes de Al Qaeda, el empantanamiento es tal y los problemas de seguridad tan graves, que se temía que este asunto copara la Cumbre de Estrasburgo y Kehl, opacando otros temas clave como la redefinición de la función estratégica de la OTAN ante los nuevos desafíos, una mejoría en el diálogo con Rusia por la cuestión de los radares y el escudo antimisiles en Europa Oriental, y el ingreso pendiente de las naciones de los Balcanes y el Cáucaso
         En este contexto y, sobre todo, ante la presentación de Barack Obama en lugar de George Bush, es en el que cobra mayor relevancia la reincorporación plena de Francia a la OTAN y, particularmente, con un presidente tan internacionalmente activo como lo es Nicolás Sarkozy El protagonismo de estos dos personajes en la Cumbre se daba por descontado y la posibilidad de un nuevo diálogo ya arrojaba algunos indicios
         Así, mientras el ministro de Defensa de Francia, Hervé Morin, declaraba en días previos que ni los radares y misiles podían instalarse en Europa Oriental, ni Ucrania y Georgia ser aceptados en la Alianza sin llegar antes a un acuerdo con Rusia, Obama recibía en su escitorio un informe elaborado por una comisión bipartidista de expertos en la OTAN, que le sugería suavizar estas exigencias frente a sus aliados europeos
         Francia también era enfática en que la reflexión del nuevo concepto estratégico de la Alianza debía centrarse con claridad en un principio de seguridad colectiva de sus miembros y no de seguridad "global", como pretendía la administración Bush Mientras se redactaba esta nota, se esperaba todavía el posicionamiento de Obama Pero había expectativas de que al cumplir sus 60 años, el Pacto Atlántico iniciara una etapa más balanceada entre sus integrantes El tiempo dirá si sólo de palabra o también de hecho
 

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