El racismo, una asignatura pendiente
MÉXICO, D F, 1 de mayo (apro)- De no ser por el escándalo que provocaron, como siempre, las declaraciones del presidente de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, sobre los judíos y el Holocausto, la II Conferencia Mundial contra el Racismo de Naciones Unidas, celebrada del 20 al 24 de abril en Ginebra, hubiera pasado noticiosamente casi inadvertida
Antes de que empezaran los trabajos de la también llamada Conferencia de Examen de Durban, en referencia a la primera reunión sobre este tema, realizada en 2001 en esa ciudad sudafricana, ya se sabía que Estados Unidos, varias naciones europeas, Israel, Australia y Nueva Zelanda no iban a participar, unos por no estar de acuerdo con el borrador de la declaración final, que según ellos contenía un sesgo antisemita, y otros precisamente por la presencia de Ahmadineyad
Increíblemente, el presidente iraní fue el único jefe de Estado que aceptó la invitación del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para hablar en la Conferencia, y los temores sobre los efectos negativos que esto tendría en círculos diplomáticos y sobre el desarrollo de la reunión misma se cumplieron
Ahmadineyad no se moderó Utilizó su habitual tono amenazante y, entre otras cosas, dijo que después de la Segunda Guerra Mundial los países poderosos, "con el pretexto de los sufrimientos de los judíos y de la ambigua y dudosa cuestión del Holocausto", enviaron a Medio Oriente emigrantes para establecer "un gobierno totalmente racista en Palestina"
Antes de que prosiguiera con expresiones semejantes contra Israel y el sionismo, los representantes de los países europeos que sí asistieron a la Conferencia abandonaron en protesta el recinto La mayoría regresó cuando Ahmadineyad había terminado su discurso, pero la República Checa, que ocupa actualmente la presidencia rotatoria de la Unión Europea, se retiró definitivamente, sumándose a otras naciones ausentes como Alemania, Holanda y Polonia
Aparte, mientras el presidente iraní lanzaba sus diatribas, activistas judíos y musulmanes protagonizaron ruidosas protestas y fueron expulsados de la sala por guardias de seguridad, no sin la advertencia de que sus organizaciones responsables, que siempre participan en foros paralelos a estas conferencias mundiales, serían sancionadas
Superado este momento de agitación, Ban Ki-moon y la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, criticaron el discurso de Ahmadineyad y censuraron los desórdenes suscitados Luego, la Conferencia siguió su curso de manera normal, pero el daño ya estaba hecho?
Concebida como un foro de análisis de los resultados obtenidos por la reunión celebrada ocho años atrás en Durban, bajo el larguísimo nombre de "Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas conexas de Intolerancia", la edición suiza no logró superar los obstaculos políticos de su antecesora, cuyas recomendaciones, por lo demás, nunca fueron aplicadas sobre el terreno
"Desde 2001 no ha habido progreso alguno en ningún país", dijo a la agencia IPS Adrien-Claude Zoller, presidente de la organización Ginebra para los Derechos Humanos
Ya desde el encuentro en Sudáfrica, la entonces alta comisionada de Derechos Humanos, Mary Robinson, advirtió sobre lo espinoso del asunto "Hay quienes dicen que no es necesaria una reunión sobre este tema", dijo en su discurso inaugural, "pero nada más vean a su alrededor"
Y, efectivamente, bastaba voltear hacia cualquier parte para observar abiertos actos de racismo, xenofobia, discriminación e intolerancia por motivos de raza, religión, cultura, sexo, condición social y un largo etcétera, hasta nuevos e increíbles postulados de limpieza étnica
Vistas desde fuera, todas estas prácticas son muy fáciles de condenar Sin embargo, la pretensión de la Conferencia de Durban era que todas las naciones empezaran a ver sus propias tendencias discriminatorias desde dentro
Esto, admitieron los organizadores, creó cierto nerviosismo, porque era la primera vez que muchos gobiernos estarían en un foro donde se plantearían difíciles cuestiones relacionadas con la xenofobia y el racismo, que por comodidad o conveniencia política se mantenían como temas tabú
En realidad, la sudafricana no era la primera sino la tercera reunión de la ONU sobre el tema, sólo que ante la división bipolar del mundo, la confrontación Norte-Sur y la existencia de bloques de interés regional, económico o político, en lugar de centrarse en el núcleo del problema, las anteriores conferencias siempre sirvieron para medir fuerzas y para que cada una de las partes intentara imponer su propia agenda
Además, existía la coartada perfecta del régimen del apartheid en Sudáfrica, que permitía a todos levantar el dedo acusador
Sin embargo, la primera cumbre de la época global no estuvo exenta de las mismas pretensiones De entrada, la delegación palestina, apoyada por las naciones árabes y musulmanas, buscó que en la declaración final se equiparara al sionismo con el racismo (cosa que ya se hizo en 1974 y se revocó años después) y que se acusara a Israel de prácticar la "limpieza étnica"
Esto provocó una batahola política en la que Estados Unidos, Canadá y el propio Israel amenazaron con boicotear la reunión, si se insistía en ese "lenguaje ofensivo"
Luego vino la reivindicación de varias naciones africanas para que los países que comerciaron con esclavos negros entre los siglos XIV y XIX no sólo pidieran disculpas públicas, sino que respondieran a demandas legales y compensaciones económicas Cuba, por su parte, aprovechó la tribuna para fustigar al "imperialismo" y sus secuelas de desigualdad y discriminación
Ante lo que se veía venir, ninguno de los países de Europa y América del Norte, y varios de América del Sur y de Asia, enviaron delegaciones de alto nivel, porque no estuvieron dispuestos a ser colocados en "el banquillo de los acusados" y calificaron a la reunión como "politizada" Y la postura de algunas de las figuras más destacadas de la reunión tampoco ayudó precisamente a subsanar las diferencias
Thabo Mbeki, entonces presidente de Sudáfrica y anfitrión de la Cumbre, no obstante ser la encarnación del triunfo sobre el aparheid, consideró que el mundo estaba dividido entre blancos ricos y negros pobres
"Muchos en el mundo sufren indignidad y humillación porque no son blancos Sus culturas son descalificadas como primitivas y salvajes, y su identidad denegada", afirmó rotundo
Por su parte, Kofi Annan, el nigeriano que repitió dos veces como secretario general de la ONU, tampoco fue sutil en su opinión sobre el conflicto del Medio Oriente
"Israel no puede utilizar la abominación del Holocausto como una excusa para nunca revisar su propia conducta No podemos esperar que los palestinos acepten esto como una razón para que los males que les son causados sean ignorados", dijo
Más conciliadora y tratando de salvar la conferencia, Mary Robinson consideró que ésta no estaba prevista para solucionar conflictos específicos, sino buscar definiciones sobre quiénes eran las víctimas del racismo y la discriminación; cuáles sus causas, remedios y medidas preventivas, e inclusive la revisión del concepto mismo de racismo en el mundo moderno
Hizo énfasis en que "en estos tiempos de globalidad, debe superarse la fácil inclinación de acusar a terceros"
Si bien la declaración final de Durban conservó el espíritu de muchas reivindicaciones polémicas, una lectura a vuelo de pájaro de sus 162 hojas muestra que éstas se vieron sumamente matizadas por el lenguaje diplomático y que se buscó mantener un equilibrio entre las partes
De igual forma, por ejemplo, se censura al antisemitismo que a la islamofobia, el Holocausto merece una mención especial y, aunque el reclamo territorial para los palestinos es claro, también se asienta que Israel tiene derecho a vivir dentro de fronteras seguras
Ni demandas penales ni compensaciones pecuniarias fueron incluidas, sino sólo la exigencia de oportunidades de desarrollo en condiciones de igualdad
A pesar de ello, fue este documento el que motivó la ausencia en Ginebra de estadunidenses, israelíes y varios europeos Es más, las presiones occidentales para que se modificara su redacción fueron tan fuertes, que hicieron peligrar la Conferencia
Al final, los gobiernos islámicos cedieron en casi todas sus exigencias La alta comisionada Pally les agradeció sus "sacrificios", particularmente el de la delegación palestina, para alcanzar el consenso y poder avanzar en el programa
Desde el principio de las negociaciones surgieron dos problemas: la cuestión de Medio Oriente, que inevitablemente haría saltar a la palestra la reciente ofensiva israelí en Gaza como un ataque racial contra los palestinos, y el punto de la difamación de las religiones, que incomodaba a las naciones occidentales ante posibles restricciones a la libertad de expresión, derivadas de la condena a la incitación al odio religioso (como es el caso de las caricaturas contra el Islam en Dinamarca)
En principio, ambos puntos fueron superados mediante una redacción más moderada y pulida, lo que no evitó las ausencias, decididas de antemano y ejercidas como un medio de presión
La más lamentada fue la de Barack Obama, ya que como primer presidente negro de Estados Unidos, su presencia hubiera sido un testimonio viviente del avance de la lucha contra el racismo, tanto o más de lo que en su momento lo fue el triunfo de Nelson Mandela en Sudáfrica
Pero ya en la Cumbre de Trinidad y Tobago, Obama adelantó que no iría y dio sus motivos
"Creo en la ONU como un foro eficaz para tratar conflictos transnacionales y me gustaría mucho participar en una conferencia útil, que responda a cuestiones persistentes de racismo y discriminación en el mundo", dijo, pero agregó que el tono antiisraelí "completamente hipócrita y contraproducente" en la declaración final, es un límite que el gobierno de Estados Unidos no puede tolerar Más adelante, el Departamento de Estado se refirió también a las presuntas restricciones a la libertad de expresión
La decisión de no asistir se habría dado luego de acaloradas discusiones internas en las que participaron diferentes grupos de presión de las minorías norteamericanas Al parecer, el cabildeo del llamado lobby judío se impuso sobre organizaciones de derechos humanos y afroestadunidenses, que esperaban que Obama, como representante de su comunidad, enviara una delegación
No lo hizo y, sin duda, su ausencia demeritó la Conferencia Francia, que fue una de las pocas naciones occidentales que asistieron, criticó la política de "la silla vacía", que en opinión de su canciller, Bernard Kouchner, sólo propicia que se apoderen del foro las posiciones extremistas Ahmadineyad así lo hizo y reventó la reunión
Las asignaturas del racismo, la xenofobia y la discriminación, hoy exacerbadas por la crisis global, pueden seguir esperando
Antes de que empezaran los trabajos de la también llamada Conferencia de Examen de Durban, en referencia a la primera reunión sobre este tema, realizada en 2001 en esa ciudad sudafricana, ya se sabía que Estados Unidos, varias naciones europeas, Israel, Australia y Nueva Zelanda no iban a participar, unos por no estar de acuerdo con el borrador de la declaración final, que según ellos contenía un sesgo antisemita, y otros precisamente por la presencia de Ahmadineyad
Increíblemente, el presidente iraní fue el único jefe de Estado que aceptó la invitación del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para hablar en la Conferencia, y los temores sobre los efectos negativos que esto tendría en círculos diplomáticos y sobre el desarrollo de la reunión misma se cumplieron
Ahmadineyad no se moderó Utilizó su habitual tono amenazante y, entre otras cosas, dijo que después de la Segunda Guerra Mundial los países poderosos, "con el pretexto de los sufrimientos de los judíos y de la ambigua y dudosa cuestión del Holocausto", enviaron a Medio Oriente emigrantes para establecer "un gobierno totalmente racista en Palestina"
Antes de que prosiguiera con expresiones semejantes contra Israel y el sionismo, los representantes de los países europeos que sí asistieron a la Conferencia abandonaron en protesta el recinto La mayoría regresó cuando Ahmadineyad había terminado su discurso, pero la República Checa, que ocupa actualmente la presidencia rotatoria de la Unión Europea, se retiró definitivamente, sumándose a otras naciones ausentes como Alemania, Holanda y Polonia
Aparte, mientras el presidente iraní lanzaba sus diatribas, activistas judíos y musulmanes protagonizaron ruidosas protestas y fueron expulsados de la sala por guardias de seguridad, no sin la advertencia de que sus organizaciones responsables, que siempre participan en foros paralelos a estas conferencias mundiales, serían sancionadas
Superado este momento de agitación, Ban Ki-moon y la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, criticaron el discurso de Ahmadineyad y censuraron los desórdenes suscitados Luego, la Conferencia siguió su curso de manera normal, pero el daño ya estaba hecho?
Concebida como un foro de análisis de los resultados obtenidos por la reunión celebrada ocho años atrás en Durban, bajo el larguísimo nombre de "Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas conexas de Intolerancia", la edición suiza no logró superar los obstaculos políticos de su antecesora, cuyas recomendaciones, por lo demás, nunca fueron aplicadas sobre el terreno
"Desde 2001 no ha habido progreso alguno en ningún país", dijo a la agencia IPS Adrien-Claude Zoller, presidente de la organización Ginebra para los Derechos Humanos
Ya desde el encuentro en Sudáfrica, la entonces alta comisionada de Derechos Humanos, Mary Robinson, advirtió sobre lo espinoso del asunto "Hay quienes dicen que no es necesaria una reunión sobre este tema", dijo en su discurso inaugural, "pero nada más vean a su alrededor"
Y, efectivamente, bastaba voltear hacia cualquier parte para observar abiertos actos de racismo, xenofobia, discriminación e intolerancia por motivos de raza, religión, cultura, sexo, condición social y un largo etcétera, hasta nuevos e increíbles postulados de limpieza étnica
Vistas desde fuera, todas estas prácticas son muy fáciles de condenar Sin embargo, la pretensión de la Conferencia de Durban era que todas las naciones empezaran a ver sus propias tendencias discriminatorias desde dentro
Esto, admitieron los organizadores, creó cierto nerviosismo, porque era la primera vez que muchos gobiernos estarían en un foro donde se plantearían difíciles cuestiones relacionadas con la xenofobia y el racismo, que por comodidad o conveniencia política se mantenían como temas tabú
En realidad, la sudafricana no era la primera sino la tercera reunión de la ONU sobre el tema, sólo que ante la división bipolar del mundo, la confrontación Norte-Sur y la existencia de bloques de interés regional, económico o político, en lugar de centrarse en el núcleo del problema, las anteriores conferencias siempre sirvieron para medir fuerzas y para que cada una de las partes intentara imponer su propia agenda
Además, existía la coartada perfecta del régimen del apartheid en Sudáfrica, que permitía a todos levantar el dedo acusador
Sin embargo, la primera cumbre de la época global no estuvo exenta de las mismas pretensiones De entrada, la delegación palestina, apoyada por las naciones árabes y musulmanas, buscó que en la declaración final se equiparara al sionismo con el racismo (cosa que ya se hizo en 1974 y se revocó años después) y que se acusara a Israel de prácticar la "limpieza étnica"
Esto provocó una batahola política en la que Estados Unidos, Canadá y el propio Israel amenazaron con boicotear la reunión, si se insistía en ese "lenguaje ofensivo"
Luego vino la reivindicación de varias naciones africanas para que los países que comerciaron con esclavos negros entre los siglos XIV y XIX no sólo pidieran disculpas públicas, sino que respondieran a demandas legales y compensaciones económicas Cuba, por su parte, aprovechó la tribuna para fustigar al "imperialismo" y sus secuelas de desigualdad y discriminación
Ante lo que se veía venir, ninguno de los países de Europa y América del Norte, y varios de América del Sur y de Asia, enviaron delegaciones de alto nivel, porque no estuvieron dispuestos a ser colocados en "el banquillo de los acusados" y calificaron a la reunión como "politizada" Y la postura de algunas de las figuras más destacadas de la reunión tampoco ayudó precisamente a subsanar las diferencias
Thabo Mbeki, entonces presidente de Sudáfrica y anfitrión de la Cumbre, no obstante ser la encarnación del triunfo sobre el aparheid, consideró que el mundo estaba dividido entre blancos ricos y negros pobres
"Muchos en el mundo sufren indignidad y humillación porque no son blancos Sus culturas son descalificadas como primitivas y salvajes, y su identidad denegada", afirmó rotundo
Por su parte, Kofi Annan, el nigeriano que repitió dos veces como secretario general de la ONU, tampoco fue sutil en su opinión sobre el conflicto del Medio Oriente
"Israel no puede utilizar la abominación del Holocausto como una excusa para nunca revisar su propia conducta No podemos esperar que los palestinos acepten esto como una razón para que los males que les son causados sean ignorados", dijo
Más conciliadora y tratando de salvar la conferencia, Mary Robinson consideró que ésta no estaba prevista para solucionar conflictos específicos, sino buscar definiciones sobre quiénes eran las víctimas del racismo y la discriminación; cuáles sus causas, remedios y medidas preventivas, e inclusive la revisión del concepto mismo de racismo en el mundo moderno
Hizo énfasis en que "en estos tiempos de globalidad, debe superarse la fácil inclinación de acusar a terceros"
Si bien la declaración final de Durban conservó el espíritu de muchas reivindicaciones polémicas, una lectura a vuelo de pájaro de sus 162 hojas muestra que éstas se vieron sumamente matizadas por el lenguaje diplomático y que se buscó mantener un equilibrio entre las partes
De igual forma, por ejemplo, se censura al antisemitismo que a la islamofobia, el Holocausto merece una mención especial y, aunque el reclamo territorial para los palestinos es claro, también se asienta que Israel tiene derecho a vivir dentro de fronteras seguras
Ni demandas penales ni compensaciones pecuniarias fueron incluidas, sino sólo la exigencia de oportunidades de desarrollo en condiciones de igualdad
A pesar de ello, fue este documento el que motivó la ausencia en Ginebra de estadunidenses, israelíes y varios europeos Es más, las presiones occidentales para que se modificara su redacción fueron tan fuertes, que hicieron peligrar la Conferencia
Al final, los gobiernos islámicos cedieron en casi todas sus exigencias La alta comisionada Pally les agradeció sus "sacrificios", particularmente el de la delegación palestina, para alcanzar el consenso y poder avanzar en el programa
Desde el principio de las negociaciones surgieron dos problemas: la cuestión de Medio Oriente, que inevitablemente haría saltar a la palestra la reciente ofensiva israelí en Gaza como un ataque racial contra los palestinos, y el punto de la difamación de las religiones, que incomodaba a las naciones occidentales ante posibles restricciones a la libertad de expresión, derivadas de la condena a la incitación al odio religioso (como es el caso de las caricaturas contra el Islam en Dinamarca)
En principio, ambos puntos fueron superados mediante una redacción más moderada y pulida, lo que no evitó las ausencias, decididas de antemano y ejercidas como un medio de presión
La más lamentada fue la de Barack Obama, ya que como primer presidente negro de Estados Unidos, su presencia hubiera sido un testimonio viviente del avance de la lucha contra el racismo, tanto o más de lo que en su momento lo fue el triunfo de Nelson Mandela en Sudáfrica
Pero ya en la Cumbre de Trinidad y Tobago, Obama adelantó que no iría y dio sus motivos
"Creo en la ONU como un foro eficaz para tratar conflictos transnacionales y me gustaría mucho participar en una conferencia útil, que responda a cuestiones persistentes de racismo y discriminación en el mundo", dijo, pero agregó que el tono antiisraelí "completamente hipócrita y contraproducente" en la declaración final, es un límite que el gobierno de Estados Unidos no puede tolerar Más adelante, el Departamento de Estado se refirió también a las presuntas restricciones a la libertad de expresión
La decisión de no asistir se habría dado luego de acaloradas discusiones internas en las que participaron diferentes grupos de presión de las minorías norteamericanas Al parecer, el cabildeo del llamado lobby judío se impuso sobre organizaciones de derechos humanos y afroestadunidenses, que esperaban que Obama, como representante de su comunidad, enviara una delegación
No lo hizo y, sin duda, su ausencia demeritó la Conferencia Francia, que fue una de las pocas naciones occidentales que asistieron, criticó la política de "la silla vacía", que en opinión de su canciller, Bernard Kouchner, sólo propicia que se apoderen del foro las posiciones extremistas Ahmadineyad así lo hizo y reventó la reunión
Las asignaturas del racismo, la xenofobia y la discriminación, hoy exacerbadas por la crisis global, pueden seguir esperando