Malvinas: la disputa por el petróleo

jueves, 18 de febrero de 2010 · 01:00

LONDRES, 18 de febrero (apro).-  Los multimillonarios recursos de petróleo y gas que supuestamente se encuentran en las aguas que circundan las Islas Malvinas, en el Atlántico Sur, han enfrentado a Gran Bretaña y Argentina, naciones que protagonizan una nueva escalada en las tensas relaciones diplomáticas bilaterales.

La disputa se centra en el hecho que varias compañías británicas, entre ellas Desire Petroleum y BHP Billiton, ambas con sede en Londres, iniciaron este mes trabajos de exploración en las aguas de las Malvinas, donde esperan encontrar al menos 60 mil millones de barriles de crudo, gas natural y otros minerales.

Tras el inicio de las tareas de exploración, el pasado 5 de febrero, la cancillería argentina entregó un durísimo comunicado al chargé d'affaires británico en Buenos Aires, Simon Thomas, en el que subrayó que Argentina "advierte nuevamente a Gran Bretaña sobre la ilegalidad y consecuencias de esta nueva acción unilateral, que se extiende a todas las compañías privadas involucradas, acerca de que enfrentarán futuras demandas legales en los máximos tribunales, por la potencial exploración y explotación de recursos argentinos".

"Atribuir a Argentina algún tipo de provocación sólo puede ser interpretado como mínimo como un peligroso mensaje de intimidación", continuó la nota, al destacar que "lo que (los británicos) están haciendo es ilegítimo (…)” y una violación a la soberanía del país sudamericano. “Haremos todo lo posible para defender y preservar nuestros derechos", advirtió la cancillería argentina.

Reafirmó, además, el derecho de soberanía sobre las islas que enfrentaron a los dos países en la guerra de 1982, y recordó que en 2007, Argentina dio por terminados los acuerdos de cooperación en materia de hidrocarburos que habían firmado Londres y Buenos Aires en 1995.

La cancillería argentina respondió así a un artículo periodístico publicado por el influyente matutino londinense Financial Times el jueves 4, en el que sostuvo que Gran Bretaña teme que la disputa por la soberanía de las islas "lleve a una escalada de tensiones como la que provocó la Guerra del Atlántico Sur (1982)".

Ese reporte agregó que el primer ministro Gordon Brown "está determinado" a que los trabajos de exploración se lleven a cabo, pero "está ansioso" que la disputa con Buenos Aires "no escale a una confrontación militar".

"Esto es un negocio legítimo en aguas de las Islas Malvinas", declaró un diplomático británico al matutino financiero. "Debe permitírsele que continúe y continuará", agregó.

Según el diario, para Gran Bretaña hay "pocas expectativas" de una acción militar directa de Argentina, que reclama la soberanía de las islas.

"Sin embargo, los diplomáticos están alertas ante una posible acción alternativa, que Argentina intente interrumpir las actividades de la plataforma utilizando buques civiles", escribió el matutino financiero.

"A diferencia de la invasión argentina en 1982, las Falklands (Malvinas) están bien defendidas por cuatro jets Eurofighter, al menos dos buques de guerra y un pelotón de infantería apostado en todo momento", agregó.

En 1982, la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, transformó su fortuna política al enviar a una fuerza militar para "reclamar" las islas.

"Algunos en Westminster bromean si otra crisis en el Atlántico Sur pueda mejorar la fortuna de Brown", quien enfrenta una posible derrota en las elecciones generales de Gran Bretaña, previstas para mayo o junio próximo.

"En un improbable conflicto, el Reino Unido enfrentará un desafío mucho más difícil para recuperar el territorio. Su fuerza militar está menos equipada para una guerra expedicionaria, y una armada invasora podría utilizar una estructura aérea que fue construida por los británicos después de la guerra de 1982", concluyó la nota.

Una fuente del gobierno británico consultada por el corresponsal dijo que se teme ahora que Argentina pueda recurrir a la Corte Internacional de La Haya para resolver legalmente el polémico conflicto. "Es algo que tememos. Argentina nos está presionando desde hace tiempo, en un tipo de lobby para nada fuera de lo común", declaró la fuente, la cual pidió el anonimato.

Además, dijo que aunque el encuentro entre Simon Thomas y la delegación argentina "fue bastante amigable", el Reino Unido "sigue estando firme, sin duda alguna, sobre la soberanía de las Islas Malvinas y de sus aguas circundantes".

Tras preguntársele si cree que el conflicto por las exploraciones de hidrocarburos pueda desembocar en un enfrentamiento bélico, la fuente dudó, pero luego enfatizó: "No, por el momento no. Parece que los argentinos nos están presionando regularmente, pero lo consideramos algo normal", agregó.

Desde Londres, Jane Adams, vocera del grupo SAMA82 que reúne a excombatientes británicos de la Guerra de Malvinas en 1982, habló con Apro y se mostró sorprendida ante la escalada de tensiones diplomáticas entre Gran Bretaña y Argentina, pero prefirió mantener distancia.

"SAMA82 es una asociación no política y nunca nos involucramos con disputas políticas o territoriales", subrayó.

Lo cierto es que a pesar de supuestos temores británicos por un accionar argentino, Londres confirmó que las Malvinas cuentan con una fuerte defensa militar. Dicha defensa, que corre a cargo de las fuerzas armadas de su majestad, incluye tres buques de guerra; HMS Dumbarton Castle (Patrullero), HMS Endurance (Rompehielos) y HMS Southampton (Destructor T42); un pelotón de  500 soldados de 3 ramas distintas, helicópteros SeaKing y Chinook, 4 aviones Eurofighter Typhoon, aviones C130-Hércules, Tristar y VC10, como también un regimiento de la RAF equipado con Rapier Protección anti-aérea.

Además, se encuentra desplegada una compañía de infantería ligera integrada por voluntarios de las islas, la Fuerza de Defensa de las Islas Malvinas (Falkland Islands Defence Force), financiada por el gobierno británico de las Malvinas.

Para Londres, que busca aumentar el número de soldados en las islas a mil 200 "el gobierno de las Falklands tiene derecho a desarrollar la industria de hidrocarburos en sus aguas" y Gran Bretaña "apoyará dicha medida".

A pesar de la disputa diplomática, cada vez son más las compañías británicas que se suman a Desire Petroleum para buscar petróleo y gas natural en las aguas de las islas. Las nuevas firmas son Rockhopper Exploration, BHP Billiton y Falklands Oil & Gas.

En una reunión extraordinaria el miércoles 3 de febrero en el Consejo Ejecutivo de las Malvinas, en Puerto Stanley, el gobernador Alan Huckle aconsejó aprobar dos nuevos pedidos para exploraciones sísmicas y geofísicas alrededor de las islas.

La directora de Recursos Minerales de las Malvinas, Phyl Rendell, confirmó los pedidos, los cuales tienen como fin la búsqueda de petróleo, y dijo que demuestran la determinación de las compañías para invertir y explotar en el sector.

Según el British Geological Survey, en una zona de exploración de 200 millas alrededor de las islas podría haber reservas substanciales capaces de producir 500 mil barriles de petróleo por día, que significarían miles de millones de dólares de ganancias para las Malvinas y Gran Bretaña.

Por su parte el vocero oficial del Ministerio de Defensa (MOD) para las “Falklands” (Malvinas), el inglés David Jackson, declaró a Apro que para que Gran Bretaña decida tomar una acción militar contra Argentina en caso de “ataques” “debe haber una decisión política detrás”.

“Ese es un asunto que debe resolver la cancillería británica. Lo que no podemos hacer es vincular estas tensiones con la situación de defensa en las islas, ya que allí hay una base británica desde antes de la guerra de 1982”, aclaró el militar.

--¿Podría confirmar cuántos soldados hay allí? ¿Si hay un aumento en el número de soldados en Malvinas? --le preguntó el corresponsal.

--No vamos a dar ningún detalle sobre nuestra situación militar en ningún país del mundo (…) Lo que no queremos es que se vincule lo que pasa a nivel gubernamental con los aspectos militares del Ministerio de Defensa. En ese sentido, hay cero relación. La presencia militar ha estado allí y no hay cambios. Si hay tensiones, que las solucione el Foreign Office.

--¿Qué ocurriría en el caso que Argentina decida interrumpir o impedir las tareas de exploración de petróleo de compañías británicas, como ha sugerido recientemente la prensa inglesa?

--No vamos a involucrarnos en ese sentido. Le voy a explicar cómo operamos en Gran Bretaña. El Ministerio de Defensa no va actuar aisladamente, todo lo que hacemos debe ser a pedido del Foreign Office, del Ministerio del Interior o de otro departamento. Nosotros somos un mecanismo de opción para el gobierno. Para usar la fuerza, tiene que haber una decisión política detrás.

--¿Y qué piensa sobre el aspecto financiero en caso de una escalada militar?

--En el caso de un aumento de soldados, buques o aviones de guerra, necesitaremos dinero para ello, y por ende tendrá que ser una decisión del gobierno. Nosotros estamos aquí a la espera de que se nos invite o se nos llame a intervenir militarmente. Necesitamos el dinero, y (una guerra) no es barata.

“Por ejemplo, cuando se ve lo que ocurre en la Investigación sobre Irak (actualmente en curso en Londres) pagada por el erario británico, (la comisión investigadora) interpela al gobierno por lo que hizo, no a los militares. Nosotros no podemos hacer nada, al menos que sea aprobado por el gobierno. Por ello se pudo ver (al exprimer ministro) Tony Blair, que tuvo que responder preguntas muy duras en la pesquisa, porque él es el responsable a través de sus decisiones políticas de utilizar a los militares. No hay otra posibilidad más que la decisión (de una intervención militar) llegue de las altas capas del gobierno.”

--¿Cómo ve la relación entre el gobierno de las Malvinas y la administración de Gordon Brown, teniendo en cuenta estas lucrativas tareas de exploración de petróleo y gas?

--No estoy seguro cuán cercana es la relación entre el gobierno de las Islas Malvinas y el de Gran Bretaña en materia de asistencia diplomática o militar. Nuestra línea es clara: el Ministerio de Defensa no puede discutir estos temas porque para nosotros nada cambió en las Malvinas.

--¿Cree que Londres podría reaccionar militarmente en el caso que las tensiones con Buenos Aires aumenten?

--La presencia militar en las Malvinas es lo que llamados una fuerza de impedimento (deterrant). Nada ha cambiado. Desde el punto de vista del Ministerio de Defensa nosotros seguimos lidiando con Argentina, por ejemplo, cuando buques van y vienen en ambas direcciones, porque no queremos que aumenten las tensiones. Nosotros no estamos sentados aquí aislados con los ojos tapados, estamos al tanto de la necesidad de Argentina de saber lo que estamos haciendo, como enviar buques para que sean reparados, etcétera. Vamos a utilizar nuestros canales diplomáticos para eso (resolver las tensiones)--, concluyó.

 

Desinterés por América Latina

Por su parte, el profesor británico Michael Cox, miembro asociado del influyente “think tank” inglés Chatham House de Londres y experto en el área de las Américas y Política Exterior y Defensa del Reino Unido del Departamento de Relaciones Internacionales del London School of Economics (LSE), afirmó que para Gran Bretaña América Latina “ya no es de gran interés como lo fue en el siglo XIX”.

Sostuvo, además, que el continente no juega un rol importante en la economía mundial, y desestimó la posibilidad que Londres y Buenos Aires se enfrenten en un potencial conflicto bélico similar al de 1982 por las Islas Malvinas.

Cox, quien ha escrito entre otros libros Nación-Estado y la Crisis de la Política Mundial (2007) y Relaciones Internacionales del siglo XX (2007), sostuvo que la posibilidad de que el gobierno de Cristina Kirchner trate de movilizar apoyo de aliados como Hugo Chavez contra el que considera un poder imperialista británico, “es una estrategia de alto riesgo”.

-¿Qué piensa acerca de las recientes tensiones diplomáticas entre Argentina y Gran Bretaña por los trabajos de exploración de hidrocarburos en las aguas que rodean a las Islas Malvinas?

--No creo que se llegue a una confrontación militar. Cuando Argentina decidió tomar una acción militar a comienzos de los años 80 estaba sometida a una dictadura militar, una junta militar. Ahora no están gobernados bajo una junta militar y es muy improbable que el gobierno de Cristina Kirchner, elegido democráticamente en las urnas, tome el tipo de medidas militares que la dictadura tomó hace casi treinta años.

“En segundo lugar, el mundo ha cambiado, las relaciones entre Gran Bretaña y Argentina son más o menos estables y no creo que Argentina se arriesgue a alienar a sus aliados locales, a Estados Unidos o a la Unión Europea (UE) al tomar acciones militares contra el Reino Unido, que mantiene relaciones muy próximas a Estados Unidos y que está dentro de la UE. Tampoco creo que esté en los intereses de Argentina. No hay duda alguna, ellos no están contentos con el potencial descubrimiento de petróleo. Esto podría potencialmente generar conflictos con Gran Bretaña, por cierto, pero no veo el tipo de acciones militares entre Argentina y el Reino Unido como en 1982.”

-¿Qué piensa sobre el llamado ‘efecto Thatcher’ que mencionó la prensa británica recientemente, acerca de la posibilidad que el gobierno de Gordon Brown, que enfrenta una posible derrota en las urnas en junio próximo, aproveche la opción militar para mejorar su imagen entre los votantes británicos?

--Veo el paralelo, pero lo encuentro algo loco. La señora Thatcher actuó en base a impulsos nacionalistas, ella aprovechó el sentimiento general por todo lo que fuera patriótico, como la bandera, las fuerzas armadas, etcétera. Disfrutaba de los desafíos, ya fuera contra los sindicatos, Argentina o los mineros de carbón. No creo que Brown sea como ella. Él tiene más interés en lidiar con los conservadores a medida que nos acercamos a las elecciones generales. Creo que son especulaciones. Es un juego intelectual bonito, pero es muy improbable que Brown juegue la carta de guerra para ganar las próximas elecciones, sería una locura.”

--El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) en Londres advirtió en su reporte militar anual, que el gasto de Defensa en América Latina trepó 151% entre 2003 y 2009, de 24.700 millones de dólares a unos 62.000 millones, principalmente por "numerosas y complejas amenazas" en materia de seguridad y estabilidad militar, que según el organismo ponen ahora en riesgo el equilibrio regional y hacen peligrar el frágil balance del continente sudamericano. ¿Cuál es su balance al respecto?

--Ciertamente desde el punto de vista de Gran Bretaña, América Latina no es ahora de gran interés como fue en el siglo XIX. Para muchos, América Latina es la fuente de petróleo, de cocaína o de mano de obra, no juega un rol importante en la economía mundial, por ejemplo, a excepción de Brasil. Con respecto a los problemas o amenazas militares para Gran Bretaña sobre esta supuesta escalada armamentística del continente latinoamericano, no veo que haya peligros. Es posible que Argentina trate de movilizar apoyo de aliados como Hugo Chavez contra el que considera un poder imperialista británico, es posible, pero lo veo como una estrategia de alto riesgo.

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