Irán: La fallida gestión de Lula

miércoles, 25 de agosto de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 25 de agosto (apro).- La viuda iraní Sakineh Mohammadi Aschtiani fue condenada a muerte por lapidación, por haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio y presuntamente haber participado en el asesinato de su esposo.

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se enteró del caso a finales de julio pasado y buscó la manera de salvar la vida a Sakineh Mohammadi, madre de dos hijos.

La solución salomónica propuesta por Lula fue ofrecer asilo político a la condenada, ya que de esa manera Brasil no intervendría con las leyes de la teocracia iraní ni pondría en entredicho la crueldad y barbarie de su sistema judicial. Por otro lado, el gobierno iraní dejaría de tener la presión de las organizaciones internacionales de defensa de derechos humanos.

En un acto político en Brasil, Lula formuló la oferta con estas palabras:

“Si mi amistad con el presidente de Irán y el respeto que tengo por él vale algo, y si esta mujer le está creando problemas, la recibiremos aquí de buena gana”.

Sakineh Mohammadi Aschtiani tiene 43 años. Está en la cárcel desde 2005. En la primera parte del juicio, Sakineth fue sentenciada a recibir 99 latigazos, castigo que ya recibió. En la segunda instancia se le condenó por complicidad en el asesinato de su esposo.

Ella negó todos los cargos, pero después de torturas se declaró culpable.

 

El abogado

 

La televisión iraní emitió el pasado miércoles 11 un programa de televisión en el que la acusada reconocía haber mantenido relaciones con un primo de su marido. Su amante habría orquestado y ejecutado el asesinato.

Mohammed Mostafaei es el abogado de Ashtiani y, en buena parte, responsable de que el caso de su defendida haya traspasado las fronteras iraníes.

La furia del Poder Judicial fue inmediata y Mohammed Mostafaei se vio obligado a pedir asilo político en Noruega para huir de una orden de aprehensión en su contra. Desde ese país, Mostafaei denuncia las presiones sobre su defendida para declararse culpable.

Los hijos de Sajad han sido los más activos para salvar a su madre. Fueron ellos quienes sortearon innumerables dificultades y peligros para ponerse en contacto con Amnistía Internacional y grupos defensores de los derechos humanos.

Toda persona que ha apoyado a la acusada, ha sufrido persecuciones y arrestos injustificados y extrajudiciales. Por ejemplo, cuando no lograron capturar al abogado Mostafaei, entonces arrestaron a su esposa, al cuñado y al suegro. Al poco tiempo tuvieron que dejarlos en libertad, ya que no había delito que perseguir. El objetivo era intimidarlos.

 

Muerte lenta y dolorosa

 

Si se cumple la sentencia, Sakineh Mohammadi Aschtiani sería enterrada en un hoyo donde sólo su cabeza quedará fuera para ser apedreada hasta la muerte.

Amnistía Internacional (AI), que se opone terminantemente a la pena de muerte, sobre todo por métodos crueles y denigrantes, señaló en su página web que la lapidación en Irán está perfectamente estipulada y legalizada al detalle, incluso el tamaño de las piedras que deber herir y matar, pero lentamente.

La organización defensora de los derechos humanos ha documentado casos sobre muerte por lapidación en Irán. Además del caso de Sakineh Mohammadi Aschtiani, hay por lo menos diez personas a punto de ser lapidadas, tanto hombres como mujeres.

AI señala que los países donde se aplica la pena de muerte por lapidación son Afganistán (la semana pasada una pareja murió así), Pakistán, Somalia, el norte de Nigeria, Irán y la provincia de Ache en Indonesia.

Los casos en Irán son más fáciles de documentar porque están dentro de su marco legal. En cambio en Somalia, donde no hay un Estado y existen zonas en guerra o aisladas, es muy difícil obtener información.

La gran preocupación de Amnistía Internacional es que las ejecuciones en Irán (que comúnmente son públicas) se aceleren y se hagan de manera clandestina para evitar las protestas y la presión internacional.

AI denuncia en su pagina web que sólo en Irán fueron ejecutadas más de 388 personas durante 2009, 14 de ellas públicamente y al menos una mediante lapidación. Cinco de estas personas ejecutadas lo fueron por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años.

En tanto, al menos siete mujeres y tres hombres siguen actualmente en riesgo de ser lapidados en cualquier momento, y más de 135 jóvenes podrían ser ejecutados por delitos supuestamente cometidos siendo menores de edad.

Los cálculos de Amnistía Internacional detallan que desde 2002, al menos seis personas han muerto lapidadas en Irán bajo la acusación de haber cometido “adulterio”.

Y, según la organización defensora de los derechos humanos Human Rights, a finales de 2008 se reanudaron las lapidaciones en Irán. A los condenados no se les dice qué día serán ejecutados, sino hasta el último momento. En ocasiones tampoco se informa a los abogados con 48 horas de antelación, como exige la legislación iraní.

 

Lula, la última esperanza

 

La oferta de asilo político del presidente Lula detuvo por algún tiempo la sentencia de Sakineh Mohammadi Aschtiani, en lo que el gobierno iraní la evaluaba.

La buena relación del gobierno de Brasil con el de Irán significó una verdadera esperanza para Sakineh y su familia. Y es que Brasil es uno de los pocos países que no se han sumado a las sanciones internacionales organizadas por Washington en contra de Irán, y ambos países tienen muy buenas relaciones comerciales y tecnológicas en materia de producción de energía nuclear.

Aun así, la propuesta de Lula no fue hecha pública en la prensa iraní.

El 3  de agosto del 2010, el vocero del Ministerio de Relaciones exteriores de Irán, Ramin Mehmanparast, dijo: “Lula tiene un temperamento muy humano y emotivo y probablemente no ha recibido informaciones suficientes sobre este caso".

Esas palabras fueron una mala señal y con ellas empezó un bordado de afirmaciones barrocas y desmentidos diplomáticos.

Brasil pidió formalmente la extradición de la acusada por boca del mismísimo presidente Lula Da Silva, pero Irán le negó la salida argumentando que la solicitud no se hizo por escrito.

En este punto se empantanaron las negociaciones.

El pasado lunes 16, el presidente de Irán,  Mahmud Ahmadinejad, hizo una declaración ante las cámaras de televisión de su país.

"Creo que no existe necesidad de crear problemas al presidente Lula y de llevarla a Brasil", dijo Ahmadinejad, quién afirmó que había consultado el caso con el poder judicial.

"Yo he hablado con el jefe del judiciario y él tampoco concuerda con el proyecto de Brasil", sentenció.

El presidente de la república islámica terminó su mensaje con una frase lapidaria: “Sakineh no irá a Brasil. La cosa será resuelta".

 

cvb

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