La isla se hunde

miércoles, 29 de diciembre de 2010 · 01:00

Raúl Castro, presidente cubano, ya no pudo más. “Nos hundimos”, dijo ante el Parlamento… y para evitar el hundimiento La Habana se verá obligada a aplicar una serie de ajustes económicos, entre los que destaca señaladamente el fomento a las pequeñas y medianas empresas y al trabajo por cuenta propia. No es capitalismo, aseguran algunos economistas afines al régimen; es, dicen, un socialismo “con otra forma de planificar y gestionar la economía”.

 

LA HABANA, 29 de diciembre (Proceso).- Cuba se ha propuesto llevar a efecto transformaciones de gran calado que la obligarán a modificar el próximo año el funcionamiento de la economía y achicar al Partido Comunista. La isla se fijó una difícil ruta para paliar en 2011 el empeoramiento de su situación económica y el éxito depende de lograr un crecimiento de 3.1% del Producto Interno Bruto, apenas un punto más que en 2010. 

La sobrevivencia de la isla está ligada en gran medida al logro de las reformas económicas –propuestas en noviembre pasado y que serán aprobadas el próximo abril– que buscan reducir gastos con el cese de medio millón de burócratas, entre otras medidas.

Cuba pretende aumentar sus ingresos con la apertura de las pequeñas empresas privadas, la autorización del trabajo por cuenta propia y un agresivo sistema tributario que ya le quita el sueño a los cubanos.

El jueves 16 Marino Murillo, ministro de Economía y Planificación, confirmó que en 2011 se suprimirán definitivamente 146 mil puestos de trabajo del Estado y se prevé que 351 mil funcionarios públicos pasen a formas de empleo independiente. La estimación del también vicepresidente del Consejo de Ministros es que de esos 351 mil cubanos, al menos 100 mil se incorporarán al trabajo por cuenta propia.

Pero la reducción de gastos tocará también al Partido Comunista de Cuba (PCC) y algunas organizaciones de masas que ya empezaron a desaparecer departamentos y a reducir su nómina.

El sábado 18, al clausurar la sesión final del sexto periodo ordinario de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), el presidente Raúl Castro advirtió:

“O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio; nos hundimos y hundiremos (…) el esfuerzo de generaciones enteras, desde el indio Hatuey (…) hasta Fidel, que nos ha conducido genialmente por estas situaciones tan complicadas desde el triunfo de la Revolución.”

Habló de los cambios que debe realizar el PCC:

“Después del Congreso (…) analizaremos (…) las modificaciones a los métodos y estilos de trabajo de la organización partidista, ya que a consecuencia de las deficiencias presentadas en el desempeño de los órganos administrativos del gobierno, el partido a lo largo de los años se tuvo que involucrar en el ejercicio de funciones que no le corresponden, lo cual limitó y comprometió su condición de vanguardia organizada de la nación cubana.

“(…) El partido debe dirigir y controlar y no interferir en las actividades del gobierno a ningún nivel (…) Es necesario cambiar la mentalidad de los cuadros y de todos los compatriotas al encarar el nuevo escenario que comienza a delinearse”, dijo el presidente cubano.

 

Del deseo a la realidad

 

El gobierno cubano presentó en noviembre pasado el documento Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, ratificado por el mandatario cubano el sábado 18.

“No habrá vuelta atrás”, afirmó Castro.

El documento destaca entre sus objetivos la reducción del peso del Estado en la economía doméstica, la ampliación del sector privado y la descentralización de la agricultura.

Deja en claro que Cuba seguirá siendo una nación socialista con una economía planificada, no de mercado. Mantendrá servicios gratuitos como los de salud y educación, pero el gasto social será ajustado a los recursos disponibles.

Cuba dará mayor autonomía a las empresas públicas y dejará crecer al pequeño sector privado, que el gobierno cubano estima en un millón de empleados públicos que serán despedidos en los próximos tres años para recortar gastos.

Los futuros empresarios privados tendrán acceso por primera vez a créditos bancarios y podrán adquirir insumos en mercados mayoristas, según el documento. A cambio, tendrán que pagar impuestos para financiar el gasto público.

Y las autoridades buscarán mejorar su credibilidad internacional mediante el estricto cumplimiento de los compromisos, borrando la mala imagen de los últimos años cuando una crisis de liquidez obligó a congelar los pagos a sus proveedores.

El gobierno dará facilidades para el desarrollo de campos de golf, marinas y condominios de lujo para atraer a visitantes de mayor poder adquisitivo. Algo impensable hasta hace un año.

El gobierno de Raúl Castro propone en el documento seguir atrayendo inversión extranjera, buscar nuevas fuentes de financiamiento para frenar la descapitalización del aparato productivo y reprogramar los pagos de su deuda externa.

Reducirá el peso del Estado eliminando subsidios como la libreta de racionamiento de alimentos, aunque no se sabe si lo hará en uno o dos años. Eliminará también la doble moneda: un peso cubano con el que el Estado paga los salarios y un peso convertible 24 veces más fuerte, con el que vende los productos importados.

En su discurso del sábado 18 el presidente cubano avaló cada uno de los objetivos del proyecto de lineamientos, pero reconoció que en el pasado se cometieron errores económicos.

“A veces algunos compañeros, sin un propósito fraudulento, aportan informaciones inexactas de sus subordinados sin haberlas comprobado y caen en la mentira inconscientemente, pero esos datos falsos nos pueden conducir a decisiones erradas con mayor o menor repercusión en la nación. 

“Quien así actúa, también miente y sea quien sea, debe ser removido definitiva y no temporalmente del cargo que ocupa y, después del análisis de los organismos correspondientes, también separado de las filas del partido si milita en él”, reafirmó el mandatario.

Los investigadores de la Universidad de La Habana Omar Everleny y Pavel Vidal coinciden en que los errores en la política económica del último lustro se hicieron más evidentes con la recentralización y la política monetaria que siguió a la desdolarización, entre otros componentes de un proceso de contrarreforma que incluía la inhibición del trabajo por cuenta propia.

Consideran que la propuesta de reformas presentadas por el gobierno, en las que reconocen la necesidad de formas de propiedad no estatal en el modelo económico cubano, fortalecerá el mercado interno y aumentará los ingresos de la población. 

“Se asume que el Estado puede ceder actividades que no son estratégicas y se comienza a fomentar la pequeña y mediana empresa bajo distintas formas de propiedad, aunque esto quede, por ahora, reducido a una lista muy insuficiente de actividades. 

“Este reconocimiento es el cambio estructural más importante de los efectuados hasta el momento por el presidente Raúl Castro”, aseguran.

Joaquín Infante, investigador y Premio Nacional de Economía en Cuba, destaca la importancia que tendrá la planificación en las nuevas reformas.

“Lo primero es tener bien claro que lo que está ocurriendo no es una reforma, como quisiera el imperio, que sería ir al capitalismo, sino una actualización del modelo económico; un socialismo con otra forma de planificar y gestionar la economía, con flexibilidad y más eficiencia.

“Esa forma, añade, es contraria de la planificación excesivamente centralizada que prevalecía hasta ahora y constituía un problema fundamental por resolver. 

“El Ministerio de Economía tiene que ocuparse de la planificación perspectiva, no de la operativa; de la proyección del desarrollo y la asignación de recursos fundamentales según la necesidad y la estrategia de desarrollo del país. Así se enfoca en los lineamientos”, señala Infante en entrevista con los medios.

“Perogrulladas”

 

La oposición interna es menos optimista. Guillermo Fariñas (Premio Sájarov de Derechos Humanos), René Gómez Manzano y Félix Bonne hicieron público su rechazo al plan de ajustes del gobierno de Raúl Castro y reclamaron un “cambio” y no la actualización del modelo cubano.

En un documento titulado Cuba es lo primero, presentado el pasado 7 de diciembre, los opositores aseguran que el proyecto de lineamientos omite cifras y no menciona la “generalizada corrupción” en el gobierno cubano.

Para los disidentes el documento base para las reformas económicas son simplemente “perogrulladas”. “El modelo cubano hay que cambiarlo y no actualizarlo”, como propone el Partido, subrayan, y aseguran que carece de un verdadero análisis autocrítico de los últimos 50 años de gobierno comunista.

En su documento lo opositores exigen respeto de los derechos humanos en la isla, la legalización de la discrepancia, elecciones libres y competitivas y que se libere a los presos políticos.

En cambio, el economista disidente Óscar Espinosa Chepe considera que la racionalización, principalmente el aumento de la actividad privada en la economía con su posibilidad de contratación de fuerza de trabajo, “refleja una visión oficial más integral de la problemática económica nacional”.

“La reducción de ministerios e instituciones innecesarias, colateralmente, conllevaría una beneficiosa descentralización y facilitaría aumentar la toma de decisiones en las empresas, o a nivel provincial y municipal, con la disminución del burocratismo”, asevera el economista y periodista independiente. 

Continúa: “La comunidad cubana en el exterior puede ser fuente importante de recursos y experiencias; en primer lugar deben establecerse políticas dirigidas a que las remesas puedan utilizarse en un alto porcentaje para invertirlas en el trabajo por cuenta propia y las pequeñas y medianas empresas. 

“Por supuesto el gobierno deberá dar garantías para el funcionamiento de estas actividades. Paralelamente podría ofrecer estímulos cambiarios y fiscales para las remesas destinadas a esos fines”, sostiene el economista opositor. 

Alerta que la desvinculación de miles de trabajadores “en condiciones de gran incertidumbre” afectaría también a sus familias, creándose un delicado panorama social ya en la primera etapa del reordenamiento.

En el plano político, agrega, el paso indispensable pero arriesgado confirma la inviabilidad de un sistema que condujo a Cuba al desastre.

El documento se discute y analiza desde el 1 de diciembre en los sindicatos, círculos del PCC, en los Comités de Defensa de la Revolución y en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Las discusiones y análisis concluirán el último día de febrero de 2011 y dos meses después será aprobado por el sexto Congreso del PCC, a celebrarse del 16 al 19 de abril.

 

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