Los temores de Assange
LONDRES, 15 de enero (apro).- Julian Assange, el fundador del sitio Wikileaks, que desde noviembre pasado ha publicado miles de documentos secretos del Departamento de Estado de Estados Unidos, teme ahora ser víctima de la pena de muerte en ese país si es extraditado a Suecia, donde enfrenta un proceso legal por supuestos abusos sexuales a dos mujeres, de 26 y 31 años, respectivamente.
La defensa legal de Assange informó el pasado martes 11, en Londres, que existe un “riesgo real” de que el australiano de 39 años termine en la prisión estadounidense de Guantánamo o sea víctima de la pena capital en Estados Unidos, debido al “odio y persecución” que existe en Washington contra el activista.
En Estados Unidos, Assange “corre un serio peligro de ser confinado y torturado como los reclusos de la prisión de Guantánamo y luego ejecutado”, afirmó la defensa en documentos que los abogados defensores publicaron en el sitio de Internet Finers Stephens Innocent, y que presentarán el mes próximo en la corte de Woolwich (sureste de Londres) durante las audiencias contra la extradición de su cliente a Suecia.
Gran Bretaña, como el resto de los países de la Unión Europea, condena la pena de muerte y suele rechazar pedidos de extradición cuando ésta pone en peligro la vida de la persona juzgada.
“Es bien conocido que figuras prominentes en Estados Unidos han declarado abiertamente que Assange debe ser ejecutado”, dijeron los abogados, en alusión a las declaraciones de la republicana Sarah Palin, entre otros.
Assange compareció el pasado martes 11 durante 12 minutos en una audiencia preliminar en dicho tribunal de Woolwich, ubicado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, durante la cual sólo se remitió a confirmar su nombre, edad y domicilio.
El juez distrital Nicholas Evans, quien estuvo a cargo de la audiencia, confirmó que el proceso legal de extradición se llevará a cabo el 7 y 8 de febrero, cuando ambas partes del caso deberán presentar sus alegatos, y cuando la corte determinará si Assange será extraditado o no a Suecia por delitos sexuales.
Afuera del edificio de la corte, cientos de periodistas, fotógrafos, camarógrafos y simpatizantes de Assange, entre ellos la activista de derechos humanos Bianca Jagger y la millonaria Jemima Khan, se congregaron para seguir el caso. Muchos vitorearon al australiano cuando salió del tribunal.
Assange dijo ante los presentes que pasa “por el momento más duro” de su vida, aunque aclaró que su trabajo en el sitio de filtraciones “se mantiene inquebrantable”.
Además, manifestó estar “contento” con la decisión de la corte, en un proceso judicial que podría demorarse durante meses en caso de que la defensa decida apelar a la sentencia final. “Estamos contentos con la decisión de hoy”, declaró Assange, en medio del ajetreo de sus seguidores.
“Nuestro trabajo con WikiLeaks sigue inquebrantable. Vamos a acelerar la publicación de los cablegates y de otros materiales. Próximamente aparecerán con la ayuda de nuestros periódicos asociados”, agregó, en relación a los miles de documentos diplomáticos secretos de Estados Unidos que comprometieron a gobiernos y organizaciones en todo el mundo.
La publicación de los documentos puso en aprietos a la diplomacia estadounidense, ya que muchos textos tienen expresiones críticas, en varios casos despectivas, sobre muchos gobernantes, algunos no alineados con Washington, pero otros aliados estrechos. Unos son definidos como incapaces, otros como vanidosos o soberbios, y en algunos casos se deslizan hipótesis de supuestas enfermedades mentales. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, se vio obligada a comunicarse con decenas de gobernantes, dar explicaciones y en muchos casos pedir disculpas.
Empresas estadunidenses lanzaron acciones hostiles contra WikiLeaks al compás del enojo gubernamental por sus publicaciones, y le cortaron la recepción y circulación de fondos, como hicieron bancos con las tarjetas de crédito. También el gobierno francés está impulsando que WikiLeaks no pueda tener soporte para estar en línea en ese país, aunque las autoridades niegan que se trate de un acto de censura.
Por su parte, Geoffrey Robertson, uno de los abogados defensores de Assange, sostuvo fuera del tribunal que el equipo legal del creador de Wikileaks “está listo” para enfrentar la causa, caratulada como “Assange vs Suecia”.
“Proceso secreto”
En los papeles legales que adelantó el martes 11 la defensa, se indicó que una extradición de Assange pedida por Estocolmo podría violar el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe la tortura y los malos tratos.
“Denunciamos que existe un alto riesgo de que, si nuestro cliente es extraditado a Suecia, Estados Unidos buscará su extradición o rendición ilegal a Estados Unidos, donde existe el riesgo de que sea detenido en la Bahía de Guantánamo o en otro sitio, en condiciones que violarían el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos”, destacó el documento, sugiriendo que Assange no sólo podría ser apresado por las fuerzas estadunidenses, sino también torturado.
“De hecho, si el señor Assange es entregado a Estados Unidos (por Gran Bretaña o Suecia) sin las garantías acerca de que una pena de muerte no será aplicada, existe el riesgo real de que quede sujeto a la pena capital”, agregó el documento.
La defensa también cuestionó a la fiscal de Gotemburgo (centro de Suecia), Marianne Ny, por el pedido de arresto del australiano y por haber modificado la carátula de la causa “en un proceso secreto”.
En los documentos publicados en el sitio Finers Stephens Innocent, los abogados defensores indicaron que la Procuraduría Pública de Gotemburgo obró erróneamente al pedir el 18 de noviembre pasado la captura del fundador de Wikileaks, ya que ésta sólo puede ser solicitada por la Policía Nacional sueca.
Según estos documentos, Assange es un testigo “que coopera”, y agregaron que el australiano ya había sido interrogado ampliamente en Suecia. De acuerdo con la defensa, su cliente puede ser interrogado en Gran Bretaña a través de entrevistas telefónicas o por video, sin la necesidad de ser extraditado a Suecia.
También criticó la investigación en Suecia al indicar que es "contraria a la ley” de ese país, debido a que nombró a Assange ante los medios de prensa como sospechoso de violación, en lugar de mantener en secreto su identidad.
Luego de que la fiscal sueca Eva Finne anunció que un fiscal de Estocolmo consideró a Assange inocente del delito de violación, hubo “un proceso secreto” que resultó en que las acusaciones por abusos sexuales fueron “reavivadas” por la nueva fiscal Ny, según los documentos.
Este proceso secreto "violó de forma flagrante" los derechos humanos de Assange, agregaron los textos de la defensa, en los que además acusaron a las autoridades suecas de haber filtrado documentos legales a la prensa.
“Pesquisas irregulares”
En la audiencia del martes 11, el juez Evans confirmó que para las comparecencias del mes próximo en Londres, el fundador de Wikileaks podrá residir en el Frontline Club de Paddington (oeste de la capital británica), y de esa forma evitar que realice un viaje más largo, de cerca de cuatro horas, a Belmarsh, desde la mansión de campo de Norfolk, donde cumple su libertad condicional.
El Frontline Club, un selecto club de periodistas, es propiedad del aristócrata inglés Vaughan Smith, dueño de la casa donde Assange reside desde que fue puesto en libertad bajo fianza.
A principios de enero el gobierno de Estados Unidos instó al sitio de microblogging Twitter a entregar detalles privados de personas relacionadas con WikiLeaks, incluidos los de Assange, y del hacker holandés Rop Gonggrijp.
Ese pedido incluyó además a la legisladora de Islandia Birgitta Jónsdóttir, quien anunció que promoverá acciones judiciales para defenderse, al sostener que el Departamento de Justicia de Estados Unidos pidió información también a Google, Facebook y Skype, lo que a su juicio es una violación de la constitución estadounidense, que prohíbe en su Cuarta Enmienda las pesquisas irregulares por parte del gobierno.
Los pedidos sobre los mensajes privados son justificados en una indagación por supuesto espionaje contra Assange, por haber difundido documentos diplomáticos estadunidenses, pero se discute si en verdad todas las acciones contra Wikileaks representan un intento por cercenar la libertad de expresión.
Las audiencias en Londres coinciden con crecientes especulaciones de la prensa de Estados Unidos acerca de que un gran jurado en ese país está investigando al australiano y a otras personas por espionaje, y considera presentar acusaciones por delitos que se sancionan con duras penas.
Assange fue arrestado el 6 de diciembre pasado por agentes de Scotland Yard, tras el pedido de captura europeo pedido por Suecia tras acusaciones de abusos sexuales. Sin embargo, fue puesto en libertad bajo fianza por el Alto Tribunal de Londres el 16 de diciembre, después de que pagó unos 312 mil dólares por su liberación y luego de haber pasado nueve días en la prisión de Wandsworth, en el sureste de la capital británica, que sus abogados calificaron como "Dickensiana" y "victoriana" por sus celdas oscuras y estrictas condiciones.
Como parte de su libertad condicional, el fundador de Wikileaks debe permanecer en una lujosa mansión de campo –ubicada en la frontera de los condados de Norfolk ySuffolk--, propiedad de su amigo y periodista Vaughan Smith.
Fue obligado a entregar su pasaporte, llevar un brazalete electrónico y todos los días debe presentarse ante una comisaría local, acatando una “hora de queda”, de 10 a 14 y de 22 a 2 de la madrugada, que sin embargo no le ha impedido continuar en estrecho contacto con sus simpatizantes y dar entrevistas a la prensa internacional a cambio de dinero.
El experto en informática comenzó la jornada de su audiencia con una entrevista telefónica a la emisora radial francesa RadioFrance, durante la cual calificó de “situación orwelliana” su vida en una mansión del siglo XVIII.
“Estoy acostumbrado a este tipo de presión, pero ésta es quizá la situación más dramática de mi vida. Es peor que estar en la cárcel. Es como un cinturón de castidad, porque mina la integridad física de la persona”, dijo Assange.
Y en otras dos entrevistas, con los periódicos suizos Tribuna de Ginebra y 24 Heures, Assange afirmó que podría pedir asilo a Suiza o Australia, y agregó que Wikileaks ha perdido más de 620 mil dólares por semana desde que publicó miles de documentos secretos de Estados Unidos.
El australiano no sólo se prepara para las audiencias de febrero, sino que también espera por la publicación ese mes de su libro sobre el fenómeno del sitio de filtraciones, titulado WikiLeaks: inside Julian Assange's war on secrecy, que será publicado por la editorial Guardian Books, del periódico The Guardian, asociado con Wikileaks.
El libro autobiográfico será editado en abril próximo en España y América Latina por la editorial Randon House Mondadori, que adquirió los derechos de la edición en español a la empresa británica Canongate.
“Confío en que este libro se convierta en uno de los documentos que definan a nuestra generación. En esta obra muy personal explico nuestro esfuerzo global para forzar una nueva relación entre la gente y sus gobiernos”, declaró Assange a fines de diciembre, cuando firmó el acuerdo editorial.
Assange recibirá más de un millón de euros. Declaró que los destinará a los costos de su defensa. En el libro, el australiano “explica la filosofía que inspira a su organización --extraterritorial y revolucionaria--, y a partir de su vida nos ofrece la extraordinaria visión de un hombre temperamental que nos ha obligado a repensar radicalmente cuestiones fundamentales como la transparencia, la democracia o el poder”, precisó Randon House Mondadori.