Malvinas: tensiones y militarización

jueves, 21 de octubre de 2010 · 01:00

LONDRES, 21 de octubre (apro).- Gran Bretaña y Argentina volvieron a tensar sus relaciones diplomáticas por las Islas Malvinas, esta vez tras una fuerte denuncia de Buenos Aires por ejercicios militares británicos en el archipiélago del Atlántico Sur, que se ha vuelto un territorio de disputas constantes entre ambos países por las multimillonarias reservas pesqueras, petroleras y gasíferas que allí existen.

El pasado miércoles 13, las tropas británicas comenzaron su última etapa de maniobras militares en las Malvinas, con disparos de misiles de alta tecnología Rapier por tierra-aire y tierra-agua, que según Londres son “ejercicios habituales realizados desde hace 28 años”, pero que sin embargo enfurecieron a la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, quien ha elevado el tono de las denuncias y busca ahora obtener un apoyo internacional contra lo que llama “el colonialismo depredador” del Reino Unido.

Las tensiones entre ambos países crecieron el pasado sábado 9, cuando Fernández convocó a la embajadora británica en Argentina, Shan Morgan, para entregarle una nota de protesta por los ejercicios militares.

Ese mecanismo diplomático suele ser utilizado por los países como primer paso para mostrar rechazo a políticas de Estado.

También repudiaron las maniobras militares las dos Cámaras del Congreso argentino, al considerar las acciones del Reino Unido como “ilegales” y que “violan la soberanía argentina”.

El Congreso argentino pide a Londres el cese de las maniobras, que son “una provocación inaceptable” que puede “generar una carrera armamentista en la región que se contrapone totalmente a la política argentina de apego a la búsqueda de una solución pacífica de la controversia, de conformidad con los llamamientos de la comunidad internacional”.

Lo cierto es que los ejercicios terminarán el sábado 16, justo el día de la ceremonia en Puerto Argentino, en la que asumirá el nuevo gobernador británico de las islas, Nigel Haywood.

Tras haber presentado una nota ante la ONU el domingo 10, el canciller argentino Héctor Timerman “denunció” los ejercicios ante la Organización Marítima Internacional a Gran Bretaña “para saber si violó durante más de 20 años un tratado internacional (la Convención Internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar) realizando ejercicios militares” en las islas.

Timerman aseguró que la denuncia del gobierno en Buenos Aires “revelará las inconsistencias de las explicaciones británicas” de que se trata de ejercicios de rutina que se han realizado semestralmente por más de 28 años.

La pelea ocurrió el mismo día que el periódico The Sun informaba en sus páginas que un barco de guerra argentino había confrontado esa misma semana a un buque rastreador de las Malvinas, en medio del conflicto por los recursos naturales en dichas islas del Atlántico Sur, cuya soberanía está en disputa.

Según ese reporte, la tripulación de la embarcación británica FV Venturer fue acusada de pescar ilegalmente, "a pesar de estar a 3.5 millas (5.6 kilómetros) dentro de las aguas de las Malvinas".

Tras ser consultada por Apro, una portavoz oficial del Foreign Office (Cancillería británica) confirmó que Londres "está al tanto de lo ocurrido", pero prefiere no hacer públicos los detalles del incidente. "No planeamos comentar sobre lo sucedido por razones de seguridad", indicó la vocera.

Según The Sun, que tituló su artículo “Argies fishticuffs”, haciendo un juego de palabras irónico con "peces" (fish) y "esposas" (cuffs) y calificando a los argentinos con el término despectivo argies, "ambos barcos quedaron enfrentados el jueves en una pelea, la primera confrontación de ese tipo en cuatro años".

"Los beligerantes argentinos demandaron conocer los detalles del buque de Puerto Stanley, el FV Venturer, y se comunicaron por radio con su tripulación", escribió el periódico de Londres. 

Siempre según esa versión, el barco de guerra argentino permaneció en el borde de las aguas argentinas y eventualmente el Venturer se alejó "para evitar una confrontación aún mayor".

Tras el anuncio, una portavoz del Ministerio de Defensa confirmó a Apro que el gobierno de coalición del conservador David Cameron está al tanto de lo ocurrido, "pero el incidente está siendo tratado por la cancillería".

"Se trata de un asunto diplomático y no de defensa", subrayó la vocera, quien prefirió mantener su nombre bajo anonimato. "Por supuesto que sabemos lo que ha ocurrido, pero de esto se están encargando los diplomáticos", agregó.

Mientras tanto, las autoridades de las Malvinas indicaron estar "preocupadas" por lo que llamaron "hostilidades" de parte de Argentina, tras diferencias entre Buenos Aires y Londres por las reservas pesqueras y de petróleo de las islas del Atlántico Sur.

John Barton, jefe del área de reservas naturales de las Malvinas, afirmó a The Sun que las tensiones con Argentina "son una preocupación".

"Es molesto y genera tensiones para los buques pesqueros. Solíamos tener buenas relaciones con los argentinos en cuanto al tema pesquero. Este es el primer incidente que puedo recordar desde hace bastante tiempo", añadió.

Por su parte, un miembro de la tripulación del FV Venturer afirmó que "los argentinos nos amenazaron".

En 2006, Argentina arrestó al buque rastreador John Cheek y lo trasladó a puerto argentino, donde debió pagar una multa elevada.

El hecho ocurrió dos semanas después de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner agradeció a Uruguay por negarle el ingreso a un buque inglés y criticó duramente a Gran Bretaña por depredar las reservas naturales de las Malvinas, principalmente el gas y petróleo.

"Hola Pepe (Mújica, presidente de Uruguay). Quiero agradecerte, en nombre de todos los argentinos, el inmenso gesto que tuviste de impedir que un buque inglés pudiera aprovisionarse en puertos uruguayos. Por ahí leí que le habías explicado al embajador del Reino Unido que querías preservar las relaciones con la Argentina. Pero yo creo que, además de eso, también es una defensa conjunta de la región, porque vienen también a depredar nuestros recursos naturales", afirmó la presidenta argentina en un video filmado en su despacho de la Casa Rosada.

Fernández de Kirchner se refirió luego a la búsqueda de petróleo que Gran Bretaña realiza en las Islas Malvinas y extendió la advertencia a otras potencias.

"Hoy puede ser el petróleo, mañana puede ser la pesca. Hoy es Argentina. Mañana puede ser Uruguay o cualquier otro país de América del Sur, cuando a ellos, allá arriba, les falte algo", aseguró la jefa del Estado.

Este año, tareas de exploración en aguas que rodean a las islas concluyeron que podría haber al menos 2 millones de barriles de crudo en esa zona, por un valor de varios miles de millones de libras esterlinas.

Otro punto que tensó las relaciones bilaterales fue el anuncio, el jueves 7, por parte del gobierno de las Malvinas, sobre la construcción de un puerto específicamente diseñado para la creciente industria petrolera de las islas, que será creado en la costa oeste de la Isla Soledad (East Falkland).

Los planes fueron presentados por la Oficina de Planeamiento Medio Ambiental para la creación de la infraestructura de avanzada, en una superficie de 70 hectáreas de tierra privada en el Puerto San Carlos, frente al Camerons Point. La iniciativa será financiada por el sector privado, principalmente por las firmas Port Smyley Ltd y Cantray Ltd.

El puerto serviría para abastecer a unos ocho buques de gran tamaño, y contaría con depósitos para carga y descarga, contenedores, una planta de tratamiento de agua, estación eléctrica y cloacal.

Por su parte, el director del grupo Mineral Resources, Phyl Rendell, elogió el plan para la creación de un nuevo puerto y buscó minimizar el conflicto latente con Argentina.

"Es una iniciativa muy interesante liderada por grupos de negocios locales. Esto es exactamente lo que necesitará la industria petrolera en caso de entrar en una fase de producción", agregó.

En mayo pasado, la petrolera británica Rockhopper confirmó haber encontrado, a través de la plataforma Ocean Guardian, una reserva de alta calidad en la cuenca norte de las Islas Malvinas.

El hallazgo de Rockopper fue el primero realizado en el marco del programa de exploración de hidrocarburos en el archipiélago del sur del Atlántico, severamente cuestionado por Argentina.

En marzo, la compañía Desire ya había anunciado el descubrimiento de un yacimiento de gas en un pozo llamado Liz, también en la cuenca norte, pero dijo que lo había abandonado porque las reservas eran de baja calidad.

A pesar del tono encendido de las acusaciones, Argentina busca evitar a toda costa un enfrentamiento militar con Gran Bretaña, como el que protagonizaron ambos países en 1982, en una sangrienta guerra por la soberanía de las Malvinas que tuvo lugar en esas islas, como también en las Georgias del Sur y Sándwich del Sur, en el Atlántico Sur.

Dicho conflicto bélico tuvo como saldo la muerte de 649 argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños.

Según los analistas, una escalada en las tensiones entre ambos países es improbable que lleve a un enfrentamiento militar, pero los actuales ejercicios de las tropas británicas en las Malvinas no hacen más que generar fantasmas y temores por aquel fatídico enfrentamiento de 1982 y presentan a Gran Bretaña como una fuerza imperialista totalmente anacrónica.

En ello coincide la mandataria de Argentina, según publicó  en su cuenta Twitter (http://twitter.com/cfkargentina), al repudiar lo que llamó “una militarización del Atlántico sur”.

“Va en serio –dijo--, la Royal Navy, fuerza colonial de ocupación en las islas, hará ejercicios militares con misiles en la costa este de las Islas. Típico imperialismo del siglo XIX. Uso anacrónico de la fuerza en violación de la ley internacional. A ellos no les importa. Un claro ejemplo de doble moral”.

Y agregó. “Conclusión: ¿piratas for ever?”.

 

cvb

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