Scotland Yard desactiva atentando contra el Papa Benedicto XVI

viernes, 17 de septiembre de 2010 · 01:00

LONDRES., 17 de septiembre (apro).- Cuando el papa Benedicto XVI fue informado en la madrugada del viernes 17 de septiembre en Londres sobre la detención de cinco argelinos que habían planeado un atentado contra su vida, el Pontífice llamó de inmediato a sus asesores más cercanos, para evaluar si había necesidad de suspender el meticuloso programa oficial por la visita de Estado de cuatro días a Gran Bretaña, el primer viaje de esas características de un Santo Padre en la historia del país.
El Papa, de 83 años, fue despertado de su lujosa habitación en la Nunciatura Papal en Wimbledon, en el sudoeste de la capital británica, por el mismo nuncio, el español Faustino Sainz Muñoz, quien le confirmó poco después de las seis de la mañana la noticia que había recibido minutos antes por la Unidad Antiterrorista de Scotland Yard.
Muñoz le comunicó a Benedicto XVI que la Policía Metropolitana había desbaratado en Londres un atentado contra su persona, tras arrestar a las 5:45 horas de ese día en pleno centro de la ciudad a cinco argelinos que trabajaban como barrenderos, en el marco de una "redada de seguridad antiterrorista".
Por la tarde, los agentes lograron detener a un sexto sospechoso, también de nacionalidad argelina.
El Pontífice se enteró que los detenidos, de entre 26 y 50 años de edad, habían sido contratados por la firma de limpieza Veolia Environmental Services para limpiar las calles del barrio de Westminster, que esa misma tarde él mismo atravesaría en su recorrido hacia el Palacio del Parlamento y la Abadía de Westminster.
El grupo planeaba un atentado en esa zona de la capital británica que hubiera puesto en peligro la vida de Benedicto XVI, y generado, en caso de haberse llevado a cabo, uno de los peores ataques en el país a una figura de alto perfil internacional.
Su vocero del Vaticano, el padre Federico Lombardi, trató de calmar la situación al afirmar ante los periodistas que se encontraban fuera de la Nunciatura en Wimbledon que el Pontífice estaba "tranquilo" a pesar del anuncio y que a pesar de los problemas "(el Papa) ha sido recibido una cálida bienvenida en cada lugar que visitó".
Lombardi incluso subrayó que Benedicto tomó la noticia con pesadumbre, pero sin temores, ya que en el pasado estuvo en Sarajevo, "un lugar potencialmente más peligroso que Gran Bretaña".
Lo cierto es que al ser informado sobre el desbaratado plan terrorista, el Papa le expresó a Scotland Yard "tener confianza total" en la Policía y en la habilidad de los agentes para lidiar con el complot, del cual hasta este viernes 17 se desconocían detalles específicos.
"La Policía ya dijo que no es necesario el cambio del programa", afirmó Lombardi a los periodistas que le preguntaban si semejante alerta afectaría el apretado programa de la visita papal, que incluirá el sábado una misa al aire libre en el Hyde Park de Londres y que culminará el domingo en Birmingham con la beatificación del cardenal John Newman.
La alerta por "amenazas terroristas" al Reino Unido no fue elevada como consecuencia de las detenciones, como tampoco se modificaron los planes de seguridad para la visita papal.
El actual nivel de amenazas al país es "severo", que significa que un atentado "es altamente probable".
Horas después de que la BBC y la cadena Sky dieran a conocer el desbaratado atentado terrorista, fuera de la Nunciatura Papal un centenar de fieles católicos expresaba preocupación por la seguridad del Sumo Pontífice, y oraba  en voz alta para que durante el viaje al Reino Unido el Papa no sufriera ataque alguno.
“Que no le pase nada, sería una tragedia enorme”, afirmaba a las cámaras de televisión la hermana Bárbara de la congregación de St. Ethelreda.
“Si lo lastiman, el mundo saldrá en su defensa”, decía por su parte un cura irlandés, quien había viajado especialmente desde Dublín para ver de cerca a su “ídolo”.
Un grupo de católicas provenientes de York, en el norte de Inglaterra, sacó incluso sus rosarios para rezar “por el bienestar” de Benedicto  XVI, quien para ese momento ya había partido raudo en una comitiva fuertemente vigilada hacia la St. Mary’s University de Twickenham, a pocos kilómetros de Wimbledon, donde sería luego recibido por unos 4.000 niños católicos.
La seguridad y visibilidad de la Policía armada era palpable y se sintió durante toda la jornada.
El Papa fue informado luego por Lombardi- mientras ambos se dirigían al Palacio de Lambeth para una reunión con el Arzobispo de Canterbury, el doctor Rowan Williams- que los sospechosos fueron detenidos en el depósito de Veolia en Chiltern Street, en el barrio de Paddington, y trasladados de inmediato a una comisaría de alta seguridad de Londres, donde eran interrogados por detectives que buscaban desentrañar la naturaleza del “complot papal”.
A través de un comunicado que dio a conocer un portavoz de la Policía Metropolitana desde su sede central de Scotland Yard, en el centro de Londres, se informó que los seis detenidos "son sospechosos de comisionar, preparar o instigar actos de terrorismo".
La polémica visita de Benedicto XVI a Gran Bretaña cuenta con fuertes medidas de seguridad y control, incluidos autos blindados en los que se trasladó el Papa --entre ellos el Papamóvil--, como también protección las 24 horas al día de oficiales armados.
Los operativos de seguridad papal le costarán al erario británico al menos 3 millones de dólares, un punto que ha generado muchas críticas por parte de la ciudadanía, entre ellos quienes se oponen totalmente a que el Estado deba pagar por los altos costos vinculados a la protección del Pontífice.
Las detenciones de este viernes 17 se produjeron después que los servicios secretos británicos MI5 alertaron que grupos de disidentes republicanos opuestos al control británico en Irlanda del Norte podrían tratar de atentar en Reino Unido, provocando un gran número de muertos.
El jefe del MI5, Jonathan Evans, destacó a través de un comunicado que los supuestos planes de Al Qaeda que tienen como objetivo Reino Unido "se originan cada vez más en Somalia y Yemen, en parte como resultado de la presión antiterrorista contra los líderes del grupo integrista en Pakistán".
Gran Bretaña fue blanco de un sangriento atentado suicida el 7 de julio de 2005, cuando cinco jóvenes islamistas británicos causaron la muerte de 52 personas y más de 700 heridos al detonar sus mochilas cargadas con explosivos en varios trenes y un autobús de la capital.
Éstos fueron los atentados más mortífero en Londres desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y los primeros ataques suicidas en Europa occidental, por los cuales asumió la responsabilidad el grupo Al-Qaeda.
El Papa estaba muy al tanto de estos datos cuando en la madrugada del viernes fue informado del desbaratado complot terrorista, y por ello dudó si alterar o no su programa oficial de actividades.
Su semblante tenso a la salida del medieval Westminster Hall, el histórico edificio del Parlamento donde habló por la tarde ante unos 2.000 invitados especiales --entre ellos los ex primeros ministros británicos Tony Blair, Gordon Brown, y Margaret Thatcher-- lo dejó entrever una creciente preocupación por su seguridad, que ahora se ha vuelto el tema central de su polémica visita al Reino Unido, ya salpicada por los escándalos de abusos sexuales a menores perpetrados por sacerdotes paidófilos.

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