Londres: El complot terrorista

jueves, 6 de enero de 2011 · 01:00

LONDRES, 31 de diciembre (apro).- Un grupo de nueve atacantes islámicos planeó en detalle detonar la icónica torre del Big Ben y la medieval Abadía de Westminster, como parte de un elaborado atentado terrorista previo a la Navidad que, en caso de haberse concretado, habría provocado la muerte en masa de personas y el caos en Londres.

De acuerdo con la Corte de primera instancia de Westminster, en el centro de la ciudad, los integrantes de la banda, de edades comprendidas entre 19 y 28 años, llevaron a cabo misiones de reconocimiento antes de decidir los posibles blancos de ataque.

La policía británica confirmó que halló una lista con seis sitios para ser atacados, incluida la sede de la Bolsa de Londres, la oficina del alcalde Boris Johnson y la embajada de Estados Unidos en la capital inglesa.

La lista también incluía la torre de Big Ben, la Abadía de Westminster, la Noria de Londres (London Eye) y la Iglesia de la Cientología.

Durante las redadas antiterroristas, que se llevaron a cabo el 20 de diciembre, los detectives hallaron, además, libros y panfletos de Al-Qaeda, entre ellos, instrucciones acerca de cómo armar bombas y explosivos.

Los sospechosos, que fueron arrestados en Cardff, Londres y Stoke-on-Trent, fueron acusados el domingo 26 de diciembre por delitos de conspiración para causar explosiones y actos de terrorismo.

El fiscal Piers Arnold, a cargo de la acusación, afirmó ante el estrado que la lista de sitios para ser atacados fue identificada por la policía durante la redada.

"Se halló una nota escrita a mano cerca de una computadora con seis contactos. Incluían nombre, dirección completa y códigos postales", agregó.

Entre los detalles se encontraban las direcciones del Deán de St. Pauls y las de dos rabinos en sinagogas inglesas.

 

Misión de reconocimiento

El grupo realizó una misión de reconocimiento desde Trafalgar Square, atravesando Whitehall hasta el Westminster Bridge, una de las zonas turísticas más visitadas de Londres, donde estudiaron detenidamente la torre del Big Ben. Uno de los miembros de la banda, incluso, apuntó un teléfono celular en dirección al reloj de la torre, según explicó Arnold, para testear la efectividad del plan.

También “pasearon” por los alrededores de la medieval Abadía de Westminster, de las Casas del Parlamento, y de la Noria de Londres, antes de examinar de cerca el edificio de la Iglesia de la Cientología, cerca del puente de Blackfriars, sitio que los integrantes observaron por varios minutos.

El viaje de reconocimiento finalizó con un almuerzo en un restaurante McDonald’s del centro de Londres, según pudo conocerse en la Corte, donde por primera vez se dieron detalles del complot.

Los allanamientos policiales descubrieron, además, dos artículos de la revista extremista financiada por Al-Qaeda Inspire, que es publicada en inglés en Yemen y que tiene como potenciales lectores a la audiencia occidental islámica más radical.

Uno de los artículos, titulado “Cómo crear bombas caseras en la cocina de tu madre”, daba instrucciones para la creación de explosivos de alto alcance, mientras que la segunda nota estaba encabezada “Qué esperar de la jihad” y “Consejos para nuestros hermanos en Estados Unidos”, con información sobre la llamada “guerra santa”, ataques suicidas y razones para “inmolarse” en nombre de Alá.

Otro panfleto hallado por la policía estaba titulado “39 Maneras”, y contenía información para asistir a personas “a servir y participar en la guerra santa”.

Anwar Al-Awlaki, el clérigo extremista yemení cuyas enseñanzas tienen como objetivo apoyar e incentivar la violencia radical contra el Occidente, fue la inspiración para el complot terrorista frustrado en Londres.

Según informó la corte británica en su audiencia del 26 pasado, entre el 1 de octubre y el 20 de diciembre pasados, los miembros del grupo descargaron del internet gran cantidad de información extremista, discutieron actos de terrorismo en Londres y testearon explosivos “mientras conspiraban de forma maliciosa e ilegal” para “amenazar la vida de cientos de personas” con una o más explosiones.

 

Los sospechosos

Los primeros acusados en comparecer ante el juez de primera instancia de la Corte de Westminster (centro de Londres) Howard Riddle fueron Mohammed Chowdhury, de 20 años, y Shah Rahman, de 28, ambos con residencia en el este de Londres.

Chowdhury, quien vestía una chaqueta con gorro blanco, fue el primero en confirmar su fecha de nacimiento y domicilio, y entró al banquillo de los acusados con una sonrisa desafiante. Ninguno de los dos dijo lamentar el fallido plan terrorista.

Luego declararon Omar Latif, de 26 años; Abdul Miah, de 24, y Gurukanth Desai, de 28, quienes también se mostraron desafiantes ante el magistrado inglés. Todos ellos dieron como residencia Cardiff, la capital de Gales.

Durante la audiencia, Miah, cuya esposa espera un bebé para abril, admitió que es hermano de Desai, un hecho que tanto el juez como la Policía desconocían hasta ese momento.

Los últimos cuatro sospechosos en comparecer vivían todos en la ciudad inglesa de Stoke-on-Trent. Ellos fueron Usman Khan, de 19 años; Nazam Hussain, de 25; y Mohibur Rahman y Abul Shahjahan, ambos de 26.

Los nueve sospechosos, todos de oriundos de Bangladesh, seguirán detenidos en una comisaría de alta seguridad de Londres, y deberán comparecer ante la corte londinense de Old Bailey el próximo 14 de enero, cuando se iniciará la presentación de la defensa.

El operativo policial antiterrorista, que fue liderado por la Unidad contra el Terrorismo de la Policía del West Midlands y que tuvo el apoyo de Scotland Yard, también había arrestado a otras tres personas, dos en Cardiff y una en Londres, aunque ellas fueron liberadas sin cargos en su contra.

Sue Hemming, jefa de la División Antiterrorista del Servicio de la Procuraduría de la Corona británica, afirmó en un comunicado emitido el pasado 26 de diciembre: “He analizado la evidencia que presentó la Policía de West Midlands y estamos convencidos que es suficiente para condenar a estos hombres, un hecho que estará en el bienestar de la población.”

 

Alerta naranja

El hecho ocurre cuando Gran Bretaña permanece en su nivel de alerta naranja por temor severo a atentados terroristas, cinco años después de los sangrientos ataques suicidas a la red del transporte de Londres, que terminaron con la vida de 56 personas, entre ellos los cuatro atacantes.

Los atentados suicidas del 7 de julio de 2005, los más graves en la historia del país, provocaron, además, más de 700 heridos, luego que los suicidas detonaron sus mochilas cargadas con explosivos en tres vagones del metro de la ciudad, y en un autobús que transitaba el barrio de Russell Square, a pocos metros del Museo Británico.

Desde entonces, el país ha sido blanco de varios atentados fallidos de terrorismo, y las autoridades sostienen que será “una cuestión de tiempo” antes que Gran Bretaña vuelva a sufrir un ataque de extremistas por su apoyo logístico y militar a Estados Unidos, tanto en Irak como Afganistán.

 

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