Italia: la muerte de un alcalde antimafia

martes, 14 de septiembre de 2010 · 01:00

SALERNO, Italia, 10 de septiembre (apro).- La mañana del viernes 10 de septiembre miles de personas esperaban pacientes a que pasara el ataúd de Angelo Vassallo, el alcalde de Pollica, un pueblo de la provincia de Salerno a orillas del Mediterráneo que dista unos 160 kilómetros de Nápoles.

Una fila inmensa que iba de la calle principal hasta la iglesia dell’Annunziata que desemboca al mar, donde se llevaría el funeral, se fue reuniendo poco a poco para despedir al hombre que desde el 2005 los representaba y que el domingo 5 de septiembre fue asesinado de 9 balazos de nueve milímetros cuando circulaba dentro de su carro. Eran las 10:15 de la noche cuando la vida de Vassallo se detuvo. Tenía 57 años de edad.

Lo llamaban el “acalde pescador”, porque precisamente también, algunas veces antes de empezar sus labores de funcionario público, acostumbraba subirse a su barca estacionada en el puerto de Acciaroli y, al alba, adentrarse en el mar Tirreno para probar fortuna. La pesca lo apasionaba.

Su familia cuenta que cuando Angelo no estaba contento con las cosas que pasaban en su pueblo, esta actividad la repetía más constantemente, como ese último domingo de su vida, cuando muy temprano salió a pescar. Ese día regresó a casa con un pez de tres kilos.

Sin embargo, el hecho que le gustara pescar no es el más representativo de este hombre. En Pollica, su pueblo, era reconocido como alguien honesto, que no se detenía contra cualquier forma de ilegalidad. Era un alcalde antimafia, enfrentado a la Camorra, la organización del crimen organizado de la región La Campania.

“Era un hombre bien plantado en el terreno de la legalidad, caminaba de frente sin jamás aceptar compromisos ni recomendaciones. Tampoco permitía inversiones en su pueblo con capitales dudosos”, señala Franco Roberti, procurador jefe de la Procuraduría de Vallo de la Lucania, quien conocía personalmente a Vassallo.

Las historias que giran en torno a él ejemplifican su personalidad. Lo mismo podía abofetear a jóvenes sospechosos de repartir droga, que negarse a los planes empresariales de la Camorra.

Entrevistas con miembros de su familia dan cuenta que en los últimos días el “alcalde pescador” no estaba contento. Le molestaba sentirse solo en algunas de sus luchas; lo atormentaba el silencio de alguno de sus colegas, de algunos otros funcionarios del Cilento, la zona a la que pertenece también Pollica.

Amante verdadero del mar, se hizo el propósito de limpiar las aguas de su zona; y como una de sus primeras acciones, arregló y echó a andar el depurador de agua que ya existía pero que estaba detenido. En poco tiempo logró que la asociación ambiental Legambiente otorgara a la zona las 5 banderas azules que certifican que el agua es limpia y segura para nadar y para pescar.

Esa era también su bandera, la de ambientalista; y Vassallo lo demostraba más allá de las palabras. Le preocupaba el ambiente en toda su expresión, lo mismo se batía contra la contaminación visual, que por la contaminación ambiental.

Por eso había logrado reelegirse en su propia tierra, la región de Campania, donde la Camorra se ha dedicado por años a contaminarla, ya sea con basura enterrada en zonas prohibidas o con construcciones abusivas que dañan también el ambiente.

Desde que mataron a Vassallo, la Procuraduría Vallo de la Lucania sigue varias pistas. Una de ellas: un inmueble en el puerto con valor de 200 mil euros y que algunos estaban interesados en adquirir. Vassallo había logrado detener la compra, pues opinaba que los negocios de los interesados no eran transparentes.

En un artículo del periódico La República, el escritor Roberto Saviano, quien documentó las diversas operaciones de la Camorra en su libro Gomorra, señala que el clan de los Casalesi por años ha estado interesado en los puertos del Cilento, considerado uno de los lugares más hermosos de Italia.

A casi una semana de distancia aún no hay culpables por el asesinato de Angelo Vassallo.

El viernes 10, cinco días después del asesinato, en punto de las 10:30 de la mañana todos en Pollica guardaron un minuto de silencio.

Prácticamente todo el pueblo estaba ahí, indignado, triste, consternado bajo una tenue lluvia que no paraba; pero ni el agua ni el viento hicieron que los pobladores del Cilento se alejaran para despedir a su gobernante.

No se veían tantas flores, una que otra, pues su familia pidió que en lugar de flores, el dinero se recolectara para donarlo a alguien que de verdad lo necesitara. Quisieron ser congruentes con la ideología del alcalde ecologista.

El rito fúnebre comenzó con una misa que se tuvo que hacer a las puertas de la iglesia por la cantidad de gente que estaba concentrada.

“Sean centinelas, tengan los ojos bien abiertos sobre todo aquello que los rodea; no se emocionen con las ganas de hacer grandes negocios, sobre todo con las sumas de dinero de dudosa procedencia”, dijo monseñor Rocco Favale, obispo del Vallo de la Lucania, y deseó en voz alta, que los culpables del asesinato no estuvieran mezclados con la población que fue a despedir a Vassallo.

En el puerto de Acciaroli, el obispo hizo un llamado a sus habitantes a continuar con la lucha del alcalde asesinado.

“No se dejen deslumbrar por las prospectivas de los negocios de oro; el dinero no lo es todo en la vida. Luchen con valor y esfuerzo por aquello que sus antepasados les han dejado y que ustedes han adquirido. Quédense ustedes como los verdaderos dueños del Cilento… Les pido que protejan a sus hijos y a sus nietos enseñándoles a amar este territorio, ustedes deben ser los guardianes del Cilento. Tengan el valor de contentarse con lo poco, pues hacerse de mucho velozmente hace que uno pierda la belleza y el gusto por vivir. Las ganancias ilícitas nos convierte en miopes y nos embrutece el ánimo”, gritaba animado el obispo.

“Estos sicarios son la demostración práctica del embrutecimiento de su dignidad humana”, concluyó su discurso monseñor Favale ante políticos y funcionarios de todos los partidos que llegaron hasta Pollica a honrar la memoria de Vassallo

Este alcalde había también logrado convertir a Pollica en una ciudad empeñada en la defensa de los productos del territorio, conocido también como “Slow Food”, es decir, la producción y consumo de los alimentos que se dan en un territorio determinado.

Vassallo era, al momento de su muerte, vicepresidente de “Ciudad Slow”, que no sólo tiene que ver con el cuidado de los productos, sino con la buena administración y la preocupación de sus habitantes, un verdadero círculo virtuoso.

Fue él quien logró que la dieta mediterránea fuera reconocida por la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad.

Mario Martone, director italiano que filmó su más reciente película, Nosotros creíamos, justo allí en Pollica como un verdadero paraíso para los vacacionistas, señaló en entrevistas televisivas luego de la fatídica noticia, que Vassallo era, en síntesis, un administrador con fantasía.

“Cuando yo fui a Pollica a filmar, él (Vassallo) me regaló un cenicero portátil; era el tipo de regalos que él hacía. Impuso en su pueblo multas por 500 euros a quien tirara las cenizas en el suelo, cuando era casi obvio que no pudiera controlarse del todo, pero al menos daba el mensaje fuerte y claro, y la gente respetaba sus iniciativas”, comentó Martone.

Varias organizaciones civiles empeñadas en la legalidad, en la defensa del ambiente y del territorio se hicieron presentes en el funeral. Ahí estaban representantes de Libera, Legambiente, Slow Food, Avviso Pubblico, entre otras.

Pierpaolo Romani, de la asociación por la legalidad Avviso Pubblico, señaló la importancia de no dejar espacio al miedo porque es éste el primer freno a la lucha contra las mafias.

Por su parte, don Luigi Ciotti, fundador y presidente de Libera, señaló que lo que sigue es trabajar con más determinación contra las mafias: “Angelo no se espera de nosotros palabras, no fue por esto que murió. Amaba su trabajo, no su imagen; y éste, su trabajo, es lo que nos deja como herencia”.

 

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