Italia: la examante que hizo dimitir a un alcalde
ROMA, 31 de enero (apro).- La tarde del jueves 28 de enero, el alcalde de Boloña, Flavio Delbono, de 51 años, oficializó así su retiro del cargo: “Como está previsto en el artículo 53 coma 3 del texto único sobre los entes locales, informo hoy sobre mi dimisión”.
Con estas palabras escritas en una hoja carta doblada por la mitad, Delbono se convirtió, en punto de las 16:17 horas de ese día, en exalcalde y también en el gobernante más efímero que ha tenido esta ciudad, ya que sólo alcanzó a llegar al séptimo mes de su breve mandato.
Fuera ya del gobierno, junto con su expareja sentimental y al mismo tiempo exsecretaria particular, el exjefe del cabildo enfrentará los cargos de peculado, fraude y abuso del cargo --que en Italia han bautizado como el Cinziagate--, pues fue precisamente Cinzia Cracchi quien, despechada, comenzó a hacer una serie de declaraciones contra su exjefe, hecho que además detonó que también Boloña repita las elecciones en marzo próximo.
Lo propio ocurrirá en Roma, cuando en octubre pasado todo el gobierno se disolvió luego que Piero Marrazzo, el entonces gobernador, decidió renunciar cuando se dieron a conocer sus encuentros con transexuales.
Flavio Delbono comenzó su administración el 25 de junio del 2009, cuando ganó las elecciones por el Partido Democrático el 6 de ese mismo mes con 49.4% de las votaciones en la primera vuelta y, un día después, con 60.67% en la segunda, dejando muy por detrás a sus adversarios.
Cifras que no dejaban lugar a dudas sobre las preferencias de los ciudadanos y que además fortalecieron de inmediato la imagen del político, quien desde el 2000 había sido presidente de Emilia-Romagna para luego ser, tres años más tarde, vicepresidente en esta misma región.
Esa encomienda la ocupó hasta el 10 de enero del 2009, cuando anunció su interés por las elecciones en Boloña y echó a andar su campaña electoral, primero al interior de su partido y luego contra la oposición.
Pero fue precisamente en ese lapso cuando comenzó a cavar su propia tumba, pues nunca imaginó que una rubia, quien fuera su compañera sentimental y laboral, le diera prácticamente el tiro de gracia al sentirse traicionada por el político, pues con el cambio de puesto también mudó de pareja.
Historia de amor
Y es que la historia de amor iba viento en popa hasta que en junio del año pasado, Delbono dio por terminada su relación (sentimental y laboral) de ocho años con Cinzia Cracchi, una rubia ya entrada en años quien, de ser empleada del conmutador, ocupó la secretaría particular cuando Delbono pasó de la presidencia a la vicepresidencia en la región de Emilia-Romagna.
Una vez finiquitada la relación, el político se alistó para la alcaldía de Boloña y ella no tuvo más remedio que regresar a su puesto en el conmutador.
Y fue ahí cuando Delbono obtuvo el primer aviso.
Según narró Giorgio Guazzaloca, exalcalde de Boloña de 1999 al 2004, al periódico República el pasado 24 de enero, y quien en las pasadas elecciones también competía por el partido UDC (Unión del Centro Democrático), Cinzia Cracchi fue a buscarlo, una vez terminada su relación con Delbono, para confiarle la situación.
“Yo la congelé con dos frases y le dije: ‘Señora, si son hechos penales, vaya con un magistrado, pero si son hechos sentimentales, vaya con un sacerdote”.
Cracchi no se amilanó y acudió con otro de los competidores de su expareja: Alfredo Cazzola, del Partido Pueblo de la Libertad, quien en un programa radiofónico, al que acudieron Delbono y Cazzola, éste cerró su participación diciéndole al ya entonces alcalde vencedor:
“Le doy los saludos de la señora Cracchi, que mucho tendría que decir de su moralidad”. El mensaje, sin embargo, no surtió efecto pues las elecciones ya habían pasado.
Delbono comenzó entonces su mandato sin darle mayor importancia a los hechos, respaldado por una amplia victoria y en ocasiones desmintiendo cualquier rumor que pudiera ensombrecer su nueva tarea.
Para él, en ese momento, todo “era un montaje de sus enemigos”.
Pero alguien más le dio seguimiento a esa frase de Cazzola, sobre todo cuando Cracchi ya había hecho algunas confidencias a su principal opositor, quien como era de esperarse fue el primer investigado y demandado por difamación al alcalde.
Investigación y demanda que en pocos meses fue cambiando objetivos, pues al fin y al cabo, lo que había contado Cracchi no era mentira ni arrebatos sentimentales.
Viajes de placer
Y es que mientras Flavio Delbono era vicepresidente de la región y Cinzia Cracchi su secretaria particular, ambos llevaron a cabo al menos siete viajes de placer, de febrero del 2004 a febrero del 2008; aparte de 12 viajes de fin de semana por toda Italia.
Estos primeros hechos son justo lo que ahora se está investigando en la Procuraduría de Boloña, pues se tiene la certeza de que las travesías involucraron dinero público.
Sus recorridos los llevaron desde Praga (un fin de semana en febrero del 2004) a Pekín (nueve días en marzo del 2004), para luego ir a Nueva York (una semana en septiembre del 2004).
Luego, en marzo del 2005, viajaron a México. Fue aquí donde la entonces feliz pareja se alojo por una semana en el resort Barceló Tropical Beach, de la Riviera Maya. A su regreso a Boloña, Delbono solicitó la reposición de gastos por al menos 980 euros.
Para justificar su travesía, argumentó que había participado durante dos días en un encuentro en la ciudad de Cancún, Quintana Roo, aunque en la vicepresidencia no se encontraron documentos que prueben que se concretara algún convenio.
En el 2006, ambos estuvieron en Israel durante cuatro días.
En febrero del 2007, anunciaron una semana de vacaciones y eligieron como destino Santo Domingo.
Pero también en esta ocasión, Delbono solicitó un reembolso por 490 euros. Incluso en sus últimas declaraciones admitió que ese sí había sido un “error administrativo”.
En febrero del 2008, el entonces funcionario y su secretaria realizan un último viaje: un fin de semana en París.
Sin embargo, aún se indaga por qué cargó las cuentas a la región, sobre todo opíparas comidas y cenas.
También está el hecho de la expedición de una tarjeta de crédito a nombre de Cinzia Cracchi, hoy retirada por la Procuraduría de Boloña, de donde la rubia disponía mensualmente de 600 a mil euros, garantizados por Delbono.
La generosa cuenta por cierto pertenece a Mirko Divani, un empresario amigo del exalcalde.
Y mientras las investigaciones prosiguen, los candidatos se alistan para competir por una de las plazas italianas más importantes al norte del país.