Irak: Blair en el banquillo
LONDRES, 12 de enero (apro).- El exprimer ministro británico Tony Blair fue llamado nuevamente a comparecer en la llamada Investigación Chalcot para determinar si presionó a su fiscal general para que modificara el consejo oficial sobre la legalidad de la guerra de Irak en 2003.
Blair enfrentará por segunda vez el panel de cinco expertos que evalúa desde el año pasado las consecuencias de la guerra y posguerra en Irak.
Los integrantes de la investigación son el propio John Chilcot, el historiador y profesor británico Lawrence Freedman; el historiador Martin Gilbert; el exdiplomático Roderic Lyne, y la baronesa Usha Prashar, miembro del Comité parlamentario conjunto de Derechos Humanos.
Blair ya había declarado en enero de 2010, cuando se negó a pedir perdón por la decisión de invadir Irak y reiteró que volvería a derrocar al "monstruo" de Saddam Hussein si tuviera nuevamente la posibilidad.
El exjefe laborista dijo, además, que el régimen de Hussein presentaba una amenaza internacional "muy seria" que debía "ser resuelta a toda costa".
Sus declaraciones del año pasado provocaron la furia de ciudadanos, quienes en protestas públicas lo acusaron de ser un "mentiroso" y un "asesino sangriento".
La decisión de volver a llamarlo a declarar fue un duro golpe para Blair, quien esperaba que su comparecencia previa de seis horas desviara de una vez y para siempre la continua controversia en torno a la polémica guerra iraquí.
Sin embargo, el panel que preside el exfuncionario John Chilcot considera que existen "agujeros" importantes en las declaraciones del exprimer ministro, principalmente vinculados a los consejos legales dados por el entonces fiscal general, Peter Goldsmith.
Panel investigador
El panel de la investigación interrogará a Blair entre el 18 de enero y el 4 de febrero próximo acerca de si presionó a Goldsmith para que éste último cambiara de posición legal y diera su aprobación jurídica para que Gran Bretaña invadiera a Irak sin contravenir con la ONU y los organismos internacionales. En un principio, el fiscal general británico había considerado que una invasión a Irak era ilegal, pero misteriosamente cambió de parecer pocos días antes de la campaña militar lanzada conjuntamente entre el Reino Unido y Estados Unidos.
Blair ha negado influenciar al lord Goldsmith, pero documentos desclasificados revelaron que increpó al fiscal general por su posición inicial sobre la invasión, que se llevó a cabo sin una nueva resolución de Naciones Unidas.
El primer ministro británico también será interrogado por el panel de Chilcot acerca de una supuesta garantía que le dio al entonces presidente estadunidense, George W. Bush, acerca de que Gran Bretaña apoyaría a toda costa una invasión iraquí, sin importar si se encontraban o no armas de destrucción masiva en poder de Hussein o si se debatía el tiempo necesario el asunto en la Cámara de los Comunes en Londres.
El panel preguntará a Blair qué dijo exactamente en la cena privada que mantuvo con Bush en abril de 2002 en la casa de campo del presidente estadunidense en Crawford, Texas, exactamente 11 meses antes de la invasión.
Christopher Meyer, embajador británico en Washington en ese momento, afirmó públicamente que durante la cena "se selló un acuerdo de sangre". Blair rechazó esa acusación, y fue apoyado por Jonathan Powell, su jefe de personal, y por sir David Manning, su consejero de Políticas de Exterior.
A la investigación Chilcot también fue llamado a declarar Glodsmith, quien probablemente comparecerá a fines de enero y principios de febrero.
Otros testigos que volvieron a ser llamados para comparecer son el excanciller Jack Straw; el actual secretario del Gabinete, el exjefe de personal de Defensa el lord John Bryce, y sir Stephen Wall, exconsejero de Blair para temas europeos.
También darán evidencia John Williams, jefe de comunicaciones del Foreign Office (cancillería británica) previo a la guerra de Irak, quien estuvo vinculado con los primeros borradores del infame dossier de septiembre de 2002, que sugirió que Irak podía desplegar armas de destrucción masiva en 45 minutos.
Dicha idea, que finalmente fue falsa, sirvió como justificación pública para que Blair decidiera invadir Irak en marzo de 2003.
El doctor Brian Jones, un miembro de alto rango del Servicio de Inteligencia británico que expresó preocupaciones por el dossier de los 45 minutos, proveerá de evidencia por escrito ante el panel investigador.
Sin embargo, no volverá a declarar el exprimer ministro británico Gordon Brown, quien dio evidencia en marzo cuando justificó su posición de entonces como ministro de Finanzas durante la invasión a Irak, al indicar que autorizó económicamente ese accionar.
John Chilcot sostuvo que, al repasar toda la evidencia, "quedó claro que existe la necesidad de volver a llamar a testigos".
"Estoy determinado a que los testigos que vuelvan a declarar lo hagan en público", subrayó, al referirse a un pedido de organismos de derechos humanos y civiles y de familiares de soldados británicos muertos en la guerra, quienes exigieron que las comparecencias sean públicas y abiertas.
El centro de las miradas
Aunque el tema de Irak es menos controvertido ahora que cuando el Laborismo estaba en el poder, el llamado para que Blair vuelva a comparecer implicará una fuerte presencia policial y de seguridad en los alrededores del Centro de Conferencias Queen Elizabeth II, donde se llevan a cabo las audiencias.
En tanto, cientos de manifestantes anti-guerra afirmaron que protestarán fuera del lugar, luego que el sitio de internet WikiLeaks reveló el mes pasado que el gobierno de Gordon Brown prometió en secreto que limitaría la extensión de la investigación Chilcot para evitar un daño grave en las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
Lindsey German, presidenta del grupo Stop The War Coalition (Coalición para Detener la Guerra), afirmó que Blair enfrentará protestas masivas cuando comparezca ante el panel Chilcot.
"Espero que esta vez Chilcot tome una postura más dura contra Blair y que su comparecencia forme parte de las bases legales para que sea acusado, esperemos que en una corte", agregó.
Durante las audiencias sólo se permitirá el ingreso de 60 personas, un tercio de ellas que serán familiares de soldados británicos caídos en la guerra iraquí.
La investigación Chilcot, que desde su inicio el 24 de noviembre de 2009 ha interrogado a exministros, comandantes militares, funcionarios del gobierno y diplomáticos, viajó del 26 de septiembre al 1 de octubre pasado a Irak para entrevistarse con políticos y oficiales locales.
Chilcot sostuvo que la conclusión de su investigación no se publicará antes de marzo, y agregó que dará "un panorama completo, franco y sin remilgos" sobre los errores de la guerra de Irak. "Nosotros somos independientes del gobierno y no dudaremos a la hora de criticar si hallamos o concluimos que se cometieron errores. Estamos determinados a producir un reporte que sea útil para futuros gobiernos", añadió.
La guerra de Irak, conocida en Estados Unidos como la "Operación Libertad Iraquí", fue un conflicto bélico del 20 de marzo de 2003 al 19 de agosto de 2010, que llevó a la rápida derrota de las fuerzas iraquíes, el derrocamiento del presidente Sadam Husein, su captura en diciembre de 2003 y su ejecución en diciembre de 2006.
La coalición dirigida por Estados Unidos en el Irak ocupado trató de establecer un nuevo gobierno democrático. Sin embargo, poco después de la invasión inicial, la violencia contra las fuerzas de la coalición y entre los diversos grupos étnicos dio lugar a una guerra asimétrica con la insurgencia iraquí, la guerra civil entre sunitas y chiítas iraquíes, y las operaciones de Al-Qaeda en Irak.
Se estima que el número de personas muertas durante el conflicto bélico fluctúa entre más de 150 mil y más de un millón, según diversas fuentes. El costo financiero de la guerra ha sido estimado en más de 4 mil 500 millones de libras esterlinas (9 mil millones de dólares) para el Reino Unido, y más de 845 mil millones de dólares para Estados Unidos, con el costo total para la economía de éste último, estimada de 3 a 5 billones de dólares.
Algunas de las naciones que integraron la coalición comenzaron a retirar sus fuerzas como consecuencia de una opinión pública desfavorable y el progresivo aumento de efectivos iraquíes para asumir la responsabilidad de la seguridad.
Blair, quien fue denunciado recientemente por supuesto enriquecimiento desproporcionado desde que abandonó el gobierno el 27 de junio de 2007, quedará nuevamente en el banquillo de los acusados y en centro de las miradas internacionales por su papel en la polémica invasión a Irak, el talón de Aquiles que finalmente lo hizo caer del poder tras 10 años en Downing Street.