Cuba-EU: El caso Gross alimenta el diferendo

lunes, 29 de noviembre de 2010 · 01:00

LA HABANA, 26 de octubre (apro).- El estadunidense Alan P. Gross, de 61 años y nacido en Potomac, Maryland, cumplirá, el próximo 3 de diciembre, un año de permanecer preso en la capital cubana acusado, sin haber sido llevado a juicio, de ser “espía” y “agente” de una potencia extranjera.

Gross, quien llegó a Cuba en diciembre de 2009 supuestamente para “apoyar una gobernabilidad justa y democrática en Cuba”, según un comunicado de su empresa Development Alternatives Inc. (DAI), misma que fue contratada por la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), contaminó el buen inició que mantuvieron La Habana y Washington a principios del gobierno de Barack Obama.

Sobre todo frenó un tímido acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.

Poco se sabe oficialmente del proceso judicial que se le sigue en Cuba. El 23 de noviembre, unas breves declaraciones del fiscal general Darío Delgado arrojó, casi un año después, nueva luz sobre un caso que ha agudizado la discordia entre Washington y La Habana.

“Se mantiene en la misma situación. La investigación aún no ha concluido. Se sigue trabajando y, cuando concluya, se dará la respuesta (…) No hay ninguna dificultad. Todo marcha según estaba previsto”, aseguró puntual a los periodistas el fiscal Darío Delgado, quien reiteró que el tema del estadunidense acusado de espiar para Washington era un caso normal.

"Está ajustado a la legislación cubana”, reiteró Delgado, sin dar detalles sobre el proceso judicial, al ser entrevistado el pasado martes 23 de noviembre por los corresponsales extranjeros en la apertura de un congreso sobre ciencias penales en la capital cubana.

Gross llegó sigiloso, repartiendo computadoras, celulares y activando un teléfono satelital para organismos opositores, de acuerdo con la investigación abierta por el gobierno de la isla.

El gobierno de Cuba aún no presenta cargos formales contra el contratista estadunidense, pero lo acusa de “delitos graves” al señalarlo como “agente secreto” de Washington.

El propio presidente cubano Raúl Castro acusó, en diciembre de 2009, al gobierno de Obama de haber enviado al estadunidense para suministrar a la oposición sofisticados medios de comunicación:

“Se dedicaba al abastecimiento ilegal con sofisticados medios de comunicación vía satélite a agrupaciones de la sociedad civil que aspiran a conformar en contra de nuestro pueblo. En las últimas semanas hemos sido testigos de la multiplicación de los esfuerzos de la nueva administración con ese propósito. Crece el aliento a la subversión abierta y encubierta contra Cuba”, afirmó en su discurso en la sesión anual del Parlamento.

El gobernante cubano señaló que la detención del estadunidense, el 3 de diciembre de 2009, a quien, dijo, el Departamento de Estado “eufemísticamente denomina ‘contratista’, es una muestra de que el enemigo está tan activo como siempre”.

 

Súplicas de Judy Gross

 

Judy Gross escribió en agosto pasado al presidente Raúl Castro para expresar el arrepentimiento de su esposo por su trabajo en Cuba, a donde ingresó con una visa de turista.

En la carta, la esposa de Gross pide la liberación del estadunidense porque él mismo, sostiene, es inocente.

Judy Gross reitera una y otra vez que su marido nunca se propuso daño alguno contra el gobierno cubano. Insiste en que a la hija del matrimonio se le ha diagnosticado cáncer de mama y que la familia lo necesita ahora más que nunca.

La mujer negó que su esposo fuera un espía y reiteró que sólo intentaba ayudar a grupos judíos en Cuba a acceder a la Web. Además, la esposa de Gross ha criticado al gobierno de Obama por no haber hecho lo suficiente en el caso.

“Esta es mi petición a los presidente Obama y Castro: actúen de manera diferente a sus predecesores, modifiquen el curso de las relaciones bilaterales. Hago un llamado al presidente Obama, en quien mi esposo ha depositado tanta confianza, para que no olvide su promesa de un nuevo comienzo en las relaciones con Cuba”, escribió Judy.

Desde agosto, la esposa de Gross ha demandado al presidente Castro que continúe trabajando para mejorar el historial de derechos humanos en la isla.

 “A ambos les ruego: no conviertan el caso de Alan en una excusa para separarse aún más, sino en ejemplo de una nueva era en las relaciones cubano-estadunidenses”.

Y lo que es peor es que el gobierno estadunidense, “que con facilidad pudiera ofrecerles un gesto de buena voluntad a las autoridades cubanas, con la esperanza de propiciar la liberación de Alan Gross”, ha hecho justamente lo contrario, ignorando al parecer el papel crucial que desempeña en este caso.

Gross se ha referido en los últimos cuatro meses a las causas fundamentales de la detención de su esposo: la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba, al contratar personas como su esposo para entrar en la isla con visas de turismo y ofrecer equipos de alta tecnología de las comunicaciones a algunos “amigos” en la nación caribeña. También ha hecho público que intentó introducir equipos BGANs (comunicación móvil vía satélite).

Sin embargo, Judy Gross aclaró que el Departamento de Estado ha sido “muy receptivo” en el caso, pero es crítica con la Casa Blanca pues, asegura, no hace lo necesario para “traer a Alan a casa”.

 

Gross y su papel en Cuba

 

Alan P. Gross estaba en Cuba contratado por Development Alternatives Inc., una compañía radicada en los suburbios de Washington, la cual fue contratada por la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos, en el 2008, para promover la sociedad civil en la isla.

Datos facilitados por Development Alternatives Inc. (DAI) señalan que el estadunidense estaba “ayudando a la pequeña comunidad judía en Cuba a establecer un sistema de Intranet para poder comunicarse entre ellos y con otras comunidades judías en el extranjero, y brindándoles la habilidad de tener acceso a la red”.

Funcionarios del gobierno estadunidense han reconocido que introdujo a Cuba un teléfono satelital con acceso a Internet sin pasar por el sistema cubano de telecomunicaciones.

En su primera declaración pública en diciembre de 2009, el presidente de DAI, James Boomgard, señaló que Gross había viajado a Cuba en el marco de un programa de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) para “fortalecer la sociedad civil en apoyo a una gobernabilidad justa y democrática en Cuba”.

Boomgard reconoció que Gross había distribuido teléfonos y computadoras portátiles en Cuba, pero negó que haya distribuido equipos satelitales.

En la primera declaración de la DAI, hecha el 14 de diciembre del 2009, once días después de la detención de Gross, Boomgard quiso dejar en claro que su organización se adjudicó, en el 2008, un contrato para impulsar la “democracia en Cuba”.

Pero también para “ayudar al gobierno de Estados Unidos” a llevar a cabo actividades en apoyo del imperio de la ley y los derechos humanos, la competencia política, la creación de consenso y el fortalecimiento de la sociedad civil y en apoyo de lo justo y la gobernabilidad democrática en Cuba.

El 7 de enero pasado, James Boomgard hizo pública una segunda declaración para “corregir algunos errores” que han aparecido en los medios de comunicación, dijo.

 Negó que Gross estuviera trabajando para los servicios de inteligencia de Estados Unidos. “Estaba trabajando como subcontratista de la DAI en una agencia estadunidense para el programa de desarrollo destinado a proporcionar asistencia humanitaria al pueblo de Cuba.

“Específicamente, él estaba trabajando con un grupo religioso y cultural reconocido por el gobierno cubano para mejorar su capacidad de comunicarse con sus miembros en toda la isla y en el extranjero”, subrayó.

Pero para los cubanos, Development Alternatives Inc. es una de las fachadas más grandes de la USAID y de la CIA.

El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), Ricardo Alarcón, no tiene dudas de que Gross fue “contratado por una empresa que recluta para los servicios secretos estadunidenses”.

“Esa es una nueva adquisición que hay en Estados Unidos, y son agentes, torturadores, espías, que en la privatización de la guerra los contratan”, reafirmó el parlamentario y exembajador de Cuba en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Sin embargo, a un año de la detención del Alan P. Gross, ni funcionarios cubanos ni estadunidenses han dado detalles sobre qué estaba haciendo el presunto contratista en Cuba.

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