Venezuela: pasos etarras

sábado, 6 de noviembre de 2010 · 01:00

MADRID, 5 de noviembre (apro).- En un operativo realizado el pasado 29 de septiembre en Guipúzcoa, la Guardia Civil española detuvo a Xavier Atristain y Juan Carlos Besance, miembros de Euskadi ta Askatasuna (ETA). La operación incluyó cateos a domicilios, en los que hallaron y confiscaron sustancias para elaborar bombas, además de armas de fuego y archivos electrónicos.

Parecía una acción más contra ETA, una que elevaba a 88 el número de etarras capturados este año. La sorpresa llegó cuando los dos detenidos, interrogados por separado, revelaron que parte de su adiestramiento lo recibieron en Venezuela.

Atristain y Besance, integrantes del comando Imanol, recibieron en Francia cursos de “encriptación, sistemas operativos y tiro” con Mikel Kabikoitz Carrera Ata, jefe militar de ETA hasta mayo pasado, cuando éste fue detenido por la policía francesa.

“Dimos dos disparos en el monte, pero nos dijeron que debíamos ir a hacer el curso a Venezuela porque en Francia era prácticamente imposible”, relató Atristain a los agentes, publicó el diario El País el pasado 7 de octubre.

“Viajamos a Caracas en agosto de 2008, por separado y con dos mil euros que nos dio Ata”, dijo.

Las pesquisas posteriores confirmaron que ambos etarras en realidad viajaron de Madrid a Caracas el 26 y 27 de julio de 2008.

En la capital venezolana los dos acudieron a una “cita en el centro comercial El Recreo” donde los recogieron dos personas. “Una de ellas vasco y gordo que trabaja para el gobierno de Venezuela y se llama Arturo Cubillas (Fontán). Y otra persona mayor con bigote detenida hace un año en Francia”, narró Atristain.

Hasta antes de esta revelación las fuerzas antiterroristas españolas y francesas sabían que ETA usa Venezuela como centro de adiestramiento sólo por documentos incautados en Francia, correos electrónicos obtenidos de la computadora de Raúl Reyes –comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) muerto en 2008– y a las declaraciones de algunos farquistas desmovilizados.

Fue la primera vez que los etarras aceptaban haber recibido entrenamiento en Venezuela. Además, las declaraciones confirmaron el papel de Cubillas Fontán como responsable de ETA en Sudamérica.

 

Contacto en Caracas

 

Siete meses antes de la detención, el pasado 24 de febrero, Eloy Velasco, juez de la Audiencia Nacional, identificó a Cubillas como responsable de acordar una serie de cursos de manejo de explosivos que ETA dio a las FARC en agosto de 2007 (Proceso 1742).

En el auto de prisión provisional y la “orden de búsqueda y captura” contra Cubillas y 11 miembros de ETA y las FARC, Velasco identificó a aquél como funcionario del gobierno de Hugo Chávez, por lo que en su oficio aludió a los indicios de “cooperación del gobierno de Venezuela”, lo que tanto enojó al presidente venezolano.

Velasco emitió otro procedimiento judicial, el pasado 20 de octubre, en el que solicita a Madrid que inicie las gestiones de extradición de Cubillas por “conspirar para cometer actos terroristas” y “delito de tenencia de explosivos en colaboración con la banda armada terrorista”, pero que antes pida a Caracas que le revoque la nacionalidad venezolana, que se esgrime como impedimento para extraditarlo. El 29 de octubre se formalizó la petición.

Cubillas, de 46 años, es jefe de seguridad del Instituto Nacional de Tierras de Venezuela. En 2005 había sido jefe de la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierras.

En los ochenta formó parte del comando Oker, responsable de atentados en España, y está acusado de tres asesinatos y de colocar varias bombas; por estos hechos hay causas judiciales abiertas, según el documento del juez Velasco. El comando fue desarticulado en octubre de 1985 cuando presuntamente preparaba un atentado contra el entonces ministro de Interior, José Barrionuevo.

En 1987 Francia lo expulsó a Argelia, de donde viajó a Venezuela en mayo de 1989.

En otro auto judicial, con el que el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno envió a prisión provisional el 4 de octubre a Besance y Atristain, se identifica a José Lorenzo Ayestarán Legorburu, Fanegas, como el hombre que acudió con Cubillas a recoger a los etarras en Caracas.

Ayestarán, de 52 años y a quien se le atribuyen 10 asesinatos en varios atentados, fue detenido en Francia el 28 de febrero de 2010 en compañía de un miembro de la dirección ejecutiva de ETA, Ibon Gogeaskoetxea, cuando preparaban el envío de un comando a España para perpetrar un secuestro “de alto impacto”, informó una fuente del Ministerio del Interior.

Fanegas fue uno de los beneficiados con la amnistía de 1977. Se refugió en Venezuela donde el gobierno de Hugo Chávez estuvo a punto de naturalizarlo venezolano en 2006. La eventual repercusión mediática y la presión del gobierno español echaron por tierra esa pretensión.

A principios de 2009 los cuerpos de seguridad de España y Francia tenían indicios de que dos etarras afincados en América habían viajado a Francia para reincorporarse a ETA. Los informes señalaban principalmente a José Luis Eciolaza Galán, Dienteputo, quien vivió algunos años en México. En marzo descubrieron que el otro era Ayestarán.

Atristain declaró que cuando los etarras los recogieron en Caracas “Cubillas nos llevó a una vivienda con los ojos vendados y allí dormimos. Al día siguiente El Bigotes (Ayestarán) y otro nos dieron un curso de electrónica y montaje de explosivos”.

“Un día después nos trasladaron a la costa. Tardamos dos horas en llegar a una zona residencial. Nos quedamos allí y dos días después reaparecieron Cubillas y El Bigotes con dos personas que parecían venezolanos y que demostraron una gran habilidad (en el manejo de armas y explosivos)”. Otro día Cubillas y El Bigotes los recogieron junto con “cuatro o cinco personas que parecían venezolanos” y los llevaron a una población a unas diez horas de Caracas.

Recuerda que hicieron “una gran compra de víveres y los llevamos a una casa en mitad de la selva, una barraca con hamacas (…) El Bigotes hizo pruebas para ver si se oían los disparos y dijo que no era (el sitio) adecuado.

“Un día después viajamos tres horas y llegamos a una casa vieja, a la que El Bigotes le dio el visto bueno. Anduvimos una hora y comenzamos un curso de tiro con mira telescópica y arma corta. Lo recibieron también dos chilenos. El Bigotes se quejó de tener que compartir (con los chilenos) el poco material que tenía. (…) Al terminar fuimos todos a un pueblo y desde allí regresamos en autobús a Caracas”, donde durmieron en un “hotel cercano al centro comercial El Recreo”, narra Atristain.

Algo que llamó la atención de Atristain fue que “cada vez que pasábamos por un control policial Cubillas colocaba un salvoconducto en el salpicadero del coche y pasábamos. Una vez fuimos identificados los dos (él y Besance); llevábamos demasiado dinero y teníamos que dejar allí una parte, pero Cubillas intercedió, habló con la policía y lo arregló. Daba la sensación de que mandaba sobre la policía, porque resolvía los problemas”, dijo Atristain.

 

La organización

 

El auto de prisión provisional del juez Moreno señala que Atristain –miembro de ETA desde 2004– formó parte del comando Imanol junto con Juan Carlos Besance, quien al momento de su captura tenía 12 años en la organización, antes como integrante del comando Argala.

El comando Imanol empezó a operar en 2005 en la localidad de Asteasu dirigido por Liher Rodríguez. Planeó el secuestro de un empresario en Oñate, que no se realizó, y se encargó de trasladar material de ETA a la localidad francesa de Arette.

En una segunda fase, al mando de Ata, ambos detenidos recibieron los “cursos de encriptación, desmontaje, limpieza de armas y posiciones de tiro en Luz-Saint-Sauver, Francia, tras lo cual fueron enviados a Venezuela”, señala el auto de prisión. El comando tuvo una tercera etapa en 2009 dirigido por Ibai Beobide Arza. Entonces recopiló información para atentar contra un empresario y contra miembros de la Ertzaintza, la policía vasca.

Beobide, exresponsable del llamado Complejo Donosti –una de cuyas tres células era el comando Imanol– fue detenido el 13 de febrero de 2010; entonces, confesó a la policía que ETA tiene equipos de “miembros legales” (no fichados por la policía) que se preparan para cometer atentados.

El periódico El Mundo publicó el 15 de octubre que Beobide también viajó a Venezuela, donde se reunió con Arturo Cubillas. Esto se desprende de una conversación –grabada por la Dirección General de Prisiones de España– de aquél cuando visitó en prisión a Juana Regueiro, dirigente de la Mesa Nacional de Batasuna, partido considerado brazo político de ETA e ilegalizado en 2003.

Tras la captura de Beobide, Atristain se entregó a la policía francesa en el aeropuerto de Biarritz el 6 de marzo de 2010. “Según señalaron las fuerzas de seguridad galas se encontraba ‘agotado física y mentalmente’”, publicó el Diario Vasco el pasado 30 de septiembre.

Atristain fue entregado a España en abril y tras pasar por la Audiencia Nacional quedó en libertad por falta de pruebas. Sin embargo, la Guardia Civil le siguió los pasos porque sabía que en Guipúzcoa había locales donde ETA guardaba material para fabricar bombas. El 27 y el 28 de septiembre pasado Atristain y Besance se citaron para buscar la forma de deshacerse del material que aún tenían, por lo cual la operación policiaca se adelantó.

 

Crisis diplomática

 

En entrevista con Proceso, el periodista Florencio Domínguez, autor del libro Las conexiones de ETA en América (RBA, 2010) dice que “las declaraciones de Atristain y Besance son sumamente reveladoras y relevantes”, porque confirman “de viva voz” su adiestramiento en Venezuela.

El también director editorial de Vasco Press recuerda, por ejemplo, que “en marzo de 2008 la policía francesa confiscó una computadora y material informático donde venían algunos presupuestos de ETA, donde aparecen pagos por dos mil euros a cada miembro enviado a Venezuela”.

También recordó que aunque hay indicios de cooperación con las FARC desde 1993, la inteligencia francesa obtuvo información en 2003 sobre nuevas ramificaciones de esas relaciones, con la implicación en Venezuela de ETA con las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL, llamados Los Boliches), para realizar “prácticas con fuego real”.

“Los Boliches acordaron que ETA les ofrecería cursos en manejo de explosivos y otras actividades terroristas y, a cambio, ponían sus campamentos a disposición de los etarras”.

Al conocerse las declaraciones de los detenidos, en el terreno diplomático se reactivó el diferendo que Caracas y Madrid habían protagonizado siete meses antes, cuando el juez Velasco inició su proceso judicial.

El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, pidió a Caracas una “respuesta definitiva” sobre la presunta relación de ETA con Venezuela.

El 14 de octubre, antes de iniciar su gira por Rusia, Irán, Libia y Portugal, Hugo Chávez respondió que existe un “empeño” por vincularlo. “Se pretende convencer al mundo de que en Venezuela hay campos de entrenamiento terroristas”, dijo; se presentan “supuestas pruebas y declaraciones de supuestos terroristas arrepentidos”, y atribuyó esa ofensiva a los opositores a su gobierno y a “la derecha europea, en especial la de España”, a la que acusa de estar detrás del golpe de Estado en su contra en 2002.

Además de la confrontación diplomática con Venezuela, en el debate interno en España el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que insistir en que no existe cambio en la política antiterrorista contra ETA, luego de que políticos como el europarlamentario Jaime Mayor Oreja insisten en que Madrid pretende una nueva negociación con la organización vasca para que su brazo político participe en las elecciones.

El ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, en su calidad de nuevo vicepresidente primero y portavoz del gobierno, dijo en la radio: “La política antiterrorista no se ha cambiado ni una coma ni se va a cambiar. O ETA abandona las armas o Batasuna abandona a ETA”.

En Venezuela, ante la presión española para que Cubillas sea extraditado, la fiscal general Luisa Ortega Díaz anunció, el 15 de octubre, que se investigará a Cubillas, pero adelantó que “no puede ser extraditado a España” porque es “ciudadano venezolano”. También dijo que exigirá que se compruebe que Atristain y Besance no fueron torturados, como lo insinuó el embajador de ese país en España, Isaías Rodríguez.

La fiscalía venezolana convocó a Cubillas a una audiencia el miércoles 3, donde declaró en calidad de testigo, no de acusado, debido a que él y su abogado Marino Alvarado, afirman que el inculpado está en la “indefensión” por las acusaciones de España.

Fuentes judiciales españolas confiaron a Europa Press que desde 2000 España ha solicitado 21 extradiciones a Venezuela, siete de las cuales corresponden a etarras, pero que ninguna ha sido resuelta.

Otro movimiento de la fiscalía venezolana fue pedir a la Interpol el 31 de julio una orden de búsqueda y captura del exgeneral venezolano Néstor González por el presunto delito de rebelión. Se le acusa de haberse sublevado contra el gobierno de Chávez en el golpe de 2002. Este exmilitar está citado para el 15 de noviembre en el juzgado de Eloy Velasco para dar su testimonio sobre la vinculación de ETA y las FARC, y de la implicación de Venezuela.

Una fuente de la Audiencia Nacional explicó a Apro que el proceso judicial contra Atristain y Besance, que lleva el juez Moreno, es “distinto e independiente” del que lleva el juez Velasco. No obstante, éste último solicitó a Moreno copia del expediente para robustecer su proceso judicial.

Florencio Domínguez advierte “signos contradictorios” en la posición de Caracas, porque si bien hay “enojo” y “acusaciones de un complot de la derecha internacional”, puntualiza: “Creo que a Hugo Chávez tampoco le interesa entrar en un proceso de deterioro en las relaciones diplomáticas”.

Recuerda que, luego del choque diplomático de marzo pasado, Venezuela negó la entrada al país a Walter Wendelin. Este suizo naturalizado alemán era considerado el “embajador” de la izquierda abertzale o izquierda del País Vasco. Fue expulsado a Francia y detenido el 28 de septiembre pasado en Vitoria. “Con esta expulsión Venezuela buscó aligerar la tensión con España”, opina.

Sin embargo, el periodista considera que existen corrientes duras en Venezuela como “la reacción de la fiscal Ortega Díaz, que pide a la Interpol la detención del general González por el golpe de Estado, pero ocho años después del mismo, cuando está a punto de declarar en España por las actividades de ETA y de las FARC en Venezuela”.

 

Mr

--fin de nota--

Comentarios