Poveda: Vivir y morir en El Salvador
SAN SALVADOR, 4 de septiembre (apro) - El periodista, fotógrafo y documentalista franco-español Christian Poveda, de 54 años de edad, fue asesinado el pasado miércoles 2 en una zona suburbana de San Salvador
El lugar es de fuerte persistencia delincuencial, pues las pandillas llamadas "maras" tienen allí sus zonas "controladas", y era justo ahí donde Poveda desarrollaba un trabajo de investigación en video
Poveda se convirtió en el primer miembro de la prensa internacional, acreditada en El Salvador, que muere asesinado en la presente etapa de posguerra que vive esta convulsionada nación centroamericana, calificada como la más violenta de Latinoamérica por sus altas tasas de homicidios: 60 por cada 100 mil habitantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Como el mismo Poveda decía, "la guerra ahora tiene otros motivos (?)" Las cifras de muertes son de guerra, pero de una sin cuartel y sin blanco fijo
De acuerdo con declaraciones ofrecidas a Apro por un vocero de la Policía, el cadáver de Poveda fue localizado por habitantes del pueblo de Rosario, tirado a tres metros de su camioneta todoterreno, en una carretera polvorosa que comunica al barrio La Campanera, del municipio de Soyapango, con su vecino Tonacatepeque, al norte de la capital
Los testigos narraron que escucharon seis disparos, luego encontraron a Poveda tendido en la tierra con cuatro orificios de bala en el rostro
Todo indica que fue una ejecución premeditada No hay pruebas de robo ni de pelea Las huellas encontradas hacen suponer que Poveda fue "privado de libertad" por un tiempo, obligado a conducir su vehículo al lugar solitario, y luego ejecutado a quemarropa
A finales del año pasado, Poveda concluyó un documental en video en la zona de La Campanera, donde vivió por 18 meses con los pandilleros de la llamada "Mara 18" El documental, que llamó "La vida loca", fue exhibido y galardonado en varios festivales de Europa y Latinoamérica, como Cannes y el Festival Latinoamericano de Cine de La Habana
En él narra la vida "miserable y dura" de los jóvenes pandilleros salvadoreños, sus nexos con la violencia, el robo y las drogas El fondo real del film es la denuncia contra un sistema excluyente y violento que se ejerce en El Salvador contra la juventud pobre, inmersa en hogares destruidos y sin oportunidades de estudio y trabajo
Sobre la muerte del periodista, las autoridades policiales, por órdenes del presidente Mauricio Funes, han anunciado la captura de un sospechoso, al que se conoce como El Puma, uno de los jefes de las "maras" de la zona donde Poveda fue asesinado
Incansable periodista
Christian Poveda tenía 54 años de edad, pero se veía más joven Era corpulento y, siempre nervioso, no podía estar quieto Hablaba como si estuviera peleando o reclamando algo Quizás él sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida y hacía todo con urgencia: gestionaba para exhibir "La vida loca", no sólo en El Salvador, sino también a nivel internacional
Preparaba también otros documentales sobre la violencia, organizaba exposiciones de fotografía y diseñaba sitios de Internet alusivos a la fotografía
De padres españoles refugiados de la guerra civil, Christian nació en 1955 en Argelia, que entonces era territorio francés Con genes de españoles republicanos y de franceses liberales, y mezclado con árabe, Poveda no se salvaría de ser un arriesgado y audaz periodista, según comentaba
En 1980, cuando apenas tenía tres años de iniciarse como fotógrafo, fue enviado a El Salvador "Llegué justo para el 22 de enero (1980) y la famosa manifestación en la que hubo varios muertos, y llegué aquí en esa época cuando todas las mañanas se encontraban muertos por todas las calles", dijo en una entrevista que este corresponsal le hizo en su casa antes de partir a Europa, el año pasado, para editar su documental "La vida loca"
Christian estuvo en El Salvador y en la región centroamericana hasta 1989, como fotógrafo Después comenzó a trabajar en documentales de video
"Increíble, 28 años después (de cuando vino por primera vez) regreso y encuentro la misma cosa, pero de otra forma Este es un país en el que hay una violencia tremenda: cuando se mata, se mata; se mata y se remata", explicaba eufórico en el butacón de la sala de su casa
¡Asombroso! Hace un año, con esa expresión, Poveda estaba prediciendo cómo sería su muerte La fragilidad humana, pese a la voluntad personal, se mide en fracciones de segundos La muerte es el único error sin retorno, sin retroceso La genialidad, varias veces en El Salvador, quedó entrampada por la estupidez en casos, por ejemplo, como los asesinatos del arzobispo Oscar Romero (1980) o el del poeta Roque Dalton (1975)
No bastó un tiro certero, tuvieron que ser cuatro balazos los que mataron y volvieron a matar a Poveda, los que lo remataron Es la expresión de un odio vengativo sin límite
El documental "La vida loca" fue su obsesión, pero Poveda construyó una magnánima obra en la fotografía En eso era un verdadero artista La cultura nacional y la historia de El Salvador le tendrán una enorme deuda por sus colecciones sobre el conflicto armado y social de los 30 últimos años
Fue un cronista de una época cruel Casi al final de la entrevista que sostuvo con este reportero, decía: "Mucha gente no sabe exactamente lo que sucede con las pandillas y hasta se quedan sorprendidos, porque no se imaginan que la vida de los pandilleros puede ser tan mierda Si piensan que por ser pandilleros están ganando dinero, eso no es así Uno se da cuenta que detrás de un pandillero existe una vida familiar totalmente destrozada y es una vida dura y miserable"
Paradójicamente, la denuncia de esa violencia y su énfasis en colocar a los pandilleros como víctimas, no frenaron a quienes lo mataron, quienes mañana pueden ser ellos los que amanezcan ejecutados, en un círculo vicioso que no parece tener fin
El lugar es de fuerte persistencia delincuencial, pues las pandillas llamadas "maras" tienen allí sus zonas "controladas", y era justo ahí donde Poveda desarrollaba un trabajo de investigación en video
Poveda se convirtió en el primer miembro de la prensa internacional, acreditada en El Salvador, que muere asesinado en la presente etapa de posguerra que vive esta convulsionada nación centroamericana, calificada como la más violenta de Latinoamérica por sus altas tasas de homicidios: 60 por cada 100 mil habitantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Como el mismo Poveda decía, "la guerra ahora tiene otros motivos (?)" Las cifras de muertes son de guerra, pero de una sin cuartel y sin blanco fijo
De acuerdo con declaraciones ofrecidas a Apro por un vocero de la Policía, el cadáver de Poveda fue localizado por habitantes del pueblo de Rosario, tirado a tres metros de su camioneta todoterreno, en una carretera polvorosa que comunica al barrio La Campanera, del municipio de Soyapango, con su vecino Tonacatepeque, al norte de la capital
Los testigos narraron que escucharon seis disparos, luego encontraron a Poveda tendido en la tierra con cuatro orificios de bala en el rostro
Todo indica que fue una ejecución premeditada No hay pruebas de robo ni de pelea Las huellas encontradas hacen suponer que Poveda fue "privado de libertad" por un tiempo, obligado a conducir su vehículo al lugar solitario, y luego ejecutado a quemarropa
A finales del año pasado, Poveda concluyó un documental en video en la zona de La Campanera, donde vivió por 18 meses con los pandilleros de la llamada "Mara 18" El documental, que llamó "La vida loca", fue exhibido y galardonado en varios festivales de Europa y Latinoamérica, como Cannes y el Festival Latinoamericano de Cine de La Habana
En él narra la vida "miserable y dura" de los jóvenes pandilleros salvadoreños, sus nexos con la violencia, el robo y las drogas El fondo real del film es la denuncia contra un sistema excluyente y violento que se ejerce en El Salvador contra la juventud pobre, inmersa en hogares destruidos y sin oportunidades de estudio y trabajo
Sobre la muerte del periodista, las autoridades policiales, por órdenes del presidente Mauricio Funes, han anunciado la captura de un sospechoso, al que se conoce como El Puma, uno de los jefes de las "maras" de la zona donde Poveda fue asesinado
Incansable periodista
Christian Poveda tenía 54 años de edad, pero se veía más joven Era corpulento y, siempre nervioso, no podía estar quieto Hablaba como si estuviera peleando o reclamando algo Quizás él sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida y hacía todo con urgencia: gestionaba para exhibir "La vida loca", no sólo en El Salvador, sino también a nivel internacional
Preparaba también otros documentales sobre la violencia, organizaba exposiciones de fotografía y diseñaba sitios de Internet alusivos a la fotografía
De padres españoles refugiados de la guerra civil, Christian nació en 1955 en Argelia, que entonces era territorio francés Con genes de españoles republicanos y de franceses liberales, y mezclado con árabe, Poveda no se salvaría de ser un arriesgado y audaz periodista, según comentaba
En 1980, cuando apenas tenía tres años de iniciarse como fotógrafo, fue enviado a El Salvador "Llegué justo para el 22 de enero (1980) y la famosa manifestación en la que hubo varios muertos, y llegué aquí en esa época cuando todas las mañanas se encontraban muertos por todas las calles", dijo en una entrevista que este corresponsal le hizo en su casa antes de partir a Europa, el año pasado, para editar su documental "La vida loca"
Christian estuvo en El Salvador y en la región centroamericana hasta 1989, como fotógrafo Después comenzó a trabajar en documentales de video
"Increíble, 28 años después (de cuando vino por primera vez) regreso y encuentro la misma cosa, pero de otra forma Este es un país en el que hay una violencia tremenda: cuando se mata, se mata; se mata y se remata", explicaba eufórico en el butacón de la sala de su casa
¡Asombroso! Hace un año, con esa expresión, Poveda estaba prediciendo cómo sería su muerte La fragilidad humana, pese a la voluntad personal, se mide en fracciones de segundos La muerte es el único error sin retorno, sin retroceso La genialidad, varias veces en El Salvador, quedó entrampada por la estupidez en casos, por ejemplo, como los asesinatos del arzobispo Oscar Romero (1980) o el del poeta Roque Dalton (1975)
No bastó un tiro certero, tuvieron que ser cuatro balazos los que mataron y volvieron a matar a Poveda, los que lo remataron Es la expresión de un odio vengativo sin límite
El documental "La vida loca" fue su obsesión, pero Poveda construyó una magnánima obra en la fotografía En eso era un verdadero artista La cultura nacional y la historia de El Salvador le tendrán una enorme deuda por sus colecciones sobre el conflicto armado y social de los 30 últimos años
Fue un cronista de una época cruel Casi al final de la entrevista que sostuvo con este reportero, decía: "Mucha gente no sabe exactamente lo que sucede con las pandillas y hasta se quedan sorprendidos, porque no se imaginan que la vida de los pandilleros puede ser tan mierda Si piensan que por ser pandilleros están ganando dinero, eso no es así Uno se da cuenta que detrás de un pandillero existe una vida familiar totalmente destrozada y es una vida dura y miserable"
Paradójicamente, la denuncia de esa violencia y su énfasis en colocar a los pandilleros como víctimas, no frenaron a quienes lo mataron, quienes mañana pueden ser ellos los que amanezcan ejecutados, en un círculo vicioso que no parece tener fin